Capítulo 11

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Harek iba en su deportivo hacia la mansión, pensando en ella. Sus labios, su cuerpo… lo había vuelto loco en cuestión de segundos y una vez que la había probado, no podría parar hasta poseerla, la necesitaba y solo su recuerdo, avivaba la llama que había prendido media hora antes. Sabía que era un error haberle propuesto lo del hotel, esa vez sí podría llevar la daga y matarlo. ¿Y ella había pensado que él le tendería una trampa cuando también podía hacerlo? Tendría que estar preparado para todo, aunque esperaba no tener que dañarla y aún así, en su interior presentía que no le clavaría el puñal por la espalda, por lo menos el parecían de las que iban de frente y a la cara. Además, estaba seguro de que se había derretido en sus brazos y ansiaba continuar lo pasado tanto como él, su gemido y su comportamiento lo demostraba o es que era muy buena actriz, lo dudaba. Se metió directamente en el salón donde vio a Gunnar y fue hacia el mueble bar para servirse una copa.

            -¿De dónde vienes?- le preguntó Gunnar con voz ronca y áspera, terminándose la décima copa de ese mismo día.

            -La he encontrado…

            -¿Y dónde es que está entonces?

            -No lo sé…

            Gunnar resopló.

            -Pues estás tú mejor que yo…

            -No parecía ella, no parecía la dulce y pobretona gatita que traje…

            -¿Dulce?- Gunnar le miró ciertamente sorprendido a la vez que extrañado- antes no decías lo mismo…

            -Antes no la había probado…

            Su amigo frunció el ceño inquisitivo cuando se le escapó la copa de las manos que se hizo añicos con un ruido sordo al tocar el piso.

            -Ya van tres…- murmuró malhumorado.

            -Lo que deberías hacer es beber sangre, te hace falta.

            -Odio nuestra condición… si no fuera por ella no estaría como estoy…

            -Es lo que hay, amigo…

            -Explícame eso de que la has probado…- le pidió Gunnar tras unos segundos de silencio.

            -La… la besé…

            -Ah… eso…- murmuró su amigo y al darse cuenta de sus palabras, se levantó alarmado- pero ¿estás loco? ¿Que piensas llevártela a la cama como haces con las vampiresas de los club de alterne?

            -Sí, estoy loco… tú no la viste hoy, amigo, su la hubieras visto, me entenderías.

            -Aún siendo así, es tu enemiga, aprovechará cualquier descuido para matarte, es su cometido.

            -Lo sé… y prefiero que me mate a ser esclavo de Wulf.

            -¿Y no vas a luchar por ti y los tuyos? Porque aún hay vampiros que te siguen y no puedes defraudarles.

            -¿Y dónde están? La mayoría están de parte de Wulf.

            -Tú nunca has tirado la toalla, ni en el peor momento cuando Raznarok casi te dio caza. ¿Te vas a rendir ahora sin más? ¿Sucumbiendo a los deseos de una mujer?

            -Tú mejor no hables, Gunnar, lo único que haces es andar lamentándote por las esquinas porque Sindy está por ahí.

            -Pero Sindy no va con una daga esperando tener la oportunidad para sacarme el corazón- le dijo Gunnar sabiendo que tenía razón.

Eterna OscuridadDonde viven las historias. Descúbrelo ahora