Capítulo 8: ¿Quieres hacer algo este fin de semana?

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Salgo corriendo porque llego tarde ¿A dónde? ¡Pues a la escuela! ¿Por qué? Obviamente me quedé dormido, aunque ese no es el punto ¿Cuál es? Lo que pasó ayer a la noche ¿Dónde permanecí dormido? En el sillón de Estuarth ¿Qué? Sí, pues retrocedamos un poco para atrás. Sí, solo hace un rato...

Despierto adolorido por dormir sentado, tengo a Teresa durmiendo de un lado y a Lorena del otro. Estuarth no me contestó el teléfono, pero tampoco tengo idea cómo acabé en esta situación. O sea no sé cuándo me adormecí. Corrección, ni idea cuando los tres terminamos vencidos por el sueño en el sillón. Lo que sí sé, es que tengo un Ryan, mirando en frente de mí, con una sonrisa pícara.

―Y después dicen que soy yo el mujeriego ―se burla y me levanto bruscamente.

―¿Qué hora es? ¿Dónde están los demás? ―pregunto exaltado por la sorpresa.

―¡Auch! ―grita Lorena al caerse del sillón por mi rápido movimiento al salir de este―. ¡Cuidado! Soy delicada ―se queja.

―Lo siento ―me disculpo con una sonrisa, avergonzado.

Tere también despierta y exclama:

―Hum ¿Qué hora es?

―Pues el mediodía. ―Ryan sonríe burlón, luego me mira y se pone serio―. Edmund ya está en la escuela. Los que aún se encuentran en la comisaria son Estuarth y el idiota de Joll ¡Sí que se agarraron a los puñetazos! Tienes que ver cómo le dejó el ojo nuestro amigo a ese estúpido, aunque el molesto de Joll no se quedó atrás, también le hizo varios moretones.

―¡¿Qué hicieron qué?! ―grita Lorena, desconcertada.

―Oh, cielos. ―Bufo por la noticia que a Ryan le parece divertida mientras que a los demás no. Por cierto ¿Otra vez faltó al colegio este chico? No entiendo cómo saca buenas notas―. Ryan ―pronuncio su nombre para que me mire y deje de observar el escote de Lorena.

―¿Sí?

―¿Y ahora que va a pasar? ―pregunto preocupado.

―Nada, vive la vida, Len, yo me encargo de todo ―dice con confianza.

La verdad, le creo, él es de fiar cuando ocurren este tipo de cosas.

Sonrío y volvemos al momento donde llego tarde, el momento donde la preceptora me reta y yo me siento en mi banco. Tere por su parte regresó a su casa, supongo que ha sido demasiado para ella vivir esa situación. Deseo con todo mi corazón recompensarla, por el mal rato pasado el día de ayer.

Como dijo Ryan, Estuarth es liberado y al día siguiente está de vuelta. Se nota que no se encuentra de humor, mi amigo alegre y despistado, se ha convertido en un chico enojado ¡Uf! Cuando él esta así, mejor dejarlo ser. Solo hasta que se le pase la bronca, ya volverá a ser el mismo, hay que esperar.

Pasando al tema que a mi corazón le importa más, por así decirlo, me acerco a Tere y le pregunto:

―¿Quieres hacer algo este fin de semana? Deseo recompensarte por el mal rato de ayer ―digo inquieto, entonces espero su respuesta, ella levanta la vista y me altero así que intento agregar algo―. Pero si no quieres...

―Quiero ―me interrumpe, ruborizada y baja su visión, nerviosa, intentando taparse el rostro con su cabello por la vergüenza, supongo de haber aceptado.

Yo lo único que sé es que una sonrisa boba estuvo clavada en mi rostro todo el día. Yo feliz, yo contento. Oh, cielos, siento que el mundo está lleno de flores y la verdad me siento cursi ¿Pero me importa? ¡No! ¿Por qué? Porque estoy completa y perdidamente enamoradísimo de la chica que me dijo que sí. Tere, oh Tere, Teresa París es mi corazón.

Mi novia la miedosa (C.G #1)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora