Capítulo 23

3.4K 247 1
                                    

            Hanna y Max llegaron a la caseta sin hacer el menor ruido y para sorpresa de la chica, él le colocó un brazo a modo de barrera y se le echó delante, como si quisiera protegerla de lo que pudieran encontrarse. Ella lo miró, sorprendida pero no dijo nada y lo siguió. Max se asomó a la pequeña ventana de la caseta.

            -¿Hay algo?- no pudo evitar preguntarle en un susurro, Hanna, mas la curiosidad la estaba matando.

            -Hay alguien dentro pero no logro saber quién es.

            Inmediatamente, ella empuñó su estaca y pasando por su lado se dirigió a la entrada de la casucha.

            -¿Quién anda ahí?- preguntó en voz alta pero la persona que estaba dentro no contestó y ella sin molestarse en volver a preguntar entró. El interior estaba en penumbra, apenas entraba un poco de luz desde la ventana- hola- murmuró Hanna escrutando la oscuridad, allí dentro todo estaba revuelto y había mucha suciedad.

            -Vete, Hanna- dijo alguien desde algún punto del pequeño cuarto. Ella frunció el ceño ante la voz y se volvió en su dirección, confusa.

            -¿Quién es?- preguntó Max. Hanna no contestó sino que se acercó a la zona de donde había escuchado la voz.

            -¡He dicho que te vayas!- la joven se sobresaltó y retrocedió.

            -¿Ha… Harek?- preguntó vacilante- ¿qué estás haciendo aquí?

            -Nada…- murmuró por lo bajo.

            -Pero…- no sabía qué decir.

            -Vete, por favor, dejadme solo.

            Ella se volvió y se dirigió a la puerta, mas una vez allí, se detuvo.

            -¿No deberías estar buscando a Wulf?

            -Lo he intentado…

            -Gunnar te estuvo buscando…

            -Lo supuse pero no quería ver cómo se consumía Meira.

            Ella dudó un instante y luego le preguntó:

            -¿Vas a permanecer aquí todo el rato?

            -Hasta que recupere las fuerzas.

            -Te podemos ayudar…- se ofreció.

            -¿Ayudarme a qué? ¿A tomar sangre? No, no quiero arriesgarme.

Eterna OscuridadDonde viven las historias. Descúbrelo ahora