Había cometido un error. Por Merlín, ¡había cometido un tremendo error!
Remus Lupin la observaba con curiosidad. Con miles de preguntas en su cabeza. ¿Cómo podía ella saber de Peter Pettigrew? Arthur y Molly le habían dicho que no le habían contado esa parte de la realidad a la joven. Solo había una explicación. Sirius.
- ¿Has tenido contacto con Sirius Black? - fue tan directo que casi se arrepintió del tono que había usado.
- No...- ciertamente, el tono tembloroso de su voz no la ayudaba.
Remus sabía que era mentira. Claramente, la muchacha había tenido contacto con ese asesino.
Al verse atrapada, Ginger se alejó corriendo del aula. Después de aquel encuentro, la pelirroja hizo lo posible por no volver a toparse con su profesor, excepto en horario de clases. Por su parte, Remus no hizo ningún intento de acercarse a su alumna y ahijada. Había visto algo en el Mapa del Merodeador - el cuál le había confiscado a Harry - que lo tenía muy confundido. ¿Podría su ahijada tener razón?
Ginger había llegado a la Casa de los Gritos. El fin de curso estaba cerca y Sirius tenía pensado actuar esa semana. La joven había estado vigilando a la rata de Ron los últimos meses. Pero esta había desaparecido misteriosamente.
- ¿Sirius? - llamó la joven.
- Aquí, pelirroja.
- ¿Estas bien? - le preguntó.
- No se si estoy bien...o si lo estaré - le respondió con tono nostálgico - He perdido muchos años en Azkaban, a veces pienso que he enloquecido. Ya no soy lo que era antes.
- Pero no lo has enloquecido - se acercó a él - Y tampoco estas tan mal.
Sonrió y le dirigió una mirada dulce. Sirius quedó embobado ante la extraordinaria belleza de la joven y los buenos sentimientos que poseía.
De repente, un olor que Sirius conocía muy bien llegó a sus fosas nasales. Sobresaltando a Ginger, Sirius se transformó en su forma animal y salió de la casa encantada.
- ¡Ron, corre! - oyó gritar desde afuera.
- ¡Harry, Hermione, marchaos! ¡Es el Grim!
Los ojos de Ginger se abrieron como platos.
- ¡Por Merlín! ¡Sirius! - se levantó dispuesta a salir, sin embargo, no le dio tiempo, pues Sirius acababa de entrar arrastrando a Ron por la pierna, dejándolo en una esquina de la casa. Sirius volvió a transformarse en humano y se dirigió hacía Ginger.
- ¡Sirius! ¿¡Te has vuelto loco!?
- Tu hermano y tu amiga están allá fuera y no tardaran en entrar, yo me esconderé hasta que lleguen, tu encárgate del chico Weasley, por favor - le pidió y se escondió detrás de una puerta.
- Ronnie, te aseguro que no es lo que piensas - intentó explicarle al pelirrojo, mas este no hacía caso.
Ginger empezó a escuchar unos pasos apresurados acercarse.
- ¡Ron! - exclamó Harry.
- ¡Ron, estas vivo! - le siguió Hermione.
¿Es que acaso esperaba verlo muerto? pensó Ginger.
- ¿El perro? ¿Donde está? - preguntó Harry, quien aún no se había percatado de la presencia de su hermana.
- ¡Harry, es una trampa! ¡Él es el perro, es un animago! - señaló hacía la puerta donde estaba escondido Sirius y esta se abrió. Sirius empezó a acercarse a Harry. Hermione se interpuso.
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ginger | ˢ. ᵇˡᵃᶜᵏ
Fanfic| "oh, pero cuán prohibido era el sentimiento" Idea original de @AnaBL2013