Capítulo 19: ¿Esto es una despedida?

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Este último tiempo ha sido confuso, primero mi padre quiere separarme de Tere, Estuarth pronto se irá del país, Tef aparece en el momento más inesperado, Ryan termina con la mano enyesada, Rachel es... ¡¿Amiga de Tere?! ¿Qué está tramando? ¿Qué parte de la historia con Tef me perdí? Y por último, lo más importante, Edmund... ¿Enfermo? No me quiso decir de qué, pero parecía grave, al ver su expresión de preocupación.

Yo espero que todo tenga una solución ¡Y pronto! Hoy, por ejemplo, hemos decidido hacerle una despedida a Estuarth. Sí, queremos que se vaya contento, no hay por qué llorar, nos volveremos a encontrar y de paso con esta reunión, alegramos un poco a todos, necesitamos sonrisas.

―¿No vienes? ―le pregunto a Tere, me acaba de cancelar―. ¿Por qué? ―digo poniendo cara triste, quizás la convenzo.

―Saldré con Rachel ―aclara avergonzada y siento que lo que dijo me va a hacer explotar.

¡Uf! ¡¿Por qué con Rachel?!

―Olvídalo, Len, esto es reunión de chicos. ―Se acerca Ryan al lado de nuestro banco.

Tere mira su mano.

―¿Qué... ¿Qué te ocurrió? ―se atreve a preguntar y yo quedo confuso.

¡¿Por qué tanta confianza?!

Él sonríe y levanta su yeso.

―La razón de que no hay chicas en esa reunión.

―No se refiere a eso ―lo corrijo y luego miro a Tere―. El idiota casi se cae por la terraza.

―Por una buena causa ―exclama orgulloso. En eso le doy la razón, ¡pero casi se mata!

―Pero... ¿Estás bien? ―pregunta sin mirarlo.

Mis celos están aumentando en medida acelerada.

―¡Claro que sí! Soy un genio. ―Sube la cabeza en alto.

―¿Qué pasa con ustedes dos? ―digo con mi voz seca y mis celos salen a la luz.

―Na... nada ―responde ella, nerviosa.

―Para tus celos, Len, solo somos amigos ―explica Ryan.

¡¿Amigos?! ¿Qué? ¡¿Qué?!

―Tú no tienes amigas mujeres, Ryan. ―Lo fulmino con la mirada.

―Pues es hora de empezar, ¿no? ―sonríe maliciosamente.

No, no me conformo.

El día termina y decidimos todos los amigos ir a lo de Ryan para la despedida. Principalmente por unas cuantas razones. En su casa no hay nadie, Edmund nunca quiere que vayamos a la suya, aunque ahora sé por qué y la de Estuarth no podemos porque está Lorena allí y ya sabemos que pasa con nuestro pelirrojo por esos lados. No me atrevo a pedirle a mi padre luego de nuestra discusión, así que bueno, hemos terminado donde siempre ¡De Ryan!

―Pasen, pasen a mi humilde morada ―juega el anfitrión al entrar, pero se detiene al ver unas maletas.

―¿Tus padres están? ―pregunta Estuarth.

―No sé, vamos a mi habitación y juguemos videojuegos. ―Vuelve a su actitud animada y nos dirigimos allí.

Luego de reírnos un rato con la PlayStation, dejamos aquello para tomar unas bebidas, Ryan trae las cartas y empezamos a hablar.

―Gané otra vez, soy un genio ―dice el pelirrojo.

―No vale, si juegas con Edmund, obvio que vas a ganar ―se queja el morocho.

―Es verdad, no estamos igualados ―le sigo la corriente, sonriendo.

―¡Por favor, todos saben que soy perfecto, cuando se trata de ganar! ―Levanta en alto su cabeza Ryan, demostrando superioridad.

―Y a la hora de encajarla también ―se burla el de ojos azules con un comentario pervertido y típico en él.

―¡Edmund! ―lo reto―. No digas eso.

