Capítulo 8

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Pasados dos días, Ligna se encontraba tomando un café en el London, una cafetería muy famosa en la ciudad cuando vio entrar a cuatro extraños con gafas de sol. El primero de ellos se acercó a la barra y pidió lo que pensaban tomar, luego pasó por su lado y ella pudo ver sus brazos cubiertos de tatuajes como también sus inconfundibles garras. Vampiros, nada más y nada menos. Era muy raro que se encontraran en un lugar público a esas horas tan tempranas, lo que hizo que llamara a Yonath contándole la situación.

            -¿Crees que traman algo, Ligna?

            -Es posible y lo que más me extraña es que no han venido con su líder, aquí se cuece algo y trataré de averiguar el qué.

            -¿Aún están ahí?

            -Sí, se han juntado en una mesa al fondo, donde no hay casi nadie- los miró Ligna y volvió la vista a otro lado para que no la pillaran.

            -Intenta leerle los labios, hay que saber los movimientos que van a hacer.

            -Bien, me reuniré contigo después en la guarida y así te cuento.

            -De acuerdo.

            Ella colgó y se levantó para ir a pedir algo más a la barra y así aprovechar para tener una mejor visión. Cuando vio lo que decían, abrió los ojos sorprendida.

            -Esto sí que va a ser un bombazo…- pagó el donut que acababa de pedir y al ver que los vampiros se levantaban, salió. Mientras, Nitza entró en el despacho de Yonath.

            -¿Pasa algo?

            -Ligna ha visto unos vampiros reunidos en una cafetería del centro, cree que se pueda cocer algo.

            -Puede ser… que sea… por esto…- dijo tendiéndole un papel con una Web- es nueva…

            Yonath cogió el papel e inmediatamente la tecleó en el ordenador.

            -¿Cómo has dado con ella?

            -Bueno… he investigado… las Web de… los vampiros… y me salió un… enlace a esta…

            -Buen trabajo, entonces- Yonath miró lo que le salía en la Web, titulada: El Renacer Del Mal- con este título cualquiera diría que van a volver a destruir lo que no han podido… y eso que todavía no se han ido.

            -Hay algo más…

            Yonath la miró por encima del ordenador, inquisitivo. Ella se levantó y tecleó unas cosas en el ordenador que la condujo hasta un foro donde se leía: vamos a acabar con Harek.

            -No puede ser ¿van contra su líder?- se sorprendió Yonath.

            -Exacto…

            -No lo comprendo, perderán todo su poder- dijo Yonath cuando se oyeron varias risitas y Meira junto con Hanna, una cazadora de su misma edad, entraron a trompicones, luchando con unas espadas.

            -No podrás conmigo, Meira- dijo Hanna con voz cantarina y su pequeña coleta castaña se balanceó al tiempo que se agachaba y tocaba el muslo de Meira con la punta de su espada. Esta era muy risueña y siempre iba a la última, le encantaba todo lo que tuviera que ver con el maquillaje y la moda, sus ojos color miel chispeaban siempre que le sacaban un tema referente a algo de eso y según tenía entendido Meira, había acabado en la Hermandad por herencia.

Eterna OscuridadDonde viven las historias. Descúbrelo ahora