1 de Enero, 1997
Nº12 de Grimmauld Place.
- Sirius, dejame acompañarte - rogó Ginger.
Sirius negó con la cabeza.
- No, este juicio decidirá si soy inocente o no, si ven que vienes conmigo...no quiero ni pensarlo - contradijo él - Quédate aquí Ginger...Hermione y Ginny te harán compañía.
Sirius se volteó, dispuesto a marcharse. Ginger corrió y lo abrazó por detrás. El hombre se dio la vuelta, conteniendo sus ganas de seguir allí, temeroso de que pudieran apresarlo nuevamente, y se aferró con fuerza a ella.
- No quiero que vuelvas a Azkaban...no quiero perderte, Sirius, no ahora - sollozaba la joven.
- No volveré, si me declaran culpable, da por hecho que escapare. Te amo, Ginger.
Ella lo miró empañada en lágrimas, lo besó y después salió trotando a su habitación.
Sirius se marchó. Y Ginger se quedó llorando, angustiada tras la puerta de su dormitorio.
Enseguida decidió calmarse, aquello podría hacerle daño al bebé. Ya tenía cinco meses y el embarazo era más complicado.
Estuvo horas esperando. Horas que se le hicieron interminables. Rogando que por la puerta no entrará alguien anunciando que Sirius había sido enviado nuevamente a Azkaban.De repente sintió un portazo y el corazón le dio un vuelco.
- ¡Ginger! ¡Ginger! - escucho aquella voz gloriosa y salió de su dormitorio.
Lo vio allí plantado. Sonriente. Feliz. Entonces, por primera vez en toda la tarde, se permitió respirar aliviada.
Corrió hacia él como si se le fuera la vida y lo abrazó. Dejó escapar el aire y de repente se sintió liviana, casi flotaba.
- Todo ha ido bien, ¿verdad? - preguntó la joven.
- Sí, Fudge no tenía nada, todas las pruebas estaban a mi favor - respondió Sirius.
- Oh, gracias a Merlín, estaba tan angustiada, Sirius.
- Ya no hay de que preocuparse, ¡soy libre! - exclamó feliz y ella rió.
- Y eres todo mío - susurró ella agarrándolo del cuello de la camisa y pegándose a su cuerpo.
- Todo vuestro, mi señora.
- ¿Mi señora? Eso sonó algo anticuado - se burló ella.Sirius posó una mano en su corazón, como si aquello le hubiera dolido. Acto seguido, la besó.
- Crees que...podamos...- ella lo miró confundida - Digo estás embarazada de siete meses, a lo mejor es peligroso.
Ginger no pudo evitar soltar una risita.
- Dicen que...es bueno durante el embarazo.
- No quiero hacerte daño, además...- Sirius se quedó con la mirada posada en el grande vientre de la joven.
Ginger lo notó y se alarmó.- Oh, Merlín - él la miró asustado ante el tono que había usado la joven - En realidad no me deseas, ¿verdad? Es por que ahora estoy gorda....¿¡verdad!?
Sirius se quedó atónito. Con los ojos abiertos de par en par y la mandíbula al suelo.
- ¡No! ¡No, cariño, no estás gorda!
- ¡Si lo estoy! ¡Por eso me miraste así el vientre! ¡Por eso no me deseas!
¿Que podía hacer él en esa situación? Tenía treinta y siete años y nunca se había enfrentado a una situación de ese tipo, donde él sería padre y su novia adolescente de dieciséis años estaba embaraza teniendo un ataque de histeria por que estaba "gorda"
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ginger | ˢ. ᵇˡᵃᶜᵏ
Fanfiction| "oh, pero cuán prohibido era el sentimiento" Idea original de @AnaBL2013