Capítulo cuatro

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Capítulo cuatro:

Subieron las escaleras a grandes zancadas, pero cuando llegaron a la puerta, Madre Elena soltó el agarre que las unía, se detuvo en seco y miró hacía atrás con desconfiada.

—¿Qué estas buscando?—Giró la cabeza para mirar a la calle de enfrente, buscando algo sospechoso que hiciese perder la confianza de Elena. Pero lo único que llamó su atención fue una mujer que las miraba atentamente delante de una tienda de fotografía. La mujer sonrió malvadamente y cuando una camioneta que durante un segundo se interpuso entre ambas para luego desaparecer y dejar a la vista la tienda de fotografía sin ninguna mujer delante de ella.

—Entra, ¡rápido!—exclamó Elena, empujando a ______ en el recibidor del museo.

—¿Qué esta pasando,Elena?—preguntó cuando la monja de vestimenta blanca que entró detras de ella, se detuvo a su lado.

—Todavía no—susurró mirando desconfiada a los visitantes que se encontraban mirando atentos a los objetos y las estatuas que se encontraba pegadas a las paredes de roca—. Agacha la cabeza, y nunca la levantes, ¿de acuerdo?

—Estoy harta de que me mandes ordenes sin ni siquiera saber el motivo.

—Por favor ______, hazlo—suplicó mordiéndose el labio nerviosa y sonrió complacida cuando la chica bufó y agacho la cabeza—. Yo te guiare, tranquila—La agarró de la mano y con paso lento empezaron a caminar por el largo pasillo que estaba rodeado de gente.

Fueron unos segundos después cuando _______ sin levantar la cabeza divisó un cartel rojo con las palabras prohibido el paso; reformas escritas en blanco, pero eso no impidió que Elena abriera las grandes puertas de madera empujandola con la mano izquierda.

______ soltó la union de sus manos.

—Elena, no se pue...—No terminó la oración ya que sintió una manos en su espalda que la empujaron hacía el interior del cuerto donde las paredes estaban pintadas con figuras de muchos colores, y en lo alto se aquellas paredes, se encontraban dos altas vidrieras y una de ellas se encontraba abierta—¡Oye!—exclamó mirando como la mujer que consideraba una madre cerraba las puertas con cuidado.

—Ya estas a salvo—contestó apoyando su espalda en la gran puerta y suspiró entrecortadamente.

—¿A salvo? ¿De qué?—Frunció el ceño.

—De los demonios.

—¿De que estas hablando Elena?

La mujer respiró hondo y en un rápido movimiento se separo de la puerta.

—______—suspiro—, tu eres...

—¡Historía!—gritó una mujer que se encontraba de cuclillas en los railes de la vidriera, y al terminar de decir la palabra, saltó hacía donde se encontraba ______, pero, antes de que el cuerpo de la mujer tocara el de la joven, Elena se interpusó entre ambas y con un movimiento que no fue visible para la joven hizo que la mujer de la ventana palideciera y calló al suelo con una daga clavada en el corazón.

______ chilló y vió como la mujer que ella confirmó que era la misma que se encontraba enfrente de la tienda de fotografía, fue convertida en cenizas.

—¿Qué has hecho?—gritó histerica, klevandose las manos a la boca— ¿Por qué se ha convertido en cenizas?—Retrocedió unos pasos— ¡Contestame, joder!

—Era ella o tu.

—¿Có-cómo?—tartamudeó asustada.

—Ella era un demonio.

—Eso es imposible—murmuró—. Los demonios no existen.

—¿Y cómo esplicas que se halla convertido en cenizas?

La leyenda del puente de los Dioses {H.S}Donde viven las historias. Descúbrelo ahora