Capítulo once

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Capítulo once:

La joven caminaba con las manos ocultas en sus bolsillos mientras se concentraba en golpear con sus zapatos una pequeña piedra que se encontraba en el camino.

Hacía unos minutos que había dejado de oír los gritos que provenían del comedor y al negarse a si misma que no volvería para desayunar, decidió dar un paseo para conocer más el terreno.

Ella sabía que se estaba comportando como una cría, pero oír decir a sus amigos y prácticamente a todo el campamento que la leyenda debe de ser aniquilada, no era motivos por los cual alegrarse.

Pero lo que no sabía era como reaccionar cada vez que alguien deseaba que la leyenda muriese de la peor forma posible sin saber que, esta, se encontraba a pocos metros escuchando y sintiéndose mal por dentro.

Gabino era el único que sabía la verdad y aún haberse comportado un tanto despistado el día que lo conoció, no sabría que hacer si no fuese por él, al igual que con Elena. Sus nuevos amigos eran tan buenos con ella que la hacían sentirse querida. Y por difícil de creer, también le agradecía a Harry, y ni siquiera ella sabía el por qué. Tal vez era por sus preciosos ojos y las mariposas que sentía cada vez que la miraba, o por su perfecto pelo rizado que se moría por acariciar o por...¡No! No podía enamorarse del hombre que en un futuro acabaría con ella. Pero sobre todo le agradecía a... ¿Cómo no se había dado cuenta? ¡No había aparecido en sus sueños la noche pasada! Aunque no se haya dado cuenta hasta ahora de que no le había visto en dos días, se sentía traicionada.

Se sentó en el suelo y garabateo líneas sin sentido con el dedo índice en el arenoso camino. Sus ojos se dirigieron al brillante Sol y recordó las palabras de Elena: Ha estado contigo toda tu vida.

—Si me oyes, hazme un señal—Estuvo atenta a su alrededor, pero nada fuera de lo común llamó su atención.

Suspiró decepcionada, aunque en el fondo sabía que no pasaría absolutamente nada.

Necesitaba compañía y recordó cuando su tío la mencionó la manera de llamarlo. Agarró su collar y dijo en voz alta: Tío. Pero nada paso.

Se levantó del duro suelo y sacudió sus pantalones para quitar el polvo de ellos para después dirigirse, de nuevo, al comedor.

—¡______! ¡______!—gritarón su nombre a sus espaldas—. Te he estado buscando por todas partes—Perrie se detuvo a su lado y apoyo su mano en el hombro de su amiga mientras respiraba entrecortadamente.

—¿Estas bien?

—Eso te lo tendría que decirte yo a ti. Te vi coger el horario antes de ir a desayunar.

—Me dolía la cabeza y los gritos lo único que hacían era empeorarlo—mintió sonriendo de medio lado.

—Oh si—rió—. Cuando te fuiste Gabino mando callar a todos furioso. No lo entendí la verdad, llevó aquí desde los dieciséis años y nunca ha actuado asi.

______ sonrió agradecida. Al menos alguien la apoyaba y eso le gustaba.

—Será el estrés de volver a empezar las clases—Arrugó la nariz.

—Supongo—Se encogió de hombros para luego contemplar el reloj de su muñeca—. Pero bueno, debemos irnos, las clases empiezan en menos de diez minutos—La agarro de la mano y comenzaron a caminar.

Con la mano libre, ______ sacó el horario doblado por la mitad de su bolsillo derecho del pantalón, lo desdobló con el pulgar y leyó la primera asignatura: Entrenamiento corporal.

—¿Qué hay que hacer en esta clase?—preguntó a su rubia amiga mientras volvía a guardar el horario.

—Te enseñan a defenderte.

—Ósea, dar puñetazos y patadas como si fueras Chuck Norris, ¿no?

Perrie rió a carcajadas y se detuvo enfrente de un terreno repleto de hierba y adolescentes que hablaban entre ellos.

—Venga Chuck Norris, nos esperan—Señaló la zona donde sus amigos se encontraban y, de nuevo, la volvió a agarrar de la mano hasta que llegaron hasta los seis chicos.

—Entonces, los lunes, miércoles y viernes habrá la clase que dirige Harry—habló Danielle.

—Sí, a ultima hora.

—Supongo que Gabino habrá pensado en los arcontes al ponerla a ultima hora, asi tendremos una tarde entera para descansar de Harry—bromeó Louis haciendo que sus amigos rieran.

—Hey chicos, ¿de qué habláis?—preguntó Perrie apoyando su mano en el hombro de Zayn.

—Nada importante, solo esperamos con ansias que un meteorito caiga sobre el campamento antes de que llegué la clase en la que Harry será el profesor.

—Dudo que un meteorito pero un...—La oración de Louis fue interrumpida por la grave voz de la que ______ supuso que era su profesor.

—Buenos días alumnos. Sospecho que durante todas las vacaciones no habreís dado palo al agua, asi que, todo el deporte que deberíais haber hecho durante este verano, lo haréis ahora. Daréis diez vueltas al campamento completo—Su papada se movía cuando hablaba y ______ dudó que alguien tan rechoncho como él tuviese el título de profesor de Entrenamiento corporal.

—Va a ser una hora muy larga—murmuró la morena.

La leyenda del puente de los Dioses {H.S}Donde viven las historias. Descúbrelo ahora