Cuatro paredes hechas de fría roca, un poco de paja y lodo en el suelo es todo lo que podía distinguir con tan poca luz. Voces iban y venían con diferentes ordenes en su mayoría sobre la muerte próxima de alguna pobre alma, gritos eran apagados, lagrimas y lamentos tenían la misma suerte. No recordaba cuanto tiempo llevaba en ese lugar pero cada segundo era eterno.
_¡ Lucia, hora del juicio!-anuncio un hombre corpulento.
Dos hombres entraron en la pequeña habitación y la tomaron por los brazos y casi a rastras la sacaron de ahí.
De pie frente a la persona que decidiría su destino, de pie ante el miedo, de pie ante una pequeña esperanza , de pie ante si misma.
_Acusada has sido, culpable o inocente eres, pero debo castigarte se cual sea la verdad.
Sin decir palabra alguna permanece de pie esperando el castigo.
_¡Levadla a un lugar de perdición y hacer que pierda toda fe!-.
Ahí fue usada para todos los placeres que malvados hombres llegaron a aquel lugar pero aun así ella seguía intacta en su espíritu. Llevada a su prisión fue, y en soledad hablo con aquel que le daba seguridad y valor.
_He fallado, he pecado, hermosa ante los hombres fui, cazada por ellos, deseos encendí en ellos, pecados realizaron y me hicieron realizar, pero un sacrificio he de hacer y no mas bella me verán-.
Dos gotas de sangre cayeron y aroma a rosas inundo su pequeña prisión.