25: Charlie Sullivan

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—¿Y ahora tienes miedo? Eres un cobarde –dijo ella riéndose.

Tomó la mano de su novio, casi arrastrándolo mientras abría la puerta de su casa. Harry se mordía el labio o se sacudía el cabello a cada segundo. Katherine rodaba los ojos, después de todo, Harry le había pedido conocer a su padre y ahora estaba muerto de miedo.

—¿Y si no le caigo bien? –preguntó el rizado. Ella lo hizo pasar y cerró la puerta tras ella.

—Te adoraran, yo lo sé –le sonrió. Harry la miró con desconfianza, caminó tras ella—. ¡Llegamos! –dio un grito para que su padre bajara. Harry se sacudió el cabello otra vez, como si eso le fuese a quitar el nerviosismo.

Entonces apareció el padre de Katherine. Harry no lo conocía, ya que se había ido antes de que él conociera a Kate. Era un hombre bastante alto, de contextura delgada.

Sus ojos eran color café verdoso, reflejaban una alegría y una vitalidad dignas de imitar, tenía las facciones algo finas, Katherine se parecía bastante a él.

Al sonreír, tenía dientes blancos y bonitos, y su sonrisa parecía iluminar el lugar, tal como la de su hija mayor. Se acercó al muchacho y le tendió la mano con amabilidad.

—Hola muchacho, soy Charlie Sullivan, padre de esta hermosa chica –dijo dándole una sonrisa cariñosa a Kate, quien sonrió ampliamente.

—Hola señor, soy Harry Styles... novio de esta hermosa muchacha –dijo sonriéndole a su novia.

Ella se rio divertida.

—Solo dime Charlie –dijo el hombre. Volteó en dirección a las escaleras de la casa y gritó —. ¡Hija, ven a saludar a tu cuñado!

Harry sonrió al escuchar eso. El padre de Kate lo había aceptado bastante bien, y al parecer le agradaba Harry.

Una muchacha bajó las escaleras mirando curiosa. Era increíble el parecido que tenía con Kate.

Cabello largo y oscuro, ojos cafés, piel blanca y esa misma iluminadora sonrisa. Miró a Harry, y le dio una amable sonrisa. Harry le respondió la sonrisa.

Su novia tenía una hermana muy bonita, era casi de la misma altura de ella, delgada y curvilínea, aunque su rostro la hacía ver más dura y ruda que su hermana, pues Kate inspiraba ternura y fragilidad.

—¡Así que tú eres el famoso Harry! –dijo la muchacha divertida, se acercó y besó la mejilla del muchacho con total naturalidad —. Soy Nicole, la bebé de la familia –dijo divertida.

—Harry Styles –repitió.

Así que la cena transcurrió bastante grata. Ambos se sonreían cuando se miraban. Harry charlaba con el padre de Kate como si lo conociera de toda la vida. La menor era mucho más extrovertida que su hermana, pero tenía aquella simpatía natural que caracterizaba a su novia.

—¿Y cuánto tiempo te queda de estancia en Nueva York? –preguntó el padre de Katherine.

—Cuatro semanas –contestó el chico.

Kate comenzó a toser. La sorpresa la había hecho tragar demasiado rápido. No se había dado cuenta como había volado el tiempo desde que Harry llegó. Lo pasaban tan bien, incluso estudiando se divertían.

La pregunta tomó por sorpresa a Kate y más aún la respuesta. Harry la miró algo preocupado y confuso.

—Estoy bien –musitó ella evitando su mirada.

—¿Y qué tal te ha tratado nuestra ciudad? –preguntaba Charlie.

Harry le contaba todo lo que habían hecho, y lo que más le gustaba. Mientras tanto, Katherine meditaba ¿qué pasaría cuando pasaran las cuatro semanas? Harry debía irse, debía seguir estudiando.

Aprendiendo a amar; hsDonde viven las historias. Descúbrelo ahora