34.

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Bufé al sacar todos mis materiales de la mochila y no ver ningún lápiz. Revisé la hora y agradecí que faltaran cinco minutos para que llegara la maestra. Debía apresurarme en ir a mi taquilla y buscar un lápiz. Si mis compañeros fueran solidarios, me ahorraría el viaje. Pero no, eran sumamente egoístas hasta con los materiales. Putos todos. Me levanté de mi asiento, ante la confusa mirada de Dan.

-Iré a mi casillero, en seguida vuelvo –caminé apresuradamente hacia la puerta.

Los pasillos estaban ya desiertos, con sólo algunos profesores caminando hacia sus respectivos salones. Apresuradamente caminé hacia mi taquilla. Paré de golpe, fruncí el ceño y retrocedí lentamente hacia un pasillo. Mierda, esto debía ser una maldita broma. Si lo peor fue ver a Harry teniendo sexo con una maestra de Gemma, esto para mí es muchísimo peor. Demasiado peor. Deseé que mis ojos jamás hubieran visto eso.

Tan pronto como Harry la besó, me devolví hacia el salón. A la mierda el maldito lápiz. Aún temblando y con un nudo en la garganta, entré al salón. Una chica había ocupado mi puesto al lado de Dan. Él me mandó una mueca de disculpa. Lo ignoré a él y a la maestra mientras tomaba mi mochila que ahora estaba en la mesa de Dan y busqué un asiento solo. Me senté a penas, colocando mis codos en la mesa y mis palmas en la cabeza. Jamás me había sentido tan traicionada en toda mi miserable existencia.

A los pocos segundos Geraldinne entró al salón, agitada y ruborizada. Quité la mirada de inmediato. Escuché una disculpa de su parte hacia la maestra, y a los segundos después la tenía a mi lado. Saqué los audífonos de mi mochila junto con mi móvil, haciendo caso omiso a su saludo. Coloqué los auriculares en ambas orejas, queriendo ignorar todo. Wherever you are iba a ser todo lo que iba a escuchar. Podía sentir la mirada confusa de Geraldinne hacia mí. Giré mi rostro a cualquier cosa que no fuera ella. Fui viendo los rostros de mis compañeros aburridamente, tratando de encontrar algo interesante que estuvieran haciendo los estúpidos. Mi vista se fijó en Zayn. La aparté de inmediato, recordando la noche anterior. Después de besarlo y decirle que quería molestarlo, lo eché apresuradamente de mi habitación. Ahora se me hacia incomodo verlo.

Volví a la realidad en el momento que Geraldinne quitó uno de mis auriculares.

-¿Sucede algo? –preguntó.

Tomé el auricular y volví a colocarlo en mi oreja.

-Oye, si te pasó algo puedes decirme –su palma tocó mi hombro. Moví bruscamente mi hombro, tratando que no me tocara. –Hey, dime ya qué es lo que te sucede –acercó su silla a la mía. –Oye, ¡deja de ignorarme!

Le subí más el volumen a la música cuando la profesora regañó a Geraldinne. Eso no le impidió tomarme por el hombro y girarme. Rodé los ojos y volví a darme la vuelta. Ella volvió a quitarme el auricular.

-¿Qué te he hecho?

-No me toques –mis palabras salieron frías y lentas.

-¿Qué? –frunció el ceño.

Volví a colocarme el auricular. Que se vaya a la mierda.

-¿Cuál es tu maldito problema? –Geraldinne exclamó furiosa. Había llamado la atención de la mitad del salón.

Suspiré pesadamente.

-¿Cuál es mi maldito problema? –murmuré. – ¿Qué cuál es mi maldito problema? –la miré, esperando que a esta altura mis ojos se mostraran inexpresivos. – ¿En serio me estas preguntando eso? Pues dímelo tú.

-¿Qué mierda voy a saber yo? –soltó un bufido.

-¿Eso era lo que tenias que decirme, no?

-¿De que rayos hablas?

Little Things |My Bulimic Girlfriend|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora