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Los primeros rayos de sol de la mañana se  filtraron entre las láminas de las persianas del cuarto de Kurapika. El despertador no sonó, era sábado. Una gota de sudor frío se deslizaba desde la su frente hasta la barbilla y había empezado a temblar.
Se levantó sobresaltado, mirando a su alrededor. Miró la ventana, donde apenas entraba luz. Pasó la mano por su frente, notando el sudor y la sensación de escalofríos que le producía. Se levantó y fue al baño. Se lavó la cara y se miró al espejo diciéndose para sí mismo que todo estaba bien.
A veces, Kurapika tenía pesadillas. No solían ser muchas ni muy largas, pero eran intensas. Normalmente eran pesadillas sobre la masacre de su clan, y los Ojos Escarlata.
No solía recordar la pesadilla con total exactitud, incluso a veces, no lograba recordar ni la mitad del sueño. Lo único que sabía es que lo que veía en esas pesadillas le causaba pánico.
En ocasiones como estas, Kurapika echaba en falta tener a alguien cerca para poder tranquilizarlo.

Cuando estuvo casi completamente calmado, volvió a la cama. Necesitaba dormir. Había estado muy ocupado con los preparativos de Neón para la subasta, ( un poco precipitados ) y para su regreso a casa. Llevaba días levantándose a las cinco de la mañana siendo un simple guardaespaldas, así que, necesitaba dormir.

Eran las doce y media. Tocaron a la puerta.

-...
- No me digas que aún sigue durmiendo.

Volvió a sonar la madera al hacer contacto suavemente con los nudillos de Killua pero no hubo respuesta.

- Siempre se levanta temprano, pero justo cuando le necesito se queda dormido, enserio?

La casa de Kurapika tenía un pequeño porche y dos pisos pequeños. Si subías a un árbol que había al lado y te impulsabas desde una de esas ramas consiguiendo así dar un leve salto podías acceder a la ventana de la habitación de Kurapika fácilmente.

Killua realizó los mismos pasos y consiguió llegar hasta la ventana. La ventana estaba abierta, pero con la persiana de láminas por dentro. Introdujo su brazo derecho entre dos láminas para poder llegar a la pared y subir la persiana poco a poco, para luego sacar el brazo y meterlo por el hueco libre y poder subirla del todo.

Cuando lo hizo, saltó dentro.
Cogió un cojín y lo puso en el punto de mira donde el único objetivo era la cara de Kurapika. Se dispuso a lanzarlo pero no lo hizo.

- Mejor espero a que se despierte.

(*)

Kurapika abrió los ojos lentamente. Bostezó y estiró los brazos para luego quedarse sentado en la cama.

Se tocó la cabeza y se pasó la mano por el pelo con una expresión confusa.

- ¿Qué... hora es?
- Mediodía.
- Huh?
Killua estaba sentado en la cornisa y apoyado en el borde de la ventana comiendo patatas de bolsa.
- Qué haces tú en mi casa? No recuerdo haberte abierto la puerta a la mañana.
- No me la abriste.
- Desde cuanto hace que estás ahí?
- Desde la una aproximadamente. Pensé en despertarte pero, también pensé que te levantarías pronto en cuanto notases mi presencia. Grave error. Mira, me dio tiempo hasta de ir a por comida.

- Y.. Qué quieres?
- Bueno, necesitaba hablar contigo.
- Adelante, habla. - dijo sonriendo mientras se desperezaba.
Killua saltó de la ventana y se acomodó en la cama de Kurapika cual neko entre las mantas.
- Verás.
- Es cierto, qué tal ayer con Kira?
- De eso vine a hablarte.

chained to myself [ HxH ffic ]®™Donde viven las historias. Descúbrelo ahora