Capítulo 18

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            Al anochecer, justo cuando salían de la casa tras perfeccionar el plan, Max se unió a ellas, lo que hizo detener a Meira.

            -¡Eh, eh! ¿A dónde crees que vas tú?

            -Con vosotras, quiero ayudar.

            -Pero si no sabes luchar…

            -Bueno… pero cualquier ayuda es buena… creo yo…

            Meira miró a sus compañeras y Hanna arqueó las cejas.

            -Podrías ser más un estorbo que una ayuda- murmuró sin cortarse un pelo.

            Max la miró con los ojos entrecerrados.

            -No podríamos estarte cuidando, Max…- murmuró Meira, mas no quería que su amigo se sintiera mal.

            -Ah claro y la niñita esa sí va…- dijo Max cruzándose de brazos. Hanna se acercó a él, alzando el mentón.

            -Yo soy una cazadora, sé defenderme.

            -¡Ja! Seguro…

            Ella lo fulminó con la mirada antes de cogerle de improviso por el cuello y apuntarle con una daga justo entre los ojos.

            -Debes estar siempre alerta.

            -Eso no vale…

            Hanna lo soltó.

            -Coméntaselo a los vampiros.

            -Debemos darnos prisa- interrumpió Ligna.

            -Ligna tiene razón- dijo Nitza- Max, si quieres mañana te enseño lo que quieras pero déjanos ir, la vida de los cazadores dependen de nosotras ahora mismo…

            Meira miró a su colega para ver su reacción y este puso cara de enfadado, como un niño cuando le niegan un juguete.

            -Oh… venga ya- se mofó Hanna.

            -Lo sentimos, Max, ojalá pudieras acompañarnos pero será mejor que lo hagas la próxima vez- dijo Ligna.

            Meira miró a Hanna y esta tras comprender, sonrió.

            -Vente, enano, yo me encargaré de ti y espero que no me des problemas.

Eterna OscuridadDonde viven las historias. Descúbrelo ahora