En el momento en que desperté, me di cuenta de que me encontraba en algún lugar en la orilla del rio, aunque no tenía ni idea de cómo había llegado allí. Luego de toser y escupir una cantidad suficiente de agua como para llenar una pequeña pileta para niños, me puse de pie, y me dispuse a buscar a los demás. Los encontré al cabo de un rato.
No era de extrañar que todos estuvieran enojados conmigo, así que al verme, todos se acercaron, y en lugar de preguntarme como me encontraba, se pusieron a gritarme.
-¿Es que eres idiota?- espetó Carter con su rostro a centímetros del mío- Por tu culpa perdimos todo lo que teníamos.
-Lo siento. No pensé que podría suceder eso- exclamé asustada de su arranque de furia- ¿En serio perdimos todo?
-Sí, lo hicimos- me contesta Clare en un tono enojado- Ahora no tengo ni idea de cómo haremos para encontrar el Topacio cuando no tenemos ni para comer. Y además está el hecho de que no tenemos ni la más remota idea de donde se encuentra.
A la mención del Topacio, me acuerdo de algo. Cuando estuve desmayada, tuve otro sueño.
El sueño se situaba en lo que parecía ser una guarida subterránea, y allí se encontraban Nikko y sus secuaces. De repente, me di cuenta de que Nikko era el mismo sujeto que había visto en mi primer sueño. Todos se encontraban mirando intensamente a algo sobre una mesa: un mapa.
-¿Estás seguro de que está allí?- preguntó Nikko. Su voz era fría como el hielo, y de repente sentí pánico aunque solamente fuese un sueño.
-Por supuesto- respondió con seguridad uno de los hombres, al que reconocí como el hombre de la posada- Ese tipo lo describió con mucha eficacia. Era el Topacio el que estaba en esa cueva
-Entonces tenemos que ir por él. Solo nos falta cruzar el páramo helado, y luego cruzar por el nido de sabuesos en la base de la montaña, y el Topacio será mío- exclamó Nikko con malevolencia.
-Señor ¿No cree que deberíamos preocuparnos por las personas que la reina envió en la búsqueda de la joya?- preguntó otro con cierto aire de temor.
-No te preocupes- exclamó Nikko calmándolo con un gesto de su mano- Ellos no serán ningún problema para nosotros ¿Verdad?
-Por supuesto- respondió alguien que no logré ver, pues estaba oculto en las sombras- Esos niños, no tendrán ninguna oportunidad contra sus hombres. Además se escaparon antes de que los enviaran y ahora la reina ha perdido las esperanzas.
Luego de eso el sueño se desvaneció.
Ahora que lo pensaba, la voz del hombre misterioso me sonaba extrañamente familiar, y supe de inmediato lo que eso significaba. Había un espía en el Palacio.
Continuamos caminando por un denso bosque, del que no se veía nada más que árboles y algún que otro animal rondando por los árboles. Tenía miedo de preguntar hacia dónde íbamos, ya que nadie parecía estar con muchas ganas de hablar conmigo. Según lo que me había comentado Rick, en uno de mis intentos de entablar conversación, habíamos perdido las dos mochilas con todos los suministros. Por suerte Carter había podido conservar su espada, y Rick su arco y sus flechas, además de mi espada, claro, que por alguna extraña razón se había quedado pegada a mi cintura durante todo el viaje por el rio. Pero ninguno de nosotros tenía un mapa. Mala suerte.
Considerando que Nikko se encontraba relativamente cerca de la joya, y de que había un traidor en el Palacio, tuve que reconsiderar seriamente mi negativa de pedirle a Carter que me enseñara a utilizar la espada. Así que decidí que le preguntaría en alguna oportunidad durante el viaje, preferiblemente antes de que llegáramos contra Nikko, si es que tenía una.
Como no tenía ni idea de hacia dónde nos dirigíamos, me concentré en seguir los pasos de los demás, y para pasar el rato me puse a jugar extendiendo mi mente, intentando llegar a las de mis compañeros. Las de Clare y Rick, fueron fáciles de penetrar, aunque solamente vi una pequeña porción de sus pensamientos. Ambos reflejaban lo mismo. Cansancio. Hambre. Y también algo de reticencia hacia mi presencia por haber sido quien mandó todo lo que poseíamos al fondo del rio. Eso me hizo sentir mal. Pero disculpándome no iba a hacer que los suministros regresaran, así que me concentré en atravesar la mente de mi último compañero, y no fue una sorpresa el que encontrara un fuerte muro protegiéndola. Al parecer no quería que nadie supiera sus secretos, lo que solo hizo que quisiera saber más.
Luego de unas cuantas horas de caminata, llegamos a una pequeña aldea agrícola, y como con todos los viajeros, los aldeanos al principio se comportaron con desconfianza hacia nosotros, hasta que un hombre fornido se separó de entre la multitud.
-No puedo creer lo que mis ojos están viendo- exclamó mirando intensamente nuestro pequeño grupo. Debo decir que debíamos ofrecer un panorama un tanto extraño. Cuatro adolescentes sucios, cansados y tres de ellos armados- ¿Eres tu Carter?
-Si soy yo- contestó para mi completa sorpresa- Me da gusto volver a verte Oliver. Venimos desde muy lejos, y en un pequeño accidente- añadió mirándome significativamente- perdimos todos nuestros víveres. ¿Sería posible que pudieran proveernos algo de comida y cobijo solo por esta noche?
-Claro que si- respondió Oliver abriendo los brazos- Vengan pasen, mi nombre es Oliver Matos, y soy el patriarca de la aldea. Sean bienvenidos.
Y solo así nos condujo hacia una pequeña cabaña en un extremo alejado del pueblo, donde nos instó a instalarnos, mientras iba a avisarles a todos de que tenían visitas.
-Gracias a Dios que no acogieron- exclamó Clare sentada en el piso de madera masajeando sus doloridos pies- No creo que podría caminar un paso más.
-Den gracias a que conozco a la gente de esta aldea- espetó Carter un tanto molesto- O de lo contrario ya nos hubieran encerrado como unos bandidos.
-Quizá podríamos preguntarles si saben algo del Topacio- exclamó Rick para intentar aliviar la tensión de Carter- Sería bueno que alguien nos diera una mano.
-Quizá sepan de la montaña en que está escondido- digo antes de poder detenerme, y en el momento en que las palabras salen de mi boca, veo que he cometido un grave error
-¿Cómo sabes que está en una montaña?- preguntó inquisitivamente Carter, a lo que respondí de la misma manera que a Sean.
-Solo lo sé, pero créeme Nikko está muy cerca de encontrarla, de eso estoy segura.
-Bien como sea- exclamó enojado Carter, yéndose en dirección a la puerta- Ustedes quédense aquí si quieren, pero yo iré a conseguir algo de comer- y dicho eso desapareció por la puerta.
Y allí fue mi oportunidad de hablar con él.
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The challenge #DanAwards2016 #iisem2016
AventuraAlex es una chica normal, que vive en Nueva Jersey. Su vida parece de lo más normal hasta el día de su decimoséptimo cumpleaños. Ese parece ser el peor día de su vida, pero también es el día en que ella ve a una misteriosa mujer saludarla a la salid...