CAPITULO 11

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Estuvimos corriendo durante lo que parecieron horas, mis pulmones ardían y ya no sentía mis piernas, pero no podía darme el gusto para parar a recuperar el aliento, sabia dentro de mí, que era probable que no pudiera seguir si decidía pararme. Corrí durante todo el trayecto lado a lado con Clare. Por suerte para mí, Carter se hallaba al frente de nuestro grupo y no podía ver como el sudor corría por mi espalda, y como mi lengua casi colgaba fuera en busca de agua.

En un momento particularmente malo durante la corrida, tuve que detenerme a vomitar en unos arbustos con forma de jirafa. Lo poco que había ingerido de desayuno fue devuelto por culpa de mi estomago revuelto. Cuando mire el desastre que había dejado en los arbustos me dio pena por la pobre gente que tuviera que limpiar los desperdicios de mi estomago. 

Pero es que ¡Yo no estaba acostumbrada a correr! Apenas si podía correr el camino hacia la parada del autobús, y llegaba sacando la lengua afuera. ¡Pedirnos algo así era una completa locura! Moriría antes de completar el primer día de entrenamiento. 

Cuando volvimos al centro de entrenamiento, yo estaba lista para renunciar. ¡Ni siquiera había podido aguantar bien la carrera! El entrenador al vernos entrar se acercó a grandes zancadas y nos instruyó que nos dividiéramos por parejas, pero antes incluso de que llegáramos a elegir compañeros, habló de nuevo.

-Yo voy a elegir los grupos, y no vale cambiar- exclamó como un sargento- Los grupos serán los mismos para toda la semana.

-Mía con Bonnie- ambas chicas se pusieron juntas- Rosie con Chloe- siguió diciendo- Janet con Ashley.

Debía ser una broma ¿Yo, junto a esa arpía? Esto iba a terminar mal en muchos sentidos.

De mala gana me situé junto a Ashley quien tenía una enorme sonrisa maliciosa en el rostro, la cual prometía problemas.

Grandioso. Estaba emparejada con una lunática.

Luego de nombrar todos los grupos, Rufus comenzó a explicar el ejercicio.

-Lo que tienen que hacer es sencillo. Su compañero los atacará y ustedes deben bloquearlo y derribarlo.

Carter y otro chico de quien no sabía su nombre se ofrecieron para hacer una demostración. El ejercicio realmente parecía muy sencillo, así que me dije ¡Vamos Alex tu puedes hacerlo!

Media hora más tarde, me encontraba sudada, cansada y tirada en el suelo. Ashley había logrado derribarme incontables veces desde que comenzamos, yo, por mi parte, había logrado derribarla una sola vez, pero fue por pura suerte. Ella se había dado la vuelta para mirar como entrenaba Carter y al agarrarla completamente desprevenida, había logrado derribarla con facilidad. Pero mi suerte llego hasta ahí, ya que luego de ese pequeño desliz Ashley había redoblado fuerzas, y no me había dado ni un respiro. Fue un alivio cuando la voz del entrenador informó que teníamos un pequeño descanso para reponer energías. Me dirigí directo hacia la mesa llena de botellas de agua en la que algunos participantes se habían acercado a beber. Me encontré con Clare e inmediatamente comencé a quejarme de mi suerte.

-No puedo creer que el entrenador me haya puesto con alguien como ella- exclamé airada- Es una maldita perra.

-Bueno, por lo menos no te ha puesto con Julia, quien se la pasó prácticamente todo el ejercicio hablándome de sus múltiples mascotas y de su hermoso novio que dejo allá en casa- terminó con un suspiro de exasperación.

Comenzamos a reírnos como un par de lunáticas al darnos cuenta de nuestra terrible suerte en compañeras de entrenamiento. Justo en ese momento Carter apareció de entre la masa de competidores a nuestra derecha. Pensé que nos pasaría de largo, pero para mi sorpresa se paró frente a nosotras.

-Deberías rotar un poco más tus hombros – dijo mirándome- Eres más pequeña que Ashley y debes usar eso como ventaja.

Dicho eso se fue por donde había venido. Yo, un poco más estaba hiperventilando.

O sea, Carter Cros me había hablado. Y aunque no sabía en realidad quien era, un calor se extendió por todo mi estómago.