―No creo que Ryan se enfade. ―Se ríe―. La pregunta es: ¿Cuándo vas a sentar cabeza? Digo ¿Nunca serás hombre de una sola mujer? ―le pregunta, desafiante.

―Pues no ―responde―. El amor es para idiotas. ―Me mira―. Ya aprendí la lección ―refiriéndose a Tere, informándome que ya no hay problema.

―Hay otras chicas, Ryan ―le digo.

―¡Claro! Como Luzmila. ―Frunce el ceño―. Esa maldita.

―O como Melody ―habla el más tímido de los cuatro, algo pensativo.

―No te hagas como Ryan, Estuarth, porque te va a ir mal ―le advierto, sonriendo.

Él se ríe.

―Tampoco soy así.

―¡Claro! Háganle bullying al pelirrojo ―se queja el mujeriego y luego se gira a mirar a Edmund―. Ya que tú empezaste esto... ―Sonríe―. Tú las pagarás. ―Lo señala―. ¡Edmund tiene novia! Lo vi ayer, se estaban besando ―dice en modo cantarín y el chico de ojos azules se sonroja―. Aunque bueno, luego te pegó un cachetazo, pero ese es otro tema. ―Levanta las manos.

―Te golpearé, ¿sabes? ―lo amenaza el agredido aún ruborizado.

―¡¿Qué?! ¡¿Quién es?! ―dice Estuarth, animado.

―Nada, no es nadie ―responde enojado y su ánimo cambia por completo.

―Ya basta, ya déjenlo ¿No ven que no quiere hablar del tema? ―lo defiendo.

―Ya que saltas, es hora de atacarte a ti ―¡¿Pero es qué Ryan no tiene un botón de apagado?! Siempre tiene algo que agregar―. ¿Para cuándo besito? ―Mueve las cejas.

―Es cierto, Len, debiste haberte comido a Tere hace mucho, no te está haciendo bien la abstinencia. ―¿Para qué defiendo a Edmund si se une a Ryan?

―Ese no es asunto de ustedes ―me defiendo.

―Yo creo que tienen razón ―acota Estuarth―. Yo no sé mucho, pero... ¿No van muy lento? ―Mira a Ryan.

―Recontra lento, nunca hagas eso Estuarth, tú ve rápido, escucha los consejos de tu ídolo. ―El pelirrojo levanta su pulgar, dándole malos consejos al morocho.

―No lo escuches ―le advierto―. Tú tienes que hacerlo cuando creas que tu pareja está de acuerdo, pregúntale, todo lleva su tiempo.

Él se queda mirándonos confuso y luego observa a Edmund.

―Ayúdame.

―Chicos, lo están asustando ―pide el más centrado.

Entonces nos reímos todos a la vez y seguimos disfrutando de la noche hasta que la puerta se abre.

Un hombre de cabello oscuro y ojos miel entra al cuarto, tiene un traje formal que le queda sofisticado. Observa a Ryan.

―Creo que es hora de que tus amigos se vayan.

Él baja la vista y frunce el ceño.

―¿No avisas que llegas y pretendes que te haga caso?

Esto se pone feo.

―Los "errores" solo deberían limitarse a obedecer.

¡¿Qué?! ¿Acaba de llamarlo error? ¿Quién es para llamarlo así? Nadie debería llamar a alguien así.

―¡¿Sabes qué?! Papá ―dice en tono grave lo que temía y se levanta bruscamente―. ¡De todas formas ya nos íbamos! ―grita y agarra su chaqueta, pasando por al lado, ninguno de los dos se mira.

Al salir de la casa, hay un silencio enorme, la incertidumbre me mata, pero no quiero hacer el momento más incómodo de lo que ya se ve. Creo que la noche no terminó muy alegre.

―El vuelo sale a las siete de la tarde, si quieren... ―exclama Estuarth lo último y Ryan fuerza una sonrisa.

―Claro, estaremos ahí.

Mi novia la miedosa (C.G #1)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora