Capítulo 9: Este es mi karma

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~T~

Sábado, día el cual, el mundo es oscuro y triste. No hay nadie en casa, aunque si lo habría igual no tendría importancia porque jamás podría hablar con ninguno. El miedo me atormenta cada mañana, tarde y noche, pero ni siquiera puedo gritarlo o pedir ayuda. Soy Teresa París y hoy quisiera desaparecer.

"Quiero".

Esa simple palabra que le dije a Len sobre salir, ronda y retumba en mi cabeza. Estoy arrepentida, no sé qué hacer, mañana domingo, acordamos encontrarnos en una plaza conocida del barrio. Temo ir y tengo miedo de no poder cruzar la puerta de mi casa para salir a su encuentro. La verdad es... Que no sé qué quiero de él, siento que me aprovecho de la situación como una egoísta, usando a un chico que solo expresa sus sentimientos tan abiertamente y yo solo acepté esto para alejarme de Ryan.

No entiendo por qué le gusto a Len, es ilógico, no somos compatibles. Él es amable, divertido y dice lo que piensa. Se nota que le cuesta a veces, pero al menos lo dice. No como yo, no hago nada, soy aburrida y si alguna vez me gustará alguien, no creo gritarlo a los cuatro vientos como lo hizo él. La verdad no tiene sentido nuestra relación, la cual ni sé que es.

Me levanto de la cama, me peino y me miro en el espejo. Cara triste y amargada, la de siempre. Me obligo una sonrisa, pero no sirve, en mis ojos noto mi soledad. Dejo de verme en el espejo para no largarme a llorar.

Termino en el baño y luego me dirijo al comedor. Me siento en la silla de la larga mesa vacía y comienzo a comer el desayuno que la sirvienta dejó.

El día transcurre lento y cansador con mis pensamientos que continúan negativos. Estoy en todo momento mirando la televisión en el gran sillón del living, comiendo maíz inflado mientras me distraigo viendo películas toda la tarde.

En la noche me dirijo nuevamente a mi habitación luego de haber cenado. Me siento en mi cama y abro una revista de crucigramas, los completo aunque no soy muy buena. Miro la hora en el reloj siendo ya las once de la noche, agarró el celular y descargo un juego. Estoy hasta la una sin querer dormir, arreglé con Len vernos a la mañana, pero que sea la hora de ir me aterra y evito cerrar los ojos. Resignada y cansada acepto el sueño e igual no puedo dormirme. Mi mente piensa y piensa, no deja de darle vueltas al asunto. Me angustia, tengo este peso en mi pecho el cual no puedo sacar.

No es culpa de Len, es mi culpa por ser una persona inútil, que ni siquiera puede ir a comprar ni su golosina favorita al quiosco ¡Maldita sea! Soy estúpida, me odio. Limpio una lágrima que sale por mi ojo al aún no poder dormir y pensar más en esto.

No puedo descansar, no sé cómo. Cada minuto que pasa es agonizante.

«Dormite, dormite, dormite», repito en mi mente, pero no hay caso, no puedo.

No sé cuándo, pero lo logro, porque despierto en la mañana, algo cansada sin embargo en hora. Observó el reloj, son las ocho, aún tengo tiempo. Me encontraría con Len a las nueve, me alcanzaría justo para al menos replantear la situación, reorganizarme sin tener que retroceder, uno de mis tantos temores en la lucha conmigo misma.

Termino de vestirme, me pongo una remera de mangas cortas, rosa y blanca con una pollera de jean que combinan con mis zapatitos azules.

Me peino y pongo una hebilla en mi cabello. Al acabar de arreglarme y agarrar mi cartera camino hasta la puerta. En frente de esta, me detengo, la observó y espero avanzar. Comienzo a temblar, lo siento en mis manos, mi respiración se agita. Luchó contra el impulso de no ir.

¿Y si le digo que no puedo hoy? No, gastaría crédito en el celular y no quiero ir a una tienda a cargarlo, sería lo mismo. Además que lo cambiaríamos a otro día y no puedo cancelar todo el tiempo.

Mi novia la miedosa (C.G #1)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora