17.

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A la mañana siguiente, los ojos de Kurapika se abrían lentamente al escuchar sonidos provenientes del exterior. Rin yacía recostada en su pecho.
Kurapika le acarició la cabeza suavemente apartándole mechones de pelo que caían por su rostro.
Le dio un beso en la frente y la apartó despacio para poder salir de la cama. Nada más levantarse, abrió la cajonera y rebuscó hasta dar con una cajita color granate. Se sentó en la cama y se dispuso a envolverla con un papel de estampado rosado y un lazo de tela muy fino. La caja contenía los dos anillos que había comprado la tarde anterior para Rin en la joyería. Eran unos anillos simples y nada fuera de este mundo, pero Kurapika les había hecho una inscripción que él recordaba muy valiosa.
Cuando terminó, los guardó de nuevo en la cajonera y se dirigió hacia la ventana. En el patio, Killua y Gon estaban entrenando un poco. Por la hora que era, Kurapika pensó que ya debían de haber entrenado bastante.

- Gon!
- Huh? Kurapika!
- No grites tanto, está Rin durmiendo.
- Lo siento, hehe.
- Ven, voy a curarte.
- Estoy bien, solo estuve entrenando.
- Tienes la cara hecha un desastre!
Kurapika traía un botiquín de primeros auxilios consigo y se dispuso a curar a Gon.
- Au!
- Para quieto!
- Me haces daño!
- Si no te movieses tanto, esto no pasaría!

Killua se mantenía risueño sentado en el césped ya que Kurapika parecía una madre y Gon y él sus hijos.
- Mañana vendrá Leorio, no?
- Sí. Pasado es noche buena, así que más le vale estar aquí mañana.

Rin despertó lentamente entre las sábanas como una flor que abre sus pétalos en la luz de la mañana. Vio que el rubio Kurta no estaba a su lado, así que se levantó y miró por la ventana.
- Chicos!
- Rin! -exclamaron los tres al unísono.
- Qué queréis para desayunar?
- Tortitas con nata y sirope de chocolate! -exclamaba el pequeño Zoldyck hambriento, mientras que el joven Freecss se limitó a dibujar una sonrisa en su rostro de oreja a oreja, dando a entender que las tortitas con sirope de chocolate estarían muy ricas.
- Jajaja! Está bien, está bien. Ahora lo preparo.
- YAAY! -exclamaron los dos mejores amigos mientras daban un salto y chocaban los puños.
- Por cierto, Kurapika.
- Dime, Gon.
El mayor le mostró su mejor sonrisa al más joven, a lo que este se la devolvió.
- Por qué no me habías contado que había una subasta? Sería genial ir!
- ¿ Cómo lo sabes?
- Oh, Rin me dijo que iría.
- ¿Qué?
- Puedo ir? Puedo? Andaaa..
- No. Tú no irás. Ni en broma. Te quedarás aquí con Killua.
- Eeeeeeeeh? - dijo Killua molesto.- Que yo tampoco voy?
- Y no hay más que hablar.

Kurapika guardó el botiquín y se dirigió a la cocina. Abrazó a Rin por la espalda y le besó la oreja mientras descendía lentamente por su cuello dando pequeños besos.
- ¿Te ayudo?
- No te preocupes, está bien...

Rin y Kurapika ya llevaban un par de meses enamorados, pero nunca surgía el momento apropiado, no el que Kurapika quería.

- Rin.
- Dime. - decía la muchacha mientras preparaba el desayuno.
- Cómo sabías que... Habría una subasta.
- Eh?
- No vayas. Yo iré a la subasta con Neón para recoger unos artículos. Ni se te ocurra ir, es peligroso.
- Necesito ir.
Kurapika la giró y le agarró despacio mientras la besaba. Fue un beso un poco largo, que Rin consiguió entender. Era algo como : ' no vayas, porque no quiero perderte y que te hagan daño'
- No vayas. -decía mientras acariciaba la mejilla ruborizada de Rin suavemente.
- Está bien. - dijo ella soltando un suspiro.

- Niños! El desayuno!
Llegaron a la cocina en un abrir y cerrar de ojos y se dispusieron a comer.
- Oh, por cierto, Killua, Mito-San me dio recuerdos para ti.
- A buenas horas te acuerdas, eh.
Gon sacó su lengua.
- Qué ganas tengo de ver a tía Mito.
- Cierto!
Gon sacó el anillo que había comprado en la tienda de empeños y se lo mostró a Kurapika.
- Ten, esto es para ti.
El joven Kurta lo miró asombrado.
- He descubierto que puede abrirse.
- Qué?
- Sí. Se que la dependienta te dijo que era imposible de abrir , pero yo puedo abrirlo.
- No vale la fuerza bruta. - Dijo Killua mojando un dedo en la nata y llevándoselo a la boca.
Gon negó con la cabeza.

Sonó el móvil de Kurapika.
- Kurapika, tu móvil.
- Está en mi habitación. Ahora vuelvo.
Kurapika se dirigió a su habitación y cogió el teléfono, se sentó en la cama mientras Rin observaba desde la puerta.
- Si? Leorio!

Kurapika se tumbó en la cama cómodamente y comenzó a hablar con Leorio de todo lo que había pasado en su ausencia.
Rin se acercó a Kurapika y comenzó a dedabrocharle la capa. Le besó el pecho mientras subía lentamente hacia el cuello.
- E-e..entonces vienes mañ-ana?
Kurapika se estremecía y eso le causaba risa a Rin.
- Está bien. Hasta mañana entonces!

Kurapika colgó y agarró a Rin.
- ¿Qué haces? Eres mala. - decía sonrojado y enojado.
De repente, Gon y Killua se abalanzaron encima de la cama aplastando por completo a la parejita mientras iniciaban una guerra de almohadas.

chained to myself [ HxH ffic ]®™Donde viven las historias. Descúbrelo ahora