Aun confundida decide irse a casa y darse un baño. Se coloca un vestido blanco y se pasea descalza por la casa, en el reproductor pone su canción favorita y sube el volumen; se deja llevar por la música, una vuelta tras otra sin parar hasta que queda sin aliento y comienza a llorar, las lagrimas recorren sus mejillas y caen sobre el vestido el cual se oscurece donde cae cada gota. Una manchita roja surge en la tela, se hace mas grande y mas oscura, alarmada corre al baño y al llegar al espejo y el terror se apodera de ella, lagrimas de sangre brotan de sus ojos y caen manchando su vestido y el suelo, trata de calmarse se vuelve a ver al espejo y...
Los guardias acuden a la celda, los demás prisioneros están en el suelo cantando alegremente, un olor a rosas envuelve el lugar, al llegar a la celda encuentran a Lucia de rodillas dando la espalda a la reja, no se mueve, el olor a rosas es mas intenso, y seductor.
Ambos guardias le piden a Lucia que se levante, ella no responde ni se mueve. La orden es dada nuevamente pero al igual que la primera vez no hay respuesta.
Uno de los guardias abre la reja e ingresa seguido de su compañero, dan la orden una ves mas, esta vez ella se levanta y lentamente da la vuelta para quedar de frente a los guardias.
_¡Demonios dime que pasa, me lo pudiste decir al teléfono-.
_Fuimos a cenar, le toque la mano y lo vi-.
_¿Que viste?-.
_La vi a ella, sangre, miel, tu en el suelo, todo es brorroso pero claro al mismo tiempo-.
_¡Habla claro!-.
_¡Ella es una santa, enviaron a una santa!-.
_ ¿estas seguro?, ¿Quién es?-.
_Es...
Las imágenes vienen a su mente como los flashes de las cámaras a las que esta acostumbrada pero en lugar de gente que la llame hay imágenes confusas que se unen mostrando un tiempo lejano lleno de sangre, miel, rosas, el presente, sangre, miel, Azael, dos caminos, muerte.
Los guardias quedan estupefactos cuando Lucia queda frente a ellos, esta cubierta de sangre, su perfecto rostro no lo es mas, donde se encontraban sus bellos ojos ahora solo hay dos cuencas cubirtas de sangre, y sobre sus manos yace su par de ojos