Capítulo 15

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            Nitza fue la primera en entrar en el salón de la guarida donde Yonath las esperaba tras recibir la llamada que tanto había estado esperando.

            -¿Qué es lo que ha pasado? ¿Dónde has estado?- preguntó nada más verla, sin darle tiempo siquiera a respirar. Meira se cohibió junto a la puerta, podía palpar el enojo en su tono.

            -Yonath…- dijo Nitza intentando calmarlo.

            -No intervengas, Nitza- le puso una mano delante y se acercó a Meira- ¿se puede saber qué hacía en tu cama como si no tuviera importancia alguna?- sacó la daga del interior de su chaqueta y se le plantó delante. A ella se le llenaron los ojos de lágrimas y bajó la cabeza.

            -No creí que me fuera a hacer falta…- admitió y ahora se lamentaba por no haberla tenido consigo. Qué estúpida y nunca mejor dicho.

            -¿Que no fuera a hacer falta? Maldita sea, Meira, los vampiros te persiguen y ¿no te iba a hacer falta?- gritó colérico.

            -Metí la pata… ¿qué puedo decir?- preguntó levantando la mirada tras disipar las lágrimas de sus ojos. Sin ser consciente le miraba desafiante, mas se sentía superior porque aunque quisiera, él no estaba destinado a matar a Harek y la necesitaba.

            -¿Cómo que qué puedes decir? ¿Es que ni siquiera puedes decir un lo siento? ¡Te hemos buscado por todas partes!

            -Disculpad las molestias- le quitó la daga- ten por seguro que de ahora en adelante no la perderé de vista.

            -¿Dónde estuviste?

            -Por ahí… me atraparon- evitó mirarle.

            -¿Dónde?- exigió él.

            -No lo sé… estaba tan pendiente de lo que hacían que ni me fijé, aunque Nitza podrá decirte donde me encontró.

            Yonath la miró, enfadado.

            -No te creo…

            -¿Por qué te iba a mentir?

            -Porque no es normal que te dejes la daga aquí y porque no me miras a la cara.

            -Yo no quería este destino… no quiero hacer lo que hago, ni ser lo que soy… prefiero ser perseguida por la calle por la pasma que por lo que soy perseguida y la daga se me quedó atrás, todo humano tiene fallos- saltó a la defensiva.

            -Tú menos que nadie puede cometer esta clase de fallos, Meira.

            -Soy tan humana como tú y tengo los mismo derechos por ello.

            -Yonath, déjala, está exhausta- se metió Nitza.

            -Ello no la salva de lo que ha hecho- siguió Yonath- nos has tenido preocupados y más que a ninguno a Kron. ¿Cómo es que desapareciste del baño? Él no vio a ningún vampiro y no me dirás que apareció por arte de magia, dentro.

            -Basta, Yonath- dijo Nitza.

            -¡Cállate, Nitza!- espetó él.

            Meira los miró a ambos exasperada.

            -Lo siento… ¡lo siento! ¿Vale?- exclamó interviniendo entre ambos y notó como los ojos se le llenaban de lágrimas, ¿es que no podía dejar de llorar?- y mejor será que la cosa quede aquí, yo me voy.

Eterna OscuridadDonde viven las historias. Descúbrelo ahora