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—¡Eso es trampa! ¡Trampa! Exijo la revancha. —sus ojos me fulminaron.

—Aprende a perder, perdedor. —rodé los ojos. —Acepta que tu novia te ha ganado dos partidos. Eres realmente pésimo jugando.

Zayn sonrió de la nada.

—Mi novia. —me agarró por la cintura desprevenidamente y me apretó contra él. —Que lindo suena eso. Mi novia. Mía, mía, mía. —dejó su rostro entre mi cuello.

—Suenas tan posesivo, Malik. —sonreí y me removí por las cosquillas que causaba su cara en mi cuello. —Sabes que soy completamente tuya... y de unos cuantos más.

—No es gracioso cuando dices eso. —arqueó una ceja.

—Que celoso eres, mi amor. —agarré sus mejillas, acercándolas a mi cara y uniendo sus labios con los míos. Zayn sonrió en medio del beso.

—¡Chicos, la comida esta lista! —llamó la señora Trisha.

Había tenido una seria conversación con ella. Le pedí disculpas por hacer sufrir a su hijo, y ella a mí por contestarme de esa manera, pero yo le respondí que la entendía. Quería proteger a su hijo de mí. En ese momento me había vuelto a sentir la peor persona del mundo. Me contó que Zayn en todas las vacaciones se la pasó en encerrado en su cuarto. Apenas hablaba, apenas comía y su aspecto era un asco. Unas ojeras marcadas, los ojos rojos y la piel pálida. Me sentí peor. La persona más maldita del mundo.

Pero ahora estábamos todos bien. Ahora estábamos en la casa de Zayn jugando videojuegos y viendo algunas películas románticas, riéndonos de lo cursis o estúpidas que eran algunas parejas, sin mirarnos a nosotros mismos. Éramos idiotas.

—¡Una carrera! —gritó Zayn, haciéndome sobresaltar. Ambos salimos hechos unos rayos de la sala.

Éramos unos malditos infantiles. Pero me gustaba. No nos aburríamos. Después de un mes obviamente habíamos tenido nuestras diferencias, pero habíamos sabido resolverlas. Zayn no se resistía a estar enojado, yo tampoco.

—¡Gané! —dijo infantilmente mi novio.

Rodé los ojos con diversión.

—Tú no cambias.

Al sentarnos, no pude evitar ver la grasa de mi abdomen acumularse. Sentí vergüenza por mí misma. Miré a Zayn, quien no se había percatado. Estaba hablando muy animadamente en que su profesor de música le había pedido tocar el piano para una obra que se realizaría en menos de un mes. Sonreí, viendo la felicidad plasmada en su rostro.

La señora Trisha dejó nuestros platos en frente de nosotros. Pollo con papas fritas. Hice una mueca. Se veía tan delicioso. Comimos lentamente, hablando de diversos temas. Al terminar mi comida, esperé que la señora Trisha y Zayn terminaran la suya, me disculpé y levanté el plato para llevarlo al fregadero. Me dirigí al baño, cerrando la puerta y apoyándome en esta.

Cerré los ojos por unos minutos. Sentía la comida atascada en mi garganta, pidiéndome ser vomitada. Me coloqué delante del escusado y me agaché, metiendo un dedo en mi boca. La comida rápidamente fue expulsada, haciéndome mierda la garganta.

—______, ¿todo bien allí adentro?

Levanté la cabeza rápidamente.

—Eh, sí, señora Trisha. —alargué mi mano para tirar la cadena. Lavé mis manos y tomé la pasta dental, colocando un poco en mi dedo índice, pasándola por mis dientes.

Salí del baño, viendo a la señora Trisha al lado de este, cruzada de brazos.

—Dime una cosa. —achicó sus ojos mientras me observaba. —Tú y Zayn... ¿ya están teniendo relaciones sexuales?

Little Things |My Bulimic Girlfriend|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora