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Sirius se separo de Ginger nada mas al ver a su
ahijado cerca de Lucius Malfoy. Desapareció y se apareció nuevamente, de espaldas a Lucius. Lo agarró del hombro y le pegó. Lucius Malfoy cayó al piso. Y con él una bola de cristal.

Ginger lo veía todo desde su escondite. Sirius peleaba al lado de Harry. Ginger escuchó una risa chillona y maligna y giró la vista. Allí estaba Bellatrix Black y apuntaba con su varita a Sirius desde lejos.
Las alarmas de Ginger se encendieron. Sacó su varita. Entonces, de la boca de Bellatrix estaban a punto de salir dos palabras. Ginger lo notó.

- ¡Avada Kedavra! - exclamó la bruja.

- ¡Finite Incantatem! - exclamó Ginger.

Ambos hechizos chocaron entre sí. Entonces, Ginger se vio envuelta por una inmensa oscuridad. Había un silencio aterrador, donde sea que estuviera. Ya no estaban ni Sirius, ni Bellatrix Lestrange, ni Harry. Solo estaba ella.

Los muggles tienen una superstición. Cuando alguien está muriendo ve pasar su vida ante sus ojos en un segundo. En el mundo mágico hay otra.
Cuando una persona está apunto de morir, si alguien interfiere, es envuelta por los recuerdos de esa persona.

Algunos han quedado atrapados en esos recuerdos...y varios no han vuelto para contarlo.

- ¡Quejicus! - exclamó un joven. Quejicus se levantó sosteniendo fuertemente su varita - ¡Expelliarmus!

La varita del muchacho salió volando. Viéndose desarmado intentó huir, pero no llegó muy lejos.

- ¡Levicorpus!

El cuerpo de Quejicus comenzó a elevarse hacia arriba.

- ¡Muy buena, James! - exclamó un chico de cabello negro y rizado, cayéndole hasta el hombro.
- ¿Quien quiere verle los calzoncillos a Quejicus? - dijo riendo el joven.
- ¡Potter! - exclamó una voz femenina - ¡Déjalo en paz!
- Solo si aceptas salir conmigo - le dijo el chico sonriendo burlonamente.
- ¡Preferiría mil veces estar con el Calamar Gigante que salir contigo! - refutó la joven.

En un momento de despiste, el muchacho bajo su varita dejando libre a Quejicus, quien recogió la suya y estuvo a punto de hechizarlo. Antes de darle tiempo, James lo apuntó con la suya le baja los pantalones, mostrando unos calzoncillos grises.
La joven vaciló un momento, casi a punto de sonreír. Pero siguió firme en su intento de defender a su amigo y apuntó a James con su varita.

- ¡Bájalo ahora! - dijo la joven.

Potter así lo hizo, dejándolo caer estrepitosamente al suelo.

- Deberías agradecer que Lily estaba cerca - dijo James - Se educado y da las gracias, Quejicus.

- ¡Yo no tengo nada que agradecerle a una Sangre Sucia como ella! - exclamó el joven.

Lily casi no creía lo que acababa de oír. Inmediatamente cambió su comportamiento defensivo por uno más frío.

- ¡Pídele disculpas a Lily! - ordenó James al chico, señalándolo con su varita.
- ¡No quiero que lo haga! - grito la joven - ¡Tu eres igual que él! ¡No eres más que un arrogante!
- ¡No, Lily! ¡Sabes que yo nunca te llamaría...eso! - exclamó James.
- Para ti soy Evans, Potter - le espetó la chica y se marchó de allí dejando al chico desconcertado.

Los demás alumnos empezaron a marcharse y un chico se acercó a James.

- Vamos, James - dijo el chico.
- Me odia, Remus. Lily me odia - susurró James - ¡Ya no se que hacer para demostrarle que la quiero!
- No te odia, solo está enfadada - respondió Remus - Vamos, volvamos al castillo.
- ¡Chicos, mirad! - exclamó otro joven.
- ¿Que ocurre, Sirius? - preguntó Remus.

ginger | ˢ. ᵇˡᵃᶜᵏDonde viven las historias. Descúbrelo ahora