Itachi Uchiha
Pain nos pidió que rebajásemos el nivel del entrenamiento ¡Bueno más bien no lo pidió, lo exigió a gritos! Pero yo estaba pensando en las palabras de Konan, en que dudaba que hubiera sido por un entrenamiento y sinceramente... yo cuando me encontré a Deidara, éste no era capaz de pelear, por muy hiperactivo y terco que fuera no era imbécil, no entraría en una pelea en la que no tenía posibilidades y desde luego tan débil como estaba, era imposible.
Aquí estaba pasando algo y acabaría descubriéndolo. Kakuzu me miraba desde el otro extremo de la fila con esa estúpida sonrisa y yo le miré a él con odio, porque si tenía que sacar algún sentimiento en esta organización, era éste, odio, enfado, frialdad. Una de las condiciones que me impuse cuando entré, fue no ser el mismo Itachi que en Konoha, no podía ser dulce ni cariñoso, no podía ser protector, tenía que ser igual que ellos si no quería ser el eslabón débil, porque ser el eslabón débil, era tener que aguantar las impertinencias de ellos, saber que podían pasarte por encima y yo no iba a permitir que me pasaran por encima, porque podía ser cariñoso y dulce con quien yo quisiera, pero también podía ser frío y temible con quien quisiera y aquí dentro entre criminales, no había lugar para gente de buen corazón, tenías que convertirte en alguien peor a tus compañeros.
Eso es lo que Deidara no entendía, había sido el discípulo del tercer Tsuchikage, con un afán insaciable de aprender nuevas habilidades y aunque se convirtió en renegado por robar la técnica secreta por la que Akatsuki le había buscado, no era un mal chico, tenía curiosidad por aprender, quería ser el mejor, como cualquier otro Ninja. Puede que hubiera estado en otros grupos insurgentes o terroristas, pero no eran ni la mitad de crueles de lo que era Akatsuki, no podía venir con su carácter amable y simpático, porque era esto lo que ocurría, acababa en una mesa debatiéndose entre la vida y la muerte.
Kakuzu se acercó hacia mí hablando con su compañero Hidan sobre lo irresponsable y terco que era Deidara y yo me enfurecí al escucharle.
- Puede que Deidara sea impetuoso – le dije – y que se enoje con facilidad o exagere sus reacciones, pero siempre ha sabido muy bien cuál es su sitio y tiene un gran respeto por los demás, no entraría en una batalla contra alguien al que él sintiera superior. – le expliqué con mi tono serio
- En realidad suele cabrear a Sasori – me comentó en tono burlón Kakuzu, pero Sasori que estaba allí al lado también decidió intervenir.
- Sí, es un bocazas – nos comentó – pero aunque siempre discuta conmigo porque no entienda mi arte eterno, sabe que soy más fuerte que él y nunca ha luchado contra mí, es más... me llama Danna, eso significa que me respeta, así que en esta ocasión... estoy con el Uchiha, no entraría en peleas en las que no tiene posibilidad. Además... si tuviera que enfrentarse a alguien, sería contra Hidan, le odia, dice que no respeta su arte y desde luego, Deidara tampoco le respeta a él.
Decidí marcharme ante de que esto se pusiera peor y Sasori me siguió por el pasillo en dirección a su dormitorio. Ambos caminamos en silencio, con nuestra mirada fría hasta llegar a su habitación, donde él se despidió y se metió a dormir. Yo seguí caminando tras despedirme para ir hacia la sala donde habían dejado a Deidara. La verdad es que pensé en las palabras de Sasori porque no sabía que Deidara y Hidan no se aguantaban.
Cuando llegué, le vi allí tumbado, sudando y temblando. Me asustó un poco verlo así y aunque no tenía los ojos abiertos, se le veía sufriendo. Debía estar doliéndole demasiado. Konan sólo observaba.
- ¿No puedes darle algo para el dolor? – le pregunté.
- No tengo nada para reducirle el dolor, tendrá que aguantar – me dijo – De todas formas, no aguantará mucho, está empeorando.
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Juguete para Uchihas (Naruto, ItaDei, Naru-sasu-Naru)
FanfictionPrimera Parte: Desde que Deidara entró en Akatsuki, sólo ha sido el juguete de toda la organización, torturado y violado por todos, su esperanza acaba en manos de Itachi Uchiha, el culpable de que tuviera ésta vida, el culpable de que sintiera tanto...