Capítulo 7

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Yonath sintió que alguien tocaba en la puerta y miró hacia allí.

            -Adelante.

            Meira abrió y entró. Iba vestida con ropa de otras cazadoras, en concreto con unos vaqueros que le quedaban sumamente ajustados y un top negro que le encantaba, lo que le incomodaban eran las botas de tacón que le habían dicho que le favorecían, lo de ella eran las playeras.

            -Espero no venir en mal momento- Yonath la miró, sorprendido, estaba realmente hermosa, las cazadoras le habían arreglado hasta el pelo que le caía por los hombros, libre de ataduras y relucía bajo la luz de la lámpara que iluminaba el cuarto- ¿eo?- Meira balanceó la mano ante su mirada, sacándole de su ensimismamiento.

            -Oh, perdona, me sorprendí ante el cambio que has dado… ¿decías?

            Meira se echó a reír.

            -Yo tampoco me amaño, sobretodo con estas botas- se las indicó y fue hasta una de las sillas que había ante el escritorio- y lo que te decía es que esperaba no venir en mal momento… aunque si lo es, ya estoy dentro y con lo que me ha costado llegar, te agradecería que me dijeras que vine en el mejor.

            -No estaba haciendo nada de importancia.

            -Entonces no entiendo cómo es que te pasas el rato aquí, yo me aburriría, sinceramente.

            -Eso no viene a cuento ahora, ¿qué querías?

            Meira miró alrededor curioseando, El despacho estaba empapelado en tonos oscuros y poseía una sencilla estantería, con un pequeño mueble al lado donde se encontraba lo que parecía un fax. Luego estaba el escritorio donde se encontraba Yonath, que tenía incorporado un ordenador y se encontraba cubierto de papeles. Por lo demás había un cuadro de decorado y una maceta con un cactus. El chico la miró esperando una respuesta.

            -Quiero la daga y que me enseñes a luchar- terminó finalmente, mirándole- por cierto, este lugar es más cutre que mi casucha- no pudo evitar comentar.

            -Menos mal que no lo viste cuando los vampiros lo destrozaron… ¿de verdad quieres unirte a la Hermandad?

            -Estoy completamente segura, es lo que quiero y debo hacer, entre muchas cosas más. Mi vida cambiará desde ahora mismo. ¿Y cómo es eso de que los vampiros lo destrozaron? ¿Cuándo?

            -Este era el despacho de tu padre y cuando lo mataron, buscaron la daga por todos lados.

            -Tengo una duda sobre algo, yo soy quien debe matar al líder de los vampiros pero tú seguirás siendo el líder de la hermandad ¿no?

            -Puedes reclamar el liderazgo.

            -Oh no, no quiero echarte, prefiero que sea así- murmuró y guardó silencio un instante- ahora este lugar es más seguro que antes ¿no?

            -Sí, hemos puesto dispositivos de seguridad nuevos.

            -Me agrada oír eso, porque hasta no estar preparada, no quiero ver la cara de ningún vampiro.

            -Tú me dices cuando quieres empezar a entrenar y yo te enseñaré.

            -Bien, pues desde ya, ¿qué armas utilizáis?

            -Estacas sobretodo, aunque también tenemos agua bendita y espadas para cortar las cabezas de los vampiros.

            -Comprendo pero ¿no quedaría muy cantoso ir con una espada por ahí?

Eterna OscuridadDonde viven las historias. Descúbrelo ahora