Al entrar a la gran casa de los Paris, la sirvienta me señala la puerta, allí se encuentra Tere, encerrada en su habitación. Al parecer no quiere salir de allí desde la mañana y nadie la ha podido convencer.
Observo el lugar, sus padres no están. Me hace acordar un poco a la situación de Ryan, pero bueno, cada persona toma las cosas de diferente manera.
Doy unos golpes en la puerta para probar suerte.
―Tere, soy yo, Len.
Ella no me responde, así que vuelvo a tocar.
―¿Estás ahí? ―Claro que está, pero no se me ocurre otra cosa que decir.
De pronto del otro lado se escucha:
―Sí. ―Es un pequeño susurro, leve, pero se puede oír.
―¿No vas a abrir? ―pregunto.
Hay otro silencio largo y luego contesta lo que me temía.
―No. ―Es evidente, no porque sea yo me va a abrir, casi ni me conoce, aunque yo ya estoy completamente perdido por ella.
Me siento de espaldas a la puerta y me preparo para preguntarle sin rodeos. Estoy seguro que ni responderá, sin embargo, si al menos escucho un poco más su voz, seré feliz.
―¿Por qué has faltado a la escuela los últimos días? ¡Espero que no sea por mi culpa! ―bromeo―. ¿Y qué más era? ¡Ah, sí! ¿Por qué te has encerrado?
No escucho contestación de su parte, no creo que lo vaya a hacer, decido pasar al plan B. Sí, tengo plan B, es mediocre, aunque es el único que tengo. Hablar solo. Sí, ese es mi plan B ¿Ingenioso? No, patético, pero si consigo que me escuche, quizás la pueda convencer o... simplemente quedaré como un idiota hablando con una puerta ¿Me importa? No, yo estoy enamorado, no me importa para nada, así que comienzo.
―Bueno, espero que no te moleste... ―Siento como mis mejillas se sonrojan―. Hablaré solo desde ahora, pero si quieres contestar o charlar seré muy feliz. ―Sonrío―. ¡Aquí voy! ―Levanto el brazo con un gesto de victoria―. Primero que nada, quiero disculparme. ―Bajo el brazo y me pongo serio―. Siento que he sido un mal chico, en serio lo lamento, espero me perdones. Digo, por todo, la forma que te invité a salir... ―comienzo a nombrar cosas―, robarme la dirección de tu casa ―lo expreso avergonzado―, perseguirte como un acosador y cualquier otra cosa que te haya hecho incomodar. Creo que tu problema es complejo y quiero ayudarte. Siento entrometerme tanto, he leído mucho sobre el asunto. De... de verdad me gus...
La puerta se abre de repente, mi cabeza se golpea con el piso y seguro tengo la cara hecha un tomate. La visualizo, no me mira, pero abrió la puerta, así que me levanto enseguida.
―Te agradezco ―exclamo rápido.
―No sigas ―dice en voz baja―. Por favor, vete.
Yo sonrío.
―Siempre me echas, pero a mí sí me has abierto la puerta, me haces feliz, gracias. ―Mi sonrisa se expande aún más.
Se ruboriza y sus manos tiemblan, no me observa, me evita.
Vuelvo a hablar:
―¿Por qué lo has hecho? ―pregunto intrigado, espero otra vez una respuesta.
―Tus... tus palabras... ―intenta decir, sin embargo se detiene.
―Lo siento, hablé mucho ―me disculpo por... no sé cuántas veces ya lo hice, aunque me disculpo por eso también, ya que estamos sigo con lo mismo―. Perdón, de verdad, me pasé al insistir en conversar.
―No ―susurra―. No te disculpes.
¡Agh! Lo sabía, lo arruiné ¿Ahora como lo arreglo?
―Entonces... ¿Qué debo hacer? ―Mejor pregunto antes de continuar equivocándome, aunque bueno, su respuesta quizás ni llega ¿Pero qué más puedo hacer? Insistir e intentar, solo eso y sobre todo, ser paciente y esperar.
―Me... me refiero a que... ―Deja de hablar y cambia su oración a solo una palabra―. Gracias.
¡Oh, cielos! ¿Es lo que acabo de oír? Me sonrojo como si nunca hubiera escuchado un agradecimiento de nadie en toda mi amable existencia. Quiero abrazarla, pero no puedo, debo resistir, solo debo... Suspiro, saco todo el aire que tenía dentro y me dirijo a hacer lo único que tengo que decir.
―De nada. ―Le muestro una sonrisa relajada, aunque supongo que algo rojo debo estar.
Me regala una pequeña sonrisa sin mirarme y ahí sí que quedo completamente perdido ¡Oh, no! No es bueno, si no me voy ahora, esto puede terminar mal y no quiero arruinarlo. Me doy vuelta, entonces cuando voy a decir un "Nos vemos" ella habla primero.
―Espera...
Vuelvo a mirarla.
―¿Sí?
―Se... se te... ―Señala el suelo.
―¡Ah! Mi celular, gracias. ―Oh, Len, caes bajo, deja de ilusionarte como tonto, tonto eres por dejar caer tus cosas. De repente me doy cuenta―. ¡Ah, cierto! ¿Me darías tu número? ―lo digo al levantarlo. Ella niega con la cabeza, así que hago carita de perrito―. Por favor. ―Saca una risita que se le escapa por mi chiste y se cubre la cara de la vergüenza, yo solo insisto―. ¿Me lo das?
Tere entra a su cuarto sin responderme y cuando creo que no volverá, me da su teléfono celular. Lo entiendo, el número está registrado en el mismo, no quiere dictármelo, está bien, lo haré yo.
Lo agarro, nuestros dedos se rozan, ella se acobarda un poco, aunque espera a que lo pase. Una vez que lo tengo, se lo regreso, pero al parecer le cuesta tomarlo. No quiere repetir el roce, así que entro en la habitación y se sorprende, lo apoyo en la mesita de luz.
―Lo dejo aquí. ―Le sonrío, entonces ella asiente―. Bueno, me voy. ―Paso por al lado de Tere―. Espero verte mañana. ―Vuelve a asentir, así que acto seguido me retiro.
Al día siguiente, entro al aula de la academia y la visualizo temprano en su banco de siempre. Parece que la convencí, me siento en la silla de delante de ella, pero al revés, poso los brazos en el respaldo de la silla.
―Me alegra que estés aquí. ―Le sonrío.
Ella se ruboriza.
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Mi novia la miedosa (C.G #1)
Novela JuvenilSoy Len, me confesé y... lo único que la oí decir al escapar de mi fue... "Fobia social" ¡¿Qué?! "Fobia social: Trastorno de ansiedad que no te permite interactuar con personas..." Al leer esto no lo podía creer, la chica que me gusta, ¿sufre de es...