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Sirius dio un brinco al verse sorprendido. Al voltear su cabeza pudo ver a una niña pequeña de dos años corriendo hacía él. La pequeña dio un brinco y saltó a sus brazos, detrás se veía a una mujer caminando.

- ¡Hola Dora! - exclamó el chico con alegría - ¿Viniste a ver a tito Sirius?
- ¡Si! - contesto la pequeña.
- Dumbledore me escribió y pensé en traer a Dora para que la vieras - habló una elegante mujer a la que Ginger reconoció como Andromeda Black - Puedes pasar la tarde con ella.

Ginger sintió un sentimiento de entusiasmo embargarla por completo. Si no se equivocaba, esa pequeña niña era Nymphadora Tonks. Sintió que la mirada de la mujer caía sobre ella, y Sirius se dio cuenta.

- Oh, Andy, esta es Ginger - presentó el joven - ¿Verdad que es igualita a Evans?
- Ciertamente, tienen algún parecido - dijo la mujer analizando a Ginger con la mirada - Bueno, Dumbledore me espera. Cuida a la niña, y encantada de conocerte Ginger.

Y así sin más, se fue. Fijó en su vista en Sirius. El muchacho jugaba alegremente con la pequeña haciéndole cosquillas y ella reía mientras entraban al castillo. Ginger juró escuchar varios suspiros. Estaba tan concentrada Sirius y Dora que no se dio cuenta de que James y Remus se dirigían hacía ellos. Fijo su vista en Remus. Después de todo, era obvio - para ella - que la pequeña Dora sería su esposa en el futuro.

- ¿Quien es? - le pregunto Remus acercándose a ella.
- Tengo entendido que es la sobrina de Sirius o algo así - contestó ella disimulando.

Ginger notó a Remus mirar a la pequeña Dora con curiosidad y ¿ternura?

- ¡Pero si es la pequeña Dora-Doo! - exclamó James y cogió a la pequeña en brazos.
- ¡Tito Jamie! - rió la niña.

Sino hubiera sido porque estaba entretenida observando a los dos chicos y a la niña hubiera jurado que había oído el doble de suspiros en la zona.

21 de Junio, 1976
Nº12, Grimmauld Place.

No supo como se había metido en ese embrollo, ni como había llegado a parar al Nº 12 de Grimmauld Place. A pesar de que en su tiempo vivía allí con Sirius, por primera vez, aquella casa la estremecía. Recordó el momento justo que la había llevado a estar delante de la Honorable Casa de los Black.

- ¡Tengo una idea! - había exclamado Sirius cuando se estaban despidiendo - ¡Puedes venir conmigo!
Ginger lo miró como si estuviera loco.
- ¿A tu casa? No sé, Sirius.
- Por favor Ginger - ella simplemente no pudo contestar al ver esa mirada de perrito mojado.
- Pues...- no había terminado de hablar cuando Sirius exclamó un "Gracias" tan alto que la pudo dejar sorda, la abrazo levantándola en el aire y le besó las mejillas cariñosamente ante las miradas celosas de las admiradoras presentes.

Por Merlín, ¡ni siquiera había aceptado! Pero es que se había quedado paralizada cuando él la había besado en las mejillas. James casi lo hechiza cuando supo que iría con él a Grimmauld Place. Por no decir que casi lo empuja a las vías del tren.

¿Quién la manda a meterse en ese lío?

Ciertamente, Sirius y ella se habían besado. Pero en ese tiempo aún ni siquiera habían comenzado una relación.

¿Acaso podía hacerlo?

¿Le sería infiel al Sirius del futuro estando con el Sirius del pasado? ¿Aunque fueran la misma persona?

Ginger miró al cielo. Ya estaba oscuro. Y después miró a Sirius.

- Bienvenida a Grimmauld Place.

Ella le sonrió y le tomó de la mano. Sabía que el odiaba esa casa cuando sus padres vivían en ella.
Sirius le dirigió una mirada tierna y paso su brazo por el hombro de ella.

ginger | ˢ. ᵇˡᵃᶜᵏDonde viven las historias. Descúbrelo ahora