Capítulo 3

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         Yonath como una mañana más, acudió al lugar donde vivía la hija de Raznarok y no se sorprendió al no ver a nadie. Esa chica nunca estaba donde tenía que estar e hizo lo que nunca había hecho, entró en la casucha en busca de alguna prueba evidente. Al entrar vio con sus propios ojos en la miseria en la que estaba viviendo la joven. Por Dios, no podía ser que la hija de Raznarok estuviera viviendo allí, él mismísimo vendría a buscarle desde el más allá para condenarle por no haberla encontrado cuando debió hacerlo. Encima de la mesa vio un mendrugo de pan y en el suelo un bote de leche, del cual se había vertido todo el contenido, lo que le hizo adentrarse más en el mugriento cuarto. Entonces oyó un ruido y se giró, por la puerta entró un pequeño felino blanco y negro, maullando.

            -Hola, pequeñín- dijo Yonath y se acercó. El gato emitió un maullido lastimero y fue directo al raído colchón que estaba a un lado donde se restregó y volvió a maullar- ¿tu dueña es la chica que vive aquí?- el gato lo observó y pasando por su lado lo vio salir. Yonath miró en dirección a la puerta y encontró a un joven de pelo corto castaño y ojos oscuros mirándole.

            -¿Quién eres? ¿Y qué haces aquí?- le preguntó.

            -Me llamo Yonath y buscó a la chica que vive aquí.

            -¿Para qué?

            -No puedo decírtelo.

            Max estudió al extraño y se apartó de la puerta.

            -Largo.

            -No puedo irme.

            -No pienso permitir que te acerques a ella si no me dices para qué la quieres…

            -No me vas a creer…

            -Prueba a ver.

            -Soy cazador de vampiros y ella es la hija del antiguo líder.

            Max se quedó perplejo.

            -Bromeas ¿no?

            -No bromeo- dijo y le mostró su brazo donde tenía una mordedura de vampiro- no llegó a meter la ponzoña cuando me lo hicieron.

            Max le miró desconfiado. Yonath, exasperado sacó su estaca del bolsillo.

            -Eso resulta increíble…- flipó Max.

            -Lo sé pero es así. No me puedo creer que viva en la miseria cuando su padre le dio todo en herencia… tenía que haberla encontrado antes.

            Max frunció el ceño.

            -¿Cómo sabes que es ella y no otra?

            -Por el collar que tiene.

            -Suena lógico… ya que es lo único de valor que posee.

            -Y tiene muchísimo valor, creéme…

            -Entonces ¿no pretendes hacerle daño?

            -No, solo quiero darle lo que es suyo y que cumpla la misión que le fue encomendada.

            -Supongo que no debo meterme en todo eso y ella sabrá de que habla… pero aún así no puedo ayudarle.

            -No sabes a dónde pudo haber ido.

            Max meneó la cabeza en gesto negativo.

Eterna OscuridadDonde viven las historias. Descúbrelo ahora