Little Things |My Bulimic Girlfriend|

47.

Me removí en la manta, sintiendo un peso en mi cadera. Fui acostumbrándome de a poco a la luz, desorientándome al ver de frente la cara de Zayn.

—Buenos días. —murmuró aún con mi mechón de pelo entre sus largos dedos. —Perdón, iba a preparar el desayuno, pero me distraje mirando tu rostro. —admitió con un poco de vergüenza

Sonreí. ¿Puede ser más lindo? —De todos modos, sabes que nunca desayuno, me hace mal.

Él tomó mi nariz entre sus dedos, apretándome. —Eso esta mal, ¿sabes? —acercó sus labios a los míos, pero rápidamente coloqué una mano entre nosotros. —¿Uh?

—Nop .—negué con la cabeza. —No me he lavado los dientes. Debo tener un aliento de perros.

—¿Y eso a mí qué? —hizo un puchero.

Sonreí de lado.

Zayn, mi maravilloso Zayn.

—Eso no está bien. —con mis dedos apreté sus mejillas, haciendo que su boca pareciera a la de un pez. Sonreí. —También muero de ganas por besarte, pero no quiero matar pasiones con nuestro aliento.

Ambos reímos nos abrazamos, reconfortándonos con el calor del otro.

—Iré un momento por bebidas, no te muevas de aquí. —me señaló con un dedo.

—Cuando vuelvas yo ya estaré bailando con unos tres tipos o a punto de hacer una orgía. —bromeé.

—Muy graciosa. —Zayn arrugó la nariz, y se fue no sin antes zamarrear mi nariz entre sus dedos.

Bufé, viendo como él se perdía entre la gente esparcida por el lugar. Metí las manos en los bolsillos de mi chaqueta, viendo a mi alrededor. Las personas parecían estar ya en su clímax, bailando entre ellos, bebiendo alrededor de la fogata, besándose como si el mundo se fuera a acabar y toqueteándose entre ellos. Lo típico. Hice una mueca, preguntándome por qué Zayn quería venir a una fiesta así. Podríamos estar viendo películas en mi casa, con una taza de chocolate entre nuestros dedos...

—Hey.

De pronto esa voz conocida, hizo eco en mis oídos. Me giré, y sonreí de lado.

—Hey. —saludé de la misma forma, apretando las manos dentro de mi chaqueta.

—¿Te... apetece sentarte? —preguntó ella, señalando un tronco no tan lejos.

Me encogí de hombros y la seguí allí, sentándome a su lado. Lo único que hicimos por unos cuantos segundos fue limitarnos a ver a la gente que pasaba de aquí para allá, que estaban riendo o muy borrachos.

—Estoy... estoy embarazada.

Fruncí el ceño, tratando de procesar lo que acababa de escuchar. Miré a Eleanor, completamente con mi rostro en pura confusión.

—¿Embarazada?

—Sí. —asintió y sonrió de lado, mirando una piedra que estaba al lado de uno de sus pies. —Tengo como unos tres meses.

De repente sentí que la que estaba recibiendo la noticia de que estaba embrazada era yo, sin poder asimilarlo. Eleanor embarazada. No es que fuera malo, pero sería raro verla en unos meses más cargando a un bebé, cuando yo aún sentía que ella era uno.

—Felicidades. —solté.

¿En serio Eleanor y yo pasamos todos los días, a toda hora juntas en estos años? Ahora no se sentía así. Sentía que era una completa ajena a mí, yo sin saber nada de ella. ¿En qué momento todo se había vuelto así?