9.

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Kira estaba sentada en un banco bajo un árbol de cerezo.
Miró hacia arriba y lo único que podía ver eran unas cuantas ramas cubiertas por nieve. A Kira le gustaban mucho los cerezos cuando estaban en flor, aunque ella nunca lo admitía, ya que decía que sonaba muy cursi.
Sacó su móvil del bolsillo y comenzó a contestar a los mensajes que tenía.

Cuando llegó Killua, este se escondió sigilosamente detrás del árbol. Sabía que Kira solía ir allí sobre esa hora y se había escondido para poder sorprenderla.

Se acercó lentamente y se quedó justo a unos pocos centímetros de ella.
- No sabía que tenías un móvil tan bonito - dijo irónicamente, ya que era rosa y poco más.
- K-Killua?
- Qué haces aquí tan sola?
- A veces me quedo aquí un rato antes de ir a casa.
- Y no te apetece hacer algo más divertido?
Killua le guiñó un ojo mientras se sentaba relajadamente al borde del banco, con las manos en los bolsillos.
- Bien. ¿Qué propones?
- Ven, entonces. Te invitaré a todos los sitios a los que vayamos.
- Pero, a donde vamos?
- Sigueme y no seas tan impaciente, Koneko-chan.
Las mejillas de Kira cambiaron de tono drásticamente.
- Ga-gatita?! Pero qué piropo es ese! BAKA!
Lo siguiente que recibió Killua en su cabeza fue un leve puñetazo.
- Oye! Aún encima!

Los siguientes diez minutos fueron básicamente insultos estúpidos y tonterías que tuvieron sus consecuencias en la cabeza de Killua y produjeron risa a Kira.

En el resto de la tarde, contando casi el anochecer, Killua la invitó a todos los sitios a los que Kira quería ir, o los que Killua intuía que a ella le iba intusiasmar visitar.

- Oye, Killua. - dijo Kira cuando estaban dentro de un local.
- Huh?
- Por qué me invitaste a tantos sitios?
- Y por qué no iba a hacerlo? - dijo tomando un sorbo de su helado de chocolate, fresa, nata, caramelo y barquillos que, para su sorpresa, la mezcla había resultado saber más rara de lo que él pensaba.
- Bueno, casi no me conoces.
- Esto está malo.
- Que?
- El helado.
- Qué le pasa?
- Que pensé que iba a saber mejor. Pues nada, más dinero que le tendré que devolver a Kurapika.
- Oye, que estábamos hablando de mi.
- Si, si estás muy guapa. - dijo Killua observando el fondo del vaso con un ojo cerrado y removiendo con el barquillo.
- Me estás escuchando?
- Bueno, bueno, yo ya te avisé de que era muy caro.
Creo que lo siguiente que pasó fue que la cara de Killua pasó a ser el resto del helado, solo que sin la copa.

Killua, que es un muchacho muy vengativo, pasó su dedo índice por el rostro, se inclinó suavemente y tocó la nariz de Kira manchándola de helado. Luego la mejilla, luego el pelo, luego por aquí y cuando miraba hacia otro lado, por allá.
- Killua! Ya vale! - exclamaba Kira riendo.
- Tú empezaste primero, yo solo tomé mi venganza.

(*)

- Crees que entre Mizuki y Kurapika hay algo? - decía Kira mientras se limpiaba las mejillas.
- Bueno, Kurapika... Nunca le he visto interesado por nadie, es muy reservado, la verdad.
- Es un chico bastante simpático.
- Y Mizuki?
- Eh?
- Qué es de esa chica? Apenas hablé con ella.
- Bueno, no sabría bien... Como decirte.
Ella es cazadora, pero también estudia, porque sabe que en los tiempos que corren, hacen falta otros medios con los que poder vivir.
- Daijoubu.
- hm?
- Que está bien. Yo hago lo mismo.
Kira sonrió. Killua le devolvió la sonrisa, mientras su corazón, feliz, le agradecía el  por fin tener a alguien que le hiciese ver la rutina de manera distinta.
Aquellas sonrisas hicieron obsoleta cualquier afirmación.

chained to myself [ HxH ffic ]®™Donde viven las historias. Descúbrelo ahora