Meira abrió los ojos bien entrada la mañana, aturdida ladeó la cabeza ¿dónde estaba? Un destello dorado la hizo bajar la vista y encontró la daga tirada en el suelo. Inmediatamente la cogió y miró alrededor. No había nadie cerca, debía de tener suerte, mas si los vampiros fueran listos, ya tendrían la daga en su poder con lo descuidada que era. Intentó levantarse pero le dolía todo el cuerpo en especial donde tenía los moratones. Suspiró entristecida y a pesar del dolor se incorporó. Tratando de averiguar la zona en que estaba de la ciudad pensó en Max, podría acudir a él, era su más fiel amigo, nunca le fallaría. Conocía la panadería de enfrente, la casa de su amigo no estaría más que a un par de manzanas, así que echó a andar. Cuando llegó, tocó en la puerta varias veces hasta que al fin recibió una respuesta. La madre de Max abrió la puerta y se sorprendió al verla.
-Meira… ¿qué pasa? Estás temblando…
-¿Está Max?- preguntó la joven y se pasó la mano por el pelo, avergonzada por las pintas de loca que debía tener.
-Él está en clase pero entra, te prepararé algo calentito.
-Gracias…- musitó Meira con la cabeza gacha y entró, cuando oyó leves maullidos- ¡Devil!- sonrió al ver que por el pasillo se acercaba su gato y se agachó para acariciarlo.
-Te echa mucho de menos- dijo la mujer estornudando.
-No puedo creer que lo estuviera cuidando… sé que usted es alérgica… abrazó a su pequeño felino.
-Y me tiene mucho aprecio, no se despega de mí… creo que me agradece el que te viera aquella vez…
-Gracias- dijo de corazón Meira- Max y usted sois como mi familia, no sé que haría sin vosotros…- la mujer sonrió, después fueron a la cocina- no quisiera causarles molestia…- Meira no se despegaba de su gato, que se había ovillado en su regazo nada más sentarse.
-No molestas, mi Max me hablaba tanto de ti que te siento como una hija más.
Meira sonrió levemente.
-Me gustaría ir a buscarle a la escuela… ¿sabe a que hora sale?
-Pues creo que sobre las doce o así…
-Bien…- miró sus pintas por encima y suspiró resignada, estaba hecha un desastre, tendría que cambiarse- si no le importa, ya que he traído mis cosas, me gustaría cambiarme… porque ir a buscarlo así, no me parecería lo adecuado.
-Tienes razón pero… ¿y esos moratones?
Meira se miró los brazos.
-Oh nada… me caí, he pasado una noche de perros.
ESTÁS LEYENDO
Eterna Oscuridad
VampireUna chica huérfana que vive en las calles sin saber de su pasado descubre que es hija de un cazador de vampiros por que es secuestrada por uno de ellos. Él, es el rey de los vampiros, de sí depende la existencia de su raza. ¿Podrá ella acabar con e...