Otra vez en mi habitación, me encontré con una carta perteneciente a Jocelyn, en la que me citaba a encontrarme con ella a las ocho de la noche para ayudarme a entender más mis poderes, y donde además, me decía que había conseguido la ayuda de una vieja amiga para que me diera clases particulares sobre lo que estábamos viendo en el entrenamiento.

Como se enteró de lo que sucedió hoy, no tengo idea. Pero no podía decir que no, el entrenamiento recién comenzaba y ya me iba pésimo. A este paso sería la primera persona que quedara fuera.

Así que, a las ocho menos cuarto, Salí de mi habitación, preparada tanto para el entrenamiento físico, como para el entrenamiento mental.

Además de la carta, Jocelyn había adjuntado un mapa del castillo para que yo supiera llegar por mi cuenta al lugar de reunión. Lo cual agradecí enormemente. No podía contar con la ayuda de mis guardias ni de Clare. Porque, obviamente yo estaba haciendo trampa al entrenar de forma particular con un maestro.

Luego de unos minutos de caminata en la oscuridad, llegue al lugar indicado en el mapa, en él, me encontré a Jocelyn, junto con otra mujer, sentadas en un escritorio. La mujer era de baja estatura, debía tener unos 40 años, pero estaba en excelente estado físico, y parecía que podría romperle el cuello a cualquiera. Al verme, ambas se levantaron para saludarme.

-Buenas noches- exclamó Jocelyn- Esta es Lana. Ella será tu entrenadora personal. Se asegurará de que puedas ganar La Competencia.

-Buenas noches Alexandra- exclamó Lana sonriente extendiéndome la mano para que se la estrechara, lo cual hice- Es un placer conocerte.

-Igualmente- exclamé complacida. Esta mujer era realmente amable, o al menos, lo parecía.

Después de saludarnos, comenzamos a entrenar. Primero entrené un rato con Jocelyn. Al parecer había un montón de cosas que no sabía con respecto a nuestros poderes. Como por ejemplo, que podía meterme en la mente de las personas y encontrar un recuerdo concreto si sabía con certeza que buscar.

Aunque nunca me lo imagine, el entrenamiento con Jocelyn, fue aún más cansador que el que tuve con Lana después. A pesar de que parecía una entrenadora muy estricta y todo lo demás, era realmente dulce, y me explicaba en detalle todos los movimientos que debía hacer, lo cual agradecí, ya que no tenía la más mínima idea de cómo moverme en lo absoluto.

Luego de terminar el entrenamiento, quedamos en encontrarnos al día siguiente a la misma hora, pero en otro lugar, así- dijo Jocelyn- será más difícil que los guardias nos rastreen.

En el camino hacia mi cuarto, estaba tan inmersa en mis pensamientos, que apenas registre que una puerta se había abierto a mi derecha, hasta que alguien se colocó frente a mí. Y ese alguien, para mi desgracia, era Carter. Me miro con extrañeza cuando me reconoció. Estaba vestido con unos cómodos pantalones de chándal y una camiseta blanca fina, la cual dejaba translucir sus impresionantes abdominales, y también para mi sorpresa, llamativos tatuajes con forma de cuña dispersados en su pecho.

-¿Qué haces deambulando por los pasillos?- exigió, con voz autoritaria

-Solo estaba tomando un paseo nocturno- contesté. Jocelyn y Lana me habían ayudado a crear esa pequeña mentira, por si acaso me encontraba con alguien en mi camino de regreso.

-Pues no deberías andar levantada a estas horas- espetó molesto. De repente su frente se había arrugado con ira y de su garganta sobresalía una vena- Regresa a tu cuarto, o mañana no rendirás nada en el entrenamiento.

-Muy bien, de acuerdo- exclamé cansada- De todas formas estaba regresando- Hice el amago para irme pero él me agarro del brazo.

-Te acompañare- dijo- Probablemente te perderás- no quise decirle que probablemente tuviera razón, así que deje que me arrastrara hacia mi cuarto. Una vez allí, me soltó rápidamente y se alejó sin mirar atrás.

Yo me quede viendo el lugar por donde había desaparecido, pensando en que ni siquiera pude darle las gracias.



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