La noticia de la muerte del Papa se extendió rápidamente por cada rincón del planeta y la desesperación comenzó a apoderarse de todo el planeta.
Las legiones diabólicas fueron creciendo y del mismo modo la cantidad de esclavos.
Azael tenia ganada la gran parte de la batalla sin necesidad de pelear arduamente la mente y la fe de la humanidad era fácil de corromper al igual que a aquellos que su contrincante envió en su nombre.
_Es hora de partir chicos. Nuestro momento llego- Gabriel por primera vez se veía mas seguro que nunca-.
Cada uno tomo sus armas y se pusieron en marcha a Roma, a su muerte o a su gloria. El camino extrañamente fue rápido y sin ningún contratiempo al parecer ninguno de los lugares por los que tenían que pasar mostraba rastros de las legiones del mal.
Pero como era de esperarse no duro mucho esta situación al acercarse a roma todo cambiaba poco a poco, la tierra seca se volvía, el cielo gris lloraba, y el viento cálido soplaba soledad.
La comitiva decidió descasar cerca y dormir para poder dar su ultimo aliento en la ultima batalla de sus vidas.
Los soldados se reunieron en un rincón entre los escombros de edificios caídos, mientras que Lucia y Jesús se refugiaron en lo que antes era una cafetería.
Gabriel y Uriel se dispusieron a estar de guardia .
_¿Como crees que sea mañana Gab?-pregunto Uriel un poco nervioso-.
_No lo se. Quizá sea nuestro ultimo día. ¿Tienes miedo?- pregunto con su voz segura y llena de ternura-.
_Un poco. No por mi. Por todos los demás.
_No tendrías por que temer- una voz con un toque tétrico hablo entre las sombras-.
_¿Quien esta ahí?- Uriel levanto su espada y busco en todas direcciones-.
_No me busques, si no estoy seguro no mostrare mi ser.
_Conveniente, inteligente, perfecto.
_Solo quiero hablar si ustedes están dispuestos a escuchar-su voz estaba llena ironia-.
_No. Largo de aquí.
_Vamos Gab, déjalo hablar. No lo arriesgaron por nada.
_Dije que no Uriel.
_Gabriel por una vez déjame lidiar con algo- Gabriel lo vio a los ojos y asintió- habla de una vez extraño.
De las tinieblas una figura humanoide surgió y a ellos se acerco hasta sentir su aliento y comenzó a hablar.
_¡Despierta Kathy!- Lucia se levanto de golpe y volteo a todos lados asustada.
_¿Jude?- fue lo único que pudo decir pero inmediatamente supo que era un sueño. Se encamino a la entrada de su escondite lo mas callada que pudo pero aun así Jesús se despertó-.
_¿Que pasa, a donde vas?- pregunto este adormilado-.
_Nada. Solo tomare aire- le sonrió y siguió su camino.
Al salir de su escondite pudo ver a los soldados dormidos entre piedras y sus armas. No podía evitar lo hermosa y tiste q era la escena, seres perfectos con un final nada perfecto. Recordó a Jude tendido sobre sus pies, un ser bello con un final horrendo, una lagrima broto de sus ojos y se dijo a si misma que no permitiría que aquellos que solo descansaban durmieran para siempre, otra lagrima rodo de su mejilla y al limpiarla noto que era sangre y supo que algo no estaba bien. Saco una daga de su bota y camino lentamente a la espera de tener que usarla. La oportunidad nunca llego, guardo la daga y camino a donde estaba Gabriel y Uriel. Al acercarse escucho una voz extraña y un mal presentimiento la rodeo y cuando pudo ver mas de cerca vio a sus dos compañeros hablando con un ser que parecía humano pero su esencia no lo era. Ambos ángeles le dieron la mano a aquel ser, desplegaron sus alas y emprendieron el vuelo, Lucia no pudo evitar gritarles pero ellos no voltearon, al bajar la mirada vio al extraño y mientras se desvanecía pudo ver que era Taylor pero con una apariencia nada natural, este le sonrió y desapareció.
_¡Jesús levántate!-grito Lucia agitando a su compañero-.
_¿Que pasa?- pregunto este alarmado pero con sueño aun en su cuerpo-.
_Es hora que guíes al ejercito de tu padre-.
_¿Pero y Uriel y Gabriel?
_Ellos no están mas aquí. Es tu deber salvar al mundo una vez mas Jesús. Es la segunda venida del salvador.
Jesús sabia que era cierto lo que Lucia acababa de decirle, se armo de valor como en aquella ultima cena y fue a buscar su pan y su vino que ahora eran aquellos soldados y tal como hizo en otro tiempo los tomo y los entrego para salvar al mundo, y nuevamente su sangre salvaría al mundo.