Akasuna no Sasori
Caminaba por la base cuando me encontré con algunos miembros de la organización sentados en una de las salas hablando sobre algo. Tampoco quise interrumpirles, así que simplemente cogí de uno de los armarios un pergamino y seguí caminando hacia la salida de la base. Hoy me apetecía leer algo y puestos a leer... ¿Qué mejor que hacerlo sobre nuevas técnicas? Así que me dirigí hacia mi lugar favorito, una roca al fondo de la colina desde donde se podía ver prácticamente todo el territorio que controlaba Akatsuki.
Me gustaba este sitio precisamente por eso, veía todo y me gustaba tener todo bajo control. Cuando llegué, me senté y empecé a leer, desviando de vez en cuando los ojos hacia el horizonte comprobando la belleza del paisaje. En una de esas veces que miré, mis ojos se encontraron con la figura de Deidara al fondo, justo en el estanque ¡y no podía creerme que estuviera allí desnudo bañándose!
Sonreí, porque recordaba la primera vez que entró en Akatsuki y le pusieron conmigo de compañero. Todos empezaron pronto a abusar de él, era demasiado joven y su experiencia de combate comparada a la nuestra, no estaba a la altura suficiente. Mentiría si dijera que a mí no me atrajo aquel muchacho de cabello rubio y ojos azules ¡Era guapo! Muy hablador y demasiado estúpido enfrentándose a oponentes a los que no podía vencer, como le pasó con el Uchiha ¡desde luego moriría joven! Pero aún con todos esos defectos que tenía, sus ojos eran hipnotizantes y me gustó su habilidad. Cuando empezamos a trabajar juntos, enseguida me di cuenta, de que me procesaba un gran respeto pero a la vez, le encantaba bromear y meterse con mi arte, porque si lo mío era un arte eterno y duradero, lo suyo eran las explosiones, lo efímero y yo eso no lo consideraba un arte, ¡Era un crío al que le gustaba explotar cosas!
La primera vez que estuve con él, le había dado una buena paliza los otros integrantes de Akatsuki y creo... que también le habían violado. Cuando me vio a mí, creo que pensó que estaba a salvo y lo estaba, más o menos, porque yo también me moría de ganas de hacerle mío, quería tener y poseer a ese rubio. Creo que fue la única vez que lamenté de verdad haber empleado mi arte conmigo mismo, porque ser de madera, me privaba de muchos lujos, pero igualmente lo disfruté. Quizá fue en aquel momento cuando empecé a enamorarme de él, pero ya era tarde, le había violado y sé que me tendría miedo.
Lo hizo durante unos meses, luego las cosas se calmaron y empezó a comprobar que no volvería a hacerlo, aunque sí intenté seducirle, intenté que se fijase en mí como algo más que no fuera su Danna, quería que se enamorase de mí, quería que siempre fuera mío, pero por mucho que lo intenté, jamás me vio así. Aún seguía intentándolo.
Le miré allí en el estanque y si no fuera por todas aquellas heridas, tendría un cuerpo precioso. Cuando se soltó el cabello para lavárselo, no pude evitar pensar que le quedaba mejor suelto, porque atado, le hacía un rostro mucho más femenino, más inocente, aunque también era muy sensual, a mí me gustaban las coletas, sobre todo cuando dejaba la línea del cuello al descubierto, porque se hacía mucho más fácil besarle.
Me gustaba mirarle, ya ni siquiera me centraba en el pergamino, no podía dejar de mirar cuando pasaba sus manos por su cuerpo quitándose la suciedad que llevaba del último ataque... y es que casi lo matan ¡Serían bestias! Si hubiera estado allí, habría podido protegerle, pero no pude y eso me dolía.
Como me gustaba Deidara, él no podía hacerse aún a la idea de cuanto le deseaba, porque ese chico tenía que ser mío fuera como fuera. Me gustaba su sonrisa, porque aún podía recordarla, aunque hace meses que ya no se le veía una sonrisa, yo recordaba la de los primeros días, cuando bromeaba conmigo, porque era un chico muy alegre y me gustaba su vitalidad, me gustaba su inocencia, esa que ahora parecía haber perdido y yo deseaba recuperar.
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Juguete para Uchihas (Naruto, ItaDei, Naru-sasu-Naru)
FanfictionPrimera Parte: Desde que Deidara entró en Akatsuki, sólo ha sido el juguete de toda la organización, torturado y violado por todos, su esperanza acaba en manos de Itachi Uchiha, el culpable de que tuviera ésta vida, el culpable de que sintiera tanto...