CAPITULO 31

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A la mañana siguiente Carter y yo emprendimos el camino hacia la montaña, la cual según los lugareños se llamaba La montaña de la tortura. Ese nombre no me inspiraba confianza en lo absoluto, pero debíamos seguir adelante cueste lo que cueste. Por suerte para nosotros la tormenta había cesado por completo durante la noche, y aunque se nos hundían los pies en la nieve cada pocos pasos, no teníamos que preocuparnos de buscar refugio para resguardarnos de la tormenta en un futuro cercano, pues el cielo se encontraba despejado.

Avanzamos en un pesado silencio durante gran parte del trayecto. Mi mente seguía regresando a la confesión que me había hecho Rick ayer, y no podía sacar de mi mente el recuerdo de su mirada hecha pedazos. Levanté la cabeza, y vi que Carter se encontraba viéndome como si esperara una respuesta de mi parte.

-Perdona ¿Dijiste algo?- pregunté precipitada. No había estado prestándole atención desde que dejamos la aldea, y me sentía culpable por eso.

-Te he preguntado si crees que deberíamos parar a pasar la noche o seguir adelante

-Oh- fue la única respuesta en que pude pensar. Carter lanzó un suspiro de exasperación y murmuró algo que sonó como esta niña es más idiota de lo que creí

-¿Qué fue lo que dijiste?- le pregunté encarándolo por primera vez en todo el viaje

-Ya me escuchaste- me contestó sumamente molesto- ¿Qué crees que deberíamos hacer?

Me puse a pensar sobre nuestras posibilidades, y comprendí que no teníamos muchas. Si seguíamos viaje, podríamos tener la mala suerte de encontrarnos con los hombres de Nikko en el trayecto, y estaríamos demasiado cansados para pelear. Y la alternativa era que parasemos a pasar la noche, pero que eso diera como resultado que Nikko se acercara a la joya cada vez más. Ninguna de nuestras opciones me gustaba, pero era lo que teníamos y debía trabajar con eso.

-Creo que deberíamos parar a pasar la noche- contesté mirándolo para ver su reacción. Su rostro no mostró nada. Odiaba cuando no podía leerlo fácilmente

-De acuerdo- contestó con simplicidad encogiéndose de hombros.

Luego de eso nos mantuvimos extrañamente callados, cada uno perdido en sus propios pensamientos. Hicimos una rápida parada en un pequeño claro del bosque para tomar un miserable almuerzo: pan con queso. Era exasperante que no nos dieran de comer bien.

Continuamos caminando toda la tarde y yo me concentré en intentar romper las barreras de la mente de Carter, pero era una tarea imposible. Ese chico era difícil de descifrar. Una de las veces que lo intenté logré abrirme camino por sus muros, pero antes de que pudiese siquiera echar un solo vistazo a sus pensamientos, Carter se abalanzó hacia mí y me exigió que no volviera a hacerlo de nuevo.

Para cuando llegó la noche ya habíamos cruzado una buena parte del páramo, así que luego de montar la tienda y de construir una pequeña fogata para calentar nuestras extremidades entumecidas del frio, nos pusimos a comer la cena, mas pan con queso.

Antes de que ninguno de nosotros se diera cuenta comenzó a nevar copiosamente, y tuvimos que irnos dentro de la tienda para evitar congelarnos.

Una vez dentro, nos dimos cuenta que era la primera vez que estábamos solos en una carpa. La situación me puso nerviosa al instante. Nunca había estado a solas con un chico en un lugar tan pequeño, y menos con un chico tan sexy como Carter. Las mariposas en mi estómago comenzaron a hacer un baile frenético y traté en vano de calmarlas.

-Situaciones como esta me recuerdan a cuando me iba de campamento con mi padre- la voz de Carter rompió el silencio, y me sorprendí de encontrarlo hablando.

-Era un buen hombre. Todos los días me acuerdo de él- me miró como queriendo confirmar que estaba prestando atención a sus palabras- Mi madre era una hermosa mujer que hacía que el mundo de mi padre brillara intensamente. Él la amaba con locura. Mi padre era un gran guerrero y recibió muchas condecoraciones a lo largo de los años debido a su trabajo en el ejército- su mirada se encontraba lejos de aquí, perdida en los recuerdos de su infancia- Ambos me amaban con locura, yo era todo su mundo- lanzó un suspiro reuniendo fuerza para lo que iba a decir a continuación- Todavía recuerdo el día que murieron. Yo me encontraba fuera de la casa jugando con una espada de madera que me habían regalado por mi cumpleaños, cuando escuché los gritos de mi madre. Salí corriendo para ver qué era lo que ocurría, y la encontré tirada en el suelo, en un charco de su propia sangre con una bestia cerniéndose sobre ella. Mi padre al ver eso, se abalanzó sobre la bestia y esta rápidamente se giró y cerró sus colmillos sobre su garganta. Luego de ver eso corrí lo más rápido que pude. No podía creer lo que estaba pasando. Y desde ese momento me prometí que cazaría a todos los Sabuesos del Infierno hasta el exterminio.

Luego de terminar su relato se dio la vuelta para mirarme a la cara, y con su dedo pulgar limpió un rastro de humedad de mi mejilla. No me había dado cuenta de que estaba llorando.

-Eres la mujer más hermosa que he conocido nunca- me dijo en un susurro. Mi corazón se hinchó en mi pecho al escuchar esas palabras- Toda mi vida he pensado que terminaría solo en este mundo, hasta que te conocí. Tú me haces querer ser una mejor persona, y ese día en la prueba cuando vi cómo te trataba el soldado, no pude aguantar y le di su merecido. Cada latigazo valió la pena, por el solo hecho de que estés aquí conmigo.

Comenzó a inclinarse poco a poco hacia mí, hasta que nuestros labios estuvieron a una respiración de distancia, y en el último momento agregó

-He querido hacer esto desde el momento en que te vi por primera vez en mi sueño.

Sus labios rozaron los míos, vacilantes al principio, pero al notar que yo no me apartaba comenzó a profundizar el beso. Mordió mi labio inferior, y cuando mi boca se abrió emitiendo un jadeo, su lengua se abrió paso a su interior, explorando cada poro. Luego de un rato nos separamos para tomar aire, y Carter me dedicó una mirada de ternura suprema.

-No creo que nunca pueda tener suficiente de ti- exclamó con la respiración entrecortada

-Pues entonces no tendrás que esperar mucho- le respondí con una sonrisa, y pegué mi boca a la suya en un arranque de audacia.

Rápidamente su boca tomó el control, y comenzó a pasar su lengua por toda mi boca, sus manos viajaron a mis caderas, mientras que las mías hicieron su camino hacia su cuello y se enredaron en su sedoso pelo negro. Mis manos viajaron a la parte frontal de su camisa y comencé a jalarla para desabrocharla, pero Carter me detuvo.

-No creo que debamos hacer eso esta noche- me dijo dándome una mirada llena de remordimiento- Cuando regresemos- me susurró al oído- Tendrás la oportunidad de verme sin camisa,

Sonreí algo avergonzada por mi comportamiento, pero luego se me olvidó cuando su boca encontró el camino a la mía nuevamente. Estuvimos besándonos durante lo que nos parecieron horas, y cuando ya no podía mantener mis ojos abiertos, ambos nos tumbamos en las bolsas de dormir, abrazados como si no fuéramos a volver a vernos.

Öt

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