Mientras caminaba, sólo oía el retumbar de sus pasos sobre el asfalto y las luces de una farola alumbraban las calles por las que pasaba. No sabía que hacía allí y miraba alrededor constantemente. Repentinamente, se detuvo, sus sentidos la alertaron de una presencia, achicó la vista y vio una silueta alta y escultural al final de la calle. Se estremeció. Era él, tenía que correr pero sus piernas estaban pegadas al suelo, no le obedecían. Él se acercó y su corazón comenzó a palpitar con fuerza. Le acarició la mejilla y sintió que se desvanecía, suspiró. Cuando alzó la vista y esta se encontró con la de él, sonrió.
-Eres mía… has fallado a tu padre…- una carcajada profunda y cruel brotó de la garganta de la persona que la acariciaba- ya no hay vuelta atrás…
Cuando bajó la cabeza para besarla, esta gritó.
-¡No!- se incorporó sudando.
Las luces del pasillo se encendieron. Ella respiraba con dificultad, en lo que trataba de tranquilizarse, todo había sido un sueño, solo eso. Nitza y Hanna entraron en la habitación.
-¿Estás bien?- le preguntó Hanna. Meira las miró, pálida y asintió.
-Sólo ha sido una pesadilla…- sonrió levemente, recordando el momento en que aceptó verse con Harek.
-¿Segura? Estás pálida, como si hubieses visto un fantasma- dijo Nitza.
-Siento que no estoy siguiendo el camino que debería…- musitó Meira mirándose las manos.
-¿Por qué dices eso?- preguntó Hanna.
-Tengo miedo de fallar… de no cumplir para con mi padre… no creo que pueda.
Hanna se acercó y la abrazó.
-Claro que podrás, tonta…
-En mi sueño… Harek me doblegaba…- se pasó temblorosa la lengua por sus resecos labios- ¿Y si no actúo en el momento en que se me presenta la oportunidad? ¿Y si caigo en su trampa?
-¿Qué trampa?- inquirió Nitza.
-No lo sé… porque él no jugará limpio… cuando lo ataque, puede que me esté esperando… o quien sabe… me siento ingenua, de verdad.
-Cuando llegue el momento, sabrás lo que debes hacer y no caerás en ninguna trampa- la animó Hanna.
-Eso espero…- murmuró Meira poco convencida, ya que esa tarde, si salía, estaría fallándoles a todos y más con lo que sabría que podía pasar, pero no, no lo haría. Tampoco llevaría la daga, no quería atacarle, sólo dejar las cosas claras, luego volvería y cumpliría con su misión en cuanto tuviera que hacerlo.
-Descansa que aún está amaneciendo.
Asintió y se recostó en lo que sus amigas y compañeras salían del cuarto, volviendo a dejarla sola con sus pensamientos sombríos. Ya al amanecer, salió de su cuarto rumbo al comedor. El estómago le rugía. Ni siquiera se había cambiado y se había recogido la melena en una coleta cuando entró y vio las tostadas recién hechas, la boca se le hizo agua. Se sentó a la mesa y cogió una cuando entró Yonath.
-Bueno días.
-Bueno días…- murmuró media ausente en lo que comía. Yonath se sentó y la miró.
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Eterna Oscuridad
VampireUna chica huérfana que vive en las calles sin saber de su pasado descubre que es hija de un cazador de vampiros por que es secuestrada por uno de ellos. Él, es el rey de los vampiros, de sí depende la existencia de su raza. ¿Podrá ella acabar con e...