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Había silencio, mucho silencio, y la tensión era tan grande que se podía cortar con una hoja. Ginger estaba en el despacho de Dumbledore, esperando a que viniera Remus Lupin - actual prefecto de Hogwarts - con el Sombrero Seleccionador. Ginger ya se había colocado el unirforme de Hogwarts. Sin embargo, Ginger estaba deprimida.

¿En que momento había viajado al pasado? ¿Que había pasado con Sirius? ¿Y Harry?

Ginger dejo salir una lágrima.

Sirius no podía estar muerto, ¿verdad?

No. No podía ser.

Ella había interferido en el hechizo. Pero entonces, ¿que había sucedido?

- Señorita Potter - la llamó Dumbledore - Le presento a Remus Lupin, prefecto de Hogwarts.

Ginger alzó la vista y vio delante de ella a un joven de cabello castaño y ojos marrones, con cicatrices que cruzaban su cara.

- Eh...no se que decir - murmuró el chico.
- ¿Ocurre algo, señor Lupin? - preguntó Dumbledore.
- Es solo que...aún me cuesta creer que ella sea la hija de James - confesó el joven - Cuando me lo contó pensé que era una broma.

Ginger bajo la cabeza. Remus pensó que la había ofendido y se disculpo de inmediato. Ginger intento sonreír.

- Aquí esta el sombrero, señor - le dijo Remus a Dumbledore.
- Gracias, señor Lupin.

Dumbledore cogió el sombrero y lo posó sobre la cabeza de Ginger.

- Vaya, una viajera del tiempo. Pero veo que no viniste aquí intencionadamente - comenzó - También veo que estas sufriendo mucho, has perdido a alguien muy importante al venir a este lugar. Pero no pierdes la esperanza y eso demuestra que eres valiente. Bien, creo que lo tengo claro...¡Gryffindor!

Ginger se quitó el sombrero de la cabeza y salió corriendo del despacho. Llorando. La corbata de su uniforme cambio a los colores de Gryffindor.

No le importo chocar con otros alumnos. No le importo que la insultaran por ello. Ella solo quería volver a su tiempo. Volver a casa. Volver con Sirius.

- ¡Eh! - escuchó decir mientras sentía unos brazos fuertes aprisionándola. Ella lucho por soltarse mientras lloraba escandalosamente - ¡Tranquila!

Entonces reconoció aquella voz. Mas joven e inmadura, pero increíblemente familiar. Alzó la cara empañada de lágrimas y lo vio. Sirius Black, de dieciséis años, estaba delante de ella. Parecía alarmado y no dejaba de sostenerla, temiendo que pudiera caerse en cualquier momento. Y así fue. La joven no pudo sostenerse sobre sus piernas y cayó en sus brazos.

- ¡Eh! - exclamó el joven - ¿Te encuentras bien? ¿Te llevo a la enfermería?
- No...- susurró débilmente - Mi padre...llévame con...mi padre.

Sirius asintió y, con Ginger en brazos, emprendió camino a los dormitorios de Gryffindor. Ginger pudo notar varias miradas fulminantes caer sobre ella. Y cerró los ojos, mentalmente agotada.

- ¡Canuto! - exclamó la voz de James Potter al ver entrar a su mejor amigo con...su hija...en brazos - ¿Que le pasó?

Sin darse cuenta ya habían llegado al dormitorio de los chicos y Sirius la estaba recostando sobre su cama.

- La encontré llorando en el pasillo, parecía a punto de desmayarse - contestó Sirius.
- Eh, Ginger, ¿estás bien? - quiso saber James, pero era muy tarde. La joven se había quedado dormida.
- Parece estar sufriendo - comentó Remus.

Peter estaba en una esquina, observando a sus tres amigos cuidar de la chica.

- ¿Que le habrá pasado? - murmuró Sirius para si mismo.
- Mmm...Sirius...no...no mueras porfavor...- empezó a susurrar la joven en sueños. James miró a su amigo totalmente atónito - ¡No! ¡No lo mates! ¡Sirius, no! ¡Te amo!
- ¿¡Te has liado con mi hija, cabrón!? - exclamó James Potter tirándose a pegar a su amigo.
- ¡Soy inocente!
- ¡No! - gritó Ginger.

James se volvió nuevamente hacia ella olvidándose de Sirius, quien suspiró aliviado. James tenía agarrada de los hombros a su hija y la removía intentando despertarla. Sirius tenía un tick en el ojo y la boca abierta. Remus esta incrédulo en su extremo y Peter no pronunciaba palabra.

- Sirius, no...por favor no...No mueras.
- ¡Ginger! ¡Despierta!

Ginger estaba incómoda. Veía a Sirius, estaba a punto de morir. A manos de Bellatrix Lestrange.

- Mmm...Sirius...no...no mueras porfavor - susurró en sueños.

Entonces vio a Bellatrix apuntar a Sirius con la varita.

- ¡No! ¡No lo mates! - gritó.

Antes de que una luz verde impactara en el pecho de Sirius, le oyó decir:
- Te amo, Ginger...
- ¡Sirius, no! ¡Te amo!
- ¡Ginger, despierta! - oyó exclamar una voz a lo lejos - ¡Ginger!

Y abrió los ojos. James Potter estaba delante de ella, sudando. Miró a su alrededor y vio a un joven Sirius Black con un tick en el ojo.

La joven se puso a reorganizar sus pensamientos.

Es cierto, había viajado al pasado.

Miró a Sirius y, entonces, para sorpresa de todos, se tiró a sus brazos llorando y lo besó. James Potter se llevó las manos a la cabeza, desesperado.

- ¡Alejate de mi hija, jodido asaltacunas! - exclamó James cogiendo a Sirius por la espalda y tirándolo de la cama, separándolo de Ginger.

La joven observó como Sirius caía de espaldas al piso del dormitorio. James se tiró encima de Sirius dispuesto a pegarle, pero enseguida Remus los separó.

- ¡Tío! ¡Que yo no he hecho nada! - exclamó Sirius.
- ¡Te has liado con mi hija! - contraataco James
- ¡Aún no lo he hecho! - refutó Sirius.
- ¡Pero lo harás!
- ¡Pues espera a que llegue el momento!

A este punto de la discusión, Ginger no pudo aguantar las ganas de reír al ver semejante escena y estallo en carcajadas. James y Sirius la miraron incrédulos, se miraron y no tardaron en un unirse a su risa.

ginger | ˢ. ᵇˡᵃᶜᵏDonde viven las historias. Descúbrelo ahora