CAPITULO 5

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A la mañana siguiente, me despierto con un terrible dolor de cabeza, no tengo ni idea de cómo logré llegar a casa y mucho menos como llegue hasta mi cama. Intento recordar algo de lo que sucedió la noche anterior, pero todo es una masa nebulosa y hasta recordar agrava el dolor de cabeza. De repente, una imagen en mi cabeza, pero en lugar de ser un trozo de la noche anterior parece pertenecer a un sueño.

En este, me encuentro en una especie de lucha, al parecer mi imaginación ha volado demasiado, ya que me encuentro en un desierto con un castillo a mis espaldas, frente a mí se encuentra una figura encapuchada, contra la cual debo pelear para recuperar algo importante, aunque no puedo recordar que es. Para mi sorpresa, a mi derecha se encuentra el chico más sexy de todo el planeta, más sexy incluso que Brad. El chico en cuestión tiene ojos grises, cabello lacio negro, y una figura de Adonis que rivaliza con cualquier súper actor famoso, y al parecer, está esperando a que yo haga algún movimiento. Eso es lo último que mi brumosa mente puede tratar de recordar, eso y la intensa mirada en sus ojos.

El intentar levantarme de la cama parece ser un suplicio, y de nuevo me pregunto por lo que sucedió la noche anterior, porque seguramente algo tuvo que suceder para que yo, la persona que nunca bebe en ninguna fiesta, termine con semejante resaca.

Al llegar al cuarto de baño para lavarme el rostro, observo el desastre que es mi cara. Tengo el rímel y el delineador corridos, y pintalabios por toda la cara. Parezco un payaso. Es en ese momento, en el cual a mi mente se le da por recordar la noche anterior. Recuerdo haber llegado a la fiesta con Becca, haber entrado en la casa con ella y luego, lo que desencadeno mi horroroso estado: encontrarme con Brad, la aparición de Laney y sus burlas, Becca consolándome y yo aceptando beber un trago para olvidarme de todo. Al parecer no fue solo un trago, ya que mi último, y fatal debo admitir, recuerdo es de Laney y Brad besándose en frente mío. Me siento terriblemente culpable. Se suponía que me comportaría. No sé cómo voy a ver a la cara a Kia después de lo que he hecho, pero al menos debo intentarlo. Sintiéndome valiente salgo del cuarto de baño y me dirijo hacia la cocina.

Al llegar a la cocina, recibo una sorpresa, y no es una de las buenas. La mujer que me saludo en el parque el día anterior está sentada a la cabecera de nuestra mesa, y al parecer nos encontramos solas. Mi primer instinto es tratar de llegar al teléfono celular y llamar a la policía, pero ella anticipando mi próximo movimiento, habla en voz tranquilizadora.

-Tranquila Alexandra- exclama, poniendo una mano en el aire como tratando de alcanzarme- No te hare daño.

Lo único en lo que puedo pensar es: -¿Cómo sabes mi nombre?

A lo que ella responde:

-Te conozco desde que eras bebe, de hecho fui yo quien te trajo aquí cuando las cosas se pusieron complicadas allá en Minos.

-Pero ¿De qué me está usted hablando?- espeto- Está loca, no conozco ningún lugar que se llame así, voy a llamar a la policía- exclamo desesperada.

-No creo que eso sea necesario- dice en un tono que pretende ser tranquilizador- Además, descubrirás que soy capaz de convencer a la policía de que soy una vieja conocida. ¿Asumo que tú también tienes esas habilidades?

Y su presencia aquí me golpea fuerte en el estómago como un mazazo. Seguro esta mujer ha escuchado lo que le hice a mi profesor y a aquel hombre y está aquí para llevarme a un hospital psiquiátrico. Si eso es así, no pienso dejar que me lleven sin luchar, así que intento prepararme para la horda de médicos con jeringas que seguro aparecerán por la puerta de un momento a otro.

-No te preocupes- dice la mujer- No estás loca, se de tus habilidades porque yo también las tengo.

Esas palabras, ejercen una extraña presión tranquilizadora sobre mí.

-Si es así-contesto con cautela- ¿Cómo se llama usted?

-Oh disculpa- exclama- Debí presentarme antes. Mi nombre es Jocelyn, soy la hermana de la reina de Minos, la reina Kim. Y estoy aquí para llevarte a casa.

La miro por un rato tratando de comprender lo que me ha dicho ¿Reina de Minos? ¿Llevarme a casa? Seguro esto es solo un sueño inducido por el alcohol y pronto me despertare. Pero parece bastante real para ser solo un sueño, como sea.

-Sigo sin entender lo que quiere decir- exclamo confundida

-Al principio te será difícil entender todo, pero con el tiempo el conocimiento vendrá a ti, después de todo, está en tus venas.

-Aun no entiendo- exclamo

-Te explicaré todo más tarde, pero ahora debemos irnos, o el portal se cerrará

-¿Portal?

-Sí, yo vine a través de un portal, y si no nos vamos ahora se cerrará y no podremos irnos hasta dentro de dos meses. Debemos irnos ahora.

-No se ofenda- le digo a Jocelyn- Pero aun no confío en usted, y además no tengo idea donde esta Kia. Si me voy sin avisar, se preocupara demasiado.

-Se le avisará a tu madre adoptiva que te has ido a un día de campo con una tía tuya- y agrego casi rogando- Por favor, necesito que vengas conmigo. Es imperante que encontremos la joya perdida, antes de que lo haga. Además ¿No quieres aprender a controlar tus poderes?

Esa posibilidad me tentaba bastante, pero...

-Lo siento, pero no puedo

-Vamos Alexandra ¿No quieres conocer el lugar de donde son oriundos tus padres? ¿No quieres conocer su historia? ¿No quieres vivir aventuras?

-Pues la verdad es que no- espeto enojandome. ¿Quien se cree que es esta mujer?

-Por favor- suplica mirándome- Eres la unica esperanza para nuestro reino.

-Soy solo una adolescente- contesto- No puedo salvar a todo un reino. Lo siento, se equivoco de persona.

-No lo hice- dice mirándome a la cara intensamente- Tu eres la misma bebe que traje aquí hace 17 años, y voy a demostrártelo. 

De pronto escucho una voz hablando en mi mente. No te preocupes Alexandra, solo soy yo. 

Miro asustada hacia Jocelyn.

-¿Como hiciste eso?- pregunté aterrada

-Tu también puedes hacerlo, puedo ayudarte si me lo permites.

-Bien, de acuerdo- exclame suspirando.

-Bien, andando. Prometo que responderé a todas las preguntas que tengas. Pero debemos irnos ahora. Vamos, vamos.

Acto seguido, salió apresurada en dirección a la puerta sin darse vuelta para ver si la seguía. Con algo de aprehensión la seguí. Caminamos hasta el mismo parque en el cual me la encontré la primera vez, y apareció frente a mi vista un carruaje con dos corceles de pelaje negro brillante.

-Vamos sube- exclamo Jocelyn- No podemos perder más tiempo.

-Pe... pero... yo nunca me he subido a un carruaje- exclamé algo asustada

-Pues hoy será la primera vez- espetó con severidad- Vamos sube no tengas miedo.

Un poco asustada lo hice. Jocelyn se sentó a la cabecera y tomo las riendas, inmediatamente los corceles se removieron inquietos esperando para comenzar a moverse. En ese momento solo pensaba en no caerme de aquel carruaje. Jocelyn comenzó a azuzar a los caballos y estos tomaron velocidad rápidamente, dirigiéndose hacia el lago. Pensé que caeríamos dentro, pero de pronto un portal se abrió. Y nos vimos tragadas por la oscuridad.




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