CAPITULO 28

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Luego de una buena noche de sueño, nos alejamos de la posada a caballo. De alguna manera Carter logró conseguir unos caballos esta mañana, así que continuamos el viaje un poco más aliviados ya que no tendremos que caminar varios kilómetros. Como solo encontró dos caballos, debemos montar en parejas, y por alguna coincidencia del destino termino montando detrás de Carter. Al parecer no eran mentiras lo que me dijo la vez que fui a visitarlo a la enfermería. Carter es un excelente jinete, tanto que el caballo parece ir en las nubes.

-Será mejor que tengamos cuidado- exclama Carter con voz atronadora- Este lugar es peligroso.

-Como no capitán- le contesta Clare divertida- Lo que usted ordene

-No es una broma- espeta Carter molesto- Estos bosques son peligrosos.

Continuamos cabalgando en silencio, mientras yo intento no caerme de culo en el piso. No estoy dispuesta a pasar mis brazos por la cintura de Carter para evitar caer. Antes muerta.

-Será mejor que te agarres a algo- me espeta Carter torciendo el cuerpo para mirarme de reojo- Porque ahora aumentaremos la velocidad- y sin darme tiempo a decir nada espolea al caballo y salimos galopando.

En un acto reflejo aferro mis brazos a su cintura, y de inmediato el calor de su cercanía me inunda. Carter me mira sobre su hombro con una expresión divertida en el rostro, pero no hace ningún intento de quitar mis brazos de donde se han anclado tan perfectamente.

Luego de un buen trecho galopando los chicos detienen los caballos ya que no se puede avanzar más a una gran velocidad, debido a que los arboles están muy juntos entre sí.

-Cuando estemos cerca de llegar al paramo debemos dejar los caballos atrás. No aguantaran un viaje por el páramo cubierto de nieve- y como si la hubiese llamado la nieve hace acto de presencia en una pequeña ventisca que muy pronto se convierte en toda una tormenta.

La tormenta no nos permite avanzar debido a que no podemos ver a más de 5 metros por delante de nosotros, así que con un poco de reticencia nos paramos a descansar y a preparar un buen refugio para los caballos.

Los muchachos se marchan a buscar algo de leña y madera para poder armar el refugio para los caballos, mientras que Clare y yo nos quedamos armando las tiendas.

Clare se acerca a mí para mantener un poco el calor corporal y comienza a hablarme.

-Dime ¿No es Carter un excelente jinete?- pregunta sugestivamente

-Supongo- respondo evasiva, mientras me concentro en buscar algunas mantas para cubrir a los pobres caballos que están muriéndose de frio.

-¿Y qué se siente pasar las manos por su cintura?- continua preguntándome, mientras me ayuda a quitarles las monturas a los caballos y cubrirlos con unas pocas mantas.

-Bien- le contesto. Clare abre la boca para replicar algo cuando un movimiento entre el follaje nos sobresalta.

Ambas nos quedamos quietas como estatuas, y de pronto una oscura forma se abalanza hacia nosotras, siendo interceptada por otra forma y ambas nos paralizamos en el momento en que observamos con detenimiento a ambas formas: Carter, y frente a él se encuentra la criatura de mis pesadillas: un sabueso del infierno.

Al parecer la descripción del bestiario es acertada. El sabueso al cual Carter está enfrentándose tiene el tamaño de los caballos, su enorme cola se balancea de un lado a otro, sus esqueléticas patas con garras se encuentran listas para saltar en cualquier momento, y boca se encuentra abierta con sus fauces chorreando baba venenosa.

En ese momento mis esperanzas de salir con vida caen en picada. No hay forma de que Carter pueda enfrentarse a esa bestia mientras intenta protegernos al mismo tiempo. De pronto Rick aparece al lado de Carter y juntos se abalanzan hacia la bestia, pero esta es muy rápida. Esquiva todos los ataques y estocadas que le lanzan los chicos, y luego de un rato puedo ver que el cansancio está haciendo mella en ellos.

No podremos ganar esta batalla, y Clare y yo somos peso muerto, ya que aunque yo poseo una espada no tengo idea de cómo utilizarla contra un monstruo de esa clase.

Los muchachos continúan atacando sin descanso a la bestia, pero Clare y yo sabemos que es solo cuestión de tiempo antes de que se canse de jugar y nos mate a todos. De repente se me ocurre una idea. Corro a agarrar una piedra grande del camino y reuniendo todas mis fuerzas la lanzo contra el sabueso. Inmediatamente este se da la vuelta para mirarme con sus terroríficos ojos color rojo sangre, y quedo paralizada debajo de su mirada.

Carter se aproxima con sigilo por detrás y en un rápido movimiento corta la cola de la bestia, provocando que esta lance un gruñido de dolor e ira y se abalance hacia él con los colmillos al descubierto.

Carter rápidamente esquiva el ataque rodando hacia un lado, pero Rick no tiene tanta suerte. Los colmillos de la bestia se hunden en su costado y Rick se desploma en el suelo con un grito de dolor. Carter aprovecha ese momento para acercarse hacia el sabueso y hundir su espada en el cuello del animal, cortándole así la cabeza.

El animal se desploma de lado sobre la nieve y rápidamente todos nos movilizamos hacia Rick, quien está tendido en la sucia nieve en un charco de su propia sangre.

-Tráiganme algo para parar la hemorragia- nos ordena Carter con urgencia.

Clare y yo obedecemos al instante y regresamos al cabo de unos segundos con unas gruesas toallas, las cuales Carter presiona sobre la herida sangrante de Rick.

-Debemos sacarlo de aquí- exclama Carter en un intento de esconder su propia desesperación- Si lo hacemos tratar de inmediato morirá.

-Lo sé- exclamo mirando a Rick con una mueca de dolor. Expando mi mente buscando en los alrededores y localizo una congregación de mentes a unos cuantos kilómetros más al sur- Cerca de aquí hay una aldea. Quizá podamos dejarlo allí.

-¿Dejarlo allí?- pregunta Clare mirándome horrorizada- ¿No pensaras seguir con la búsqueda o sí?

-Por supuesto que sí- exclamo algo irritada por su repentina reacción- Ya nos encontramos cerca. No podemos rendirnos ahora.

-¿Cómo estas tan segura?- me espeta de repente Carter mirándome con frialdad- Y será mejor que nos digas la verdad.

Lo miro incrédula por algunos minutos, y entonces decido hacer lo que me ha pedido. No puedo seguir ocultando más el terrible secreto de quien soy. Y si en algún extraño caso intentan matarme, podré defenderme muy bien. Tomo una respiración profunda y mirando a los ojos a mis amigos exclamo.

-No soy quien ustedes creen que soy. Mi nombre es Alexandria Peters. Y debería estar muerta.

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