33.

935 45 5
                                    

-¿Por qué no vas?

-¿Qué? –giré mi cabeza, aún sin darle mordisco a mi sándwich.

-¿Por qué no vas a hablarle? –me sonrió. –Deberías ir. Quizás aún sigue enojado por lo que pasó el viernes –se encogió de hombros. –Yo lo estaría.

Miré a Zayn, que estaba junto a Perrie y su grupo. Se veía feliz. Harry también estaba metido allí, pero se notaba hasta de lejos su disgusto con la presencia de Zayn ahí. Zayn estaba siendo el centro de atención.

-El viernes por la noche cuando llegué, había un ramo de flores sobre el sillón –murmuré.

-¿Qué?

-Ay, no me hagas repetirlo –rodé los ojos y dejé el sándwich en la mesa.

-Que lindo de su parte –chilló. – ¿Ves? Deberías ir y…

-¿Cómo rayos quieres que vaya a hablarle si están todos esos idiotas allí? –apunté disimuladamente con la cabeza hacia la mesa. –Que vergüenza, quizás hasta Perrie se aproveche y me humille. Ella no se pierde nada.

-Pero puedes ir a hablarle después –cruzó sus brazos. –Tienen bastantes clases juntos, tonta.

Volví a mirar la mesa. Mierda. Perrie tenía su mano puesta sobre la de Zayn. Y él no la apartaba. Oh, vamos. No puedo ser tan perra para pensar que ahora me interesa, justo que ya me lo quité de encima. Sentí la mirada de alguien en mí. Giré un poco más mi cabeza. Harry. La aparté de inmediato.

-No, ¿para qué? –miré a mi amiga. –Estoy bien así –hice una mueca. –Quizás ya no me moleste más.

-O puede que se haga más insoportable.

Reflexioné unos segundos. La campana sonó, avisando el término del almuerzo. Miré mi bandeja. Sólo había tomado mi jugo. Muy bien. Volví a mirar a Geraldinne, que me observaba esperando un acto mío para levantarse. Sonreí.

-¿Si no me muevo tú tampoco lo harás?

-Estúpida –rodó los ojos con diversión y se levantó del asiento con su bandeja en mano.

-Habla por ti –tomé la mía y me levanté del asiento. Caminé detrás de ella, dejando la bandeja encima de todas las demás.

-Eh, ______  –asentí con la cabeza, en señal de que la escuchaba. –T-tengo que decirte algo.

-Te escucho.

-N-no sé como decirte –rascó su brazo. –E-es algo c-complicado.

-Deja de tartamudear y suéltalo ya.

-¡Tengo miedo! ¿Ok? –me miró de reojo. –Sé que te enojaras. T-te conozco, lo presiento.

-Si es así, suéltalo de una. Espera mi reacción. Si no reacciono, te vas. No me enojaré después –me encogí de hombros. –Estarías corriendo por tu vida –intenté bromear. Pero esta ni una sonrisa sacó.

-¿Podemos hablar un momento, cerdita? –paré de  golpe mi paso. –Sí, te hablo a ti.

Con los puños apretados, me di la vuelta.

-¿Qué? ¿Qué demonios quieres hablar conmigo, idiota?

-Hey, en primer lugar no me hables así –me apuntó con el dedo. –Vengo en paz. Te lo aseguro.

-Te hablo como tú me hablas a mí –mi rostro estaba tenso.

-Ya, ya –me agarró del brazo. –No te pongas sentimental –miró a Geraldinne. –Después te la regreso. Adiós.

Little Things |My Bulimic Girlfriend|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora