Capitulo 26

5 1 0
                                    

Si él jamás se equivoca ¿cómo es que yo,puedo recordar a través de los sueños?

-Vengan, les mostraré el lugar y donde podrán instalarse.
Caminamos. No había sentido tanto coraje.
-Como podrán observar, los practicantes son quienes llevan acabo los experimentos, lo pragmáticos están encargados de hacer las fórmulas y ver que estás funcionen. Para ustedes será más sencillo, ya que han estudiado todo esto, si hay una falla, estoy seguro que ustedes la hallarán. -dice el Principal confiado.
Este lugar es enorme, un tanto más grande que la gran biblioteca, todos están de blanco, a excepción de nosotros dos y los otros cuatro que trabajan aquí. Todos sus equipos son sofisticados y esto me hace sentir insegura <¿cómo lograré hacer esto?>
El principal nos guía a una serie de cubículos, todos de un cristal semi trasparente, dentro de cada uno hay una mesa de trabajo y unos estantes vacíos. Una pizarra que a la vez se convierte en pantalla.
El principal se detiene.
-Aquí es su área de trabajo, es muy accesible, enfrente tienen los baños. -dice el Principal señalando.
Volteamos. Mirando el anuncio de sanitarios.
-¿Cuándo podremos comenzar, señor? -pregunta Rosh.
-En cuanto ustedes estén listos. -dice ansiosamente.
-Bien, entonces comenzaremos ahora. -digo rápidamente.
Siento la mirada de Rosh, algo sorprendida, pero la ignoro.
-Eso quería escuchar. -dice el principal alegre. -En cuanto al sistema y demás, los practicantes podrán instruirlos en esos asuntos. No tengan miedo de preguntar.
-Bien -dice Rosh al mismo tiempo que yo.
Yo solo agacho la mirada para disimular la sonrisa evidente en mis rostro. El principal nos mira con curiosidad.
-Pediré que los activen en el sistema. -está dando la vuelta cuando regresa. -Ah, se me olvidaba, no pueden decir ni una palabra de lo que se hace aquí, a nadie.
-Lo sabemos. -responde Rosh en tono cortés.
-Sí, lo sabes. -repite el Principal, y se marcha.
No siento que lo peor haya pasado. No veo nada bueno en este lugar, con todos esos cuerpos en las cápsulas. Pero por supuesto, les lavan el cerebro a estas personas para hacer lo que hacen. Camino por todo el lugar, puedo ver cómo tienen a una persona con el cráneo por fuera. Me quedo pasmada, sorprendida por lo que mis ojos ven. Siento mi estomago revolverse.
-Tú eres la chica teorizante ¿cierto? -pregunta un chico que tiene cubre boca.
-Sí -logro decir.
-Tranquila, ven y observa. -ofrece el chico.
Siento mi boca salivar, con un ácido en mi garganta. Trato de tragar y tomar aire.
Puedo notar que el chico es un practicante, de los asignados como yo.
-Esta mitad del cerebro dejó de trabajar, no fue debido a una parálisis si no de una dosis mal administrada. Esta dosis, se ha probado por lo menos tres veces, y esta vez ha funcionado mejor.
-¿Funcionado mejor? -pregunto indignada.
-Así es, los otros han terminado peor. -responde el chico.
Trago saliva.
-No quiero saber más. -digo preocupada.
El chico sonríe.
-Tienes que saberlo, tienes que saber todo, desde el principio a fin, si no; no deberías estar aquí. -nos quedamos en silencio, el chico sigue mirando el cerebro de la persona. -Por cierto, me llamo Rick.
-Yoselin -respondo. -¿Y qué resultados esperan encontrar? -pregunto ansiosa.
-¿No te lo explicaron?
-Tal vez, pero ahora no recuerdo.
Èl suspira.
-Las personas tendían a soñar, pero aveces esos sueños eran tan escalofriantes, pero era tan rara su mente, que los hacía llegar a unos extremos y practicar lo que soñaban. Algunos morían en el intento, otros robaban o mataban. Los sueños arruinaban las mentes. Así que la solución era que no soñaran. -hace una pausa. -Los sueños hacen que actúes de manera involuntaria.
Cada palabra hace que mi cuerpo tiemble. Que mi piel se ponga de gallina. Pero, hay algo que no concuerda. Nadie enloquece por tener sueños. Uno hace los sueños, no ellos nos hacen a nosotros.
-¿Cómo comprueban esa teoría? -pregunto.
-No es una teoría, es uno hecho que se vivió hace años. -responde.
-¿Arrebatar los sueños de una persona, por problemas que posiblemente no están en ellos? no checa Rick. -digo, segura de mí misma.
-Las personas aquí ya duermen, duermen mejor. No se levantan con la idea de matar a alguien. -dice sin vacilar.
-Estoy más que segura que no es ese el problema. -afirmo.
-¿Tù sueñas? -pregunta Rick y siento la bilis subir.
Miro un momento el cerebro del hombre.
-No -respondo seriamente.
Siento unos manos sobre mis hombros y enseguida habla Rosh.
-Quiero mostrarte algo. -dice mientras desliza sus manos sobre mis brazos, hasta tomar mis manos.
Rick nos mira con recelo.
-Un gusto en conocerte Rick. -me despido.
Rosh me lleva hacia una serie de cápsulas que ya había visto a lo lejos, en ella, hay hombres y mujeres, de diferentes edades al igual que niños.
Una rabia me llena la cabeza de pensamientos destructivos, pero a la vez, me invade una conmoción. Hace que mi cuerpo este inerte, que mis ojos se pongan vidriosos y que mi labio inferior tiemble.
-Todo esto está mal Rosh. -digo con un nudo presionando mi garganta.
-Shh tranquila, ven acá. -Rosh me atrae hacia el, abrazándome lo suficiente para devolverme el aire que me hace falta.
Después de un minuto de que dejo caer todas las lágrimas, Rosh me aparta.
-Debemos hacer esto Yin, hay que ser fuertes. -dice convencido. Levantando mi barbilla.
-No sé si podré. -digo entre sollozos.
-Los dos sabemos que esto no está bien, y vamos a demostrárselo ¿entendido? -dice con frialdad.
Sorbo mi nariz y asiento con la cabeza.

Observamos todo el tiempo, de ves en cuando preguntamos y muy debes en cuando nos cuentan que es lo que hacen. Entre los dos investigamos que podemos hacer con las pantallas. No podemos darnos cuenta a qué hora empieza a obscurecer, pero suena un timbre, el cual nos hace saber que las labores han terminado.
Rosh y yo esperamos a que la mayoría salgan. Rosh lo miro pensativo. Debe serlo, todo esto nos da una idea de todo los que le hicieron a cada cabeza que está en esta corporación. Salimos detrás de unas personas de blanco, todos salimos por un enorme pasillo iluminado, que nos saca hasta la puerta de entrada de la corporación.
-Espera aquí. Olvide algo. -dice Rosh, dirigiéndose hacia la entrada de la biblioteca.
Yo solo me quedo parada viendo salir a demasiada gente, entre ellos. Rick.
-Hasta mañana Yoselin. -dice amablemente.
-Hasta mañana -respondo vacía.
Él junta las cejas y se va. Veo venir a Day. <Mi día no puede empeorar más> me digo poniendo los ojos en blanco.
-¡Hey! ¿por qué tan sola? déjame adivinar, esperas a Rosh.
Otra vez su sarcasmo tan fastidioso.
-Sí, lo espero, ¿y tú? ¿qué harás? -respondo medio molesta.
-Pues.. -lo piensa un rato. -Esperar contigo. -dice inflando el pecho.
-Sí claro, a Rosh no le va a gustar eso. -digo sin pensarlo,y con tono de incomodidad.
-¿Y por qué? ¿tú y él son algo? -dice con curiosidad.
Cierro mis ojos enojándome conmigo misma.
-Así es. -sonrío molesta. -Somos amigos.
Rosh llega trotando.
-Hey Rosh. -dice Day golpeando su brazo. -Me estaba contando Yos acerca de su gran relación de amigos que llevan. Puedo ver a Rosh apretando la mandíbula y sus nudillos emblanquecidos. Rosh me mira y no puedo evitar sentirme estúpida y culpable.
Tomo el puño de Rosh.
-Rosh vámonos.
-¿A dónde irán a festejar su linda amistad? -pregunta Day sarcásticamente.
-Vamos Rosh. -insisto.
Rosh le echa una última fulminada a Day y se va. Yo troto detrás de él.
-Rosh, espera.
Sigue caminando, dando unos duros pasos.
-Rosh. espera por favor. -suplico.
-Basta Yin -dice volteando de golpe. -no quiero que me sigas ¿entiendes?
-Solo escucha. -ruego.
-No quiero escuchar más, vete por favor.
Siento un dolor en el pecho, pero no puedo permitir que esto se quede así.
-No le des el poder de destruirnos Rosh, no se lo permitas.
Rosh guarda silencio, está enojado, pero, su mirada refleja dolor.
Se acerca y me da un beso en la mejilla. Estoy conmovida.
-Te veo mañana. -dice mientras lo veo alejarse.

Al llegar a mi departamento, dejo caer todo al suelo, me tumbo en la cama y exprimo todas mis emociones. Dejo que las lágrimas fluyan, que estos nudos de la garganta salgan y me dejen respirar. No tardo en quedarme dormida.
Pero, el descanso no dura, pues empiezo a soñar.

RecordandoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora