Capítulo 25

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            Meira se dirigió al despacho de Harek, dudó unos instantes y luego tocó.

            -Harek, la lucha va a comenzar, por si quieres participar.

            -Entra, Meira.

            Ella abrió la puerta y pasó, aunque no deseaba verle la cara después de lo del día anterior.

            -¿No vas a venir?

            -Me han robado el coche.

            Meira suspiró.

            -Eso explicaría cómo se perdió Nitza tan deprisa.

            Harek se levantó algo ofuscado.

            -¿Me estás diciendo que una de tus cazadoras me robó mi coche?

            -Es posible- afirmó Meira con la cabeza bien alta- pero eso no es lo importante ahora, ¿vas a seguir escondiéndote o vas a dar la cara?- le preguntó mordaz.

            -¿A qué viene eso?

            -Pues a que me resulta increíble que no hayas acabado con Wulf ya, por lo que pude oír de tus súbditos, la vampiresa de ayer era una espía que tienes colocada muy cerca de él y quizás incluso no sea solo eso…- no pudo evitar soltar, mas los celos la corroían.

            -¿Quieres saber por qué no he acabado con él aún? Porque sé que si voy a por él, mi final está cada vez más cerca y…- el joven le dio la espalda- tengo miedo a morir…

            Meira se le quedó mirando boquiabierta.

            -Podías haberme ayudado… yo no te mataría.

            -¿Y si Wulf te roba la daga?

            -Te estás comportando como un cobarde…- meneó la cabeza Meira- todo este tiempo lo has sabido y tu amigo… Gunnar ha estado sufriendo tanto y no has hecho nada, no esperaba eso de ti.

            -Siempre he sido un cobarde, Meira… eso no es nuevo para mí.

            -Entonces…- a Meira le temblaron los labios antes de decir- entonces todo ha sido una farsa ¿no? Para salvarte… de modo que pudiera sentir lástima por ti, has estado jugando con todos, ¡maldita sea!

            -No… no he jugado con nadie, es solo que…- él permaneció callado unos segundos- bah, déjalo, voy a morir de todas formas…

            Meira estaba tan resentida que se marchó sin más, ni siquiera sus palabras de dolor por saber que moriría de todas formas la podrían calmar. Harek la vio marchar y suspiró. Ella cogió sus armas evitando llorar, tenía que ser fuerte por sus cazadores, ella no se escondería aunque tuviera que morir. Al momento se reunió con todos en la entrada.

Eterna OscuridadDonde viven las historias. Descúbrelo ahora