28: Encuentro peligroso

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Abrió los ojos volviendo a la realidad. Miró un poco alrededor para percatarse de que estaba en su habitación. Sintió a alguien moverse a su lado y entonces su corazón se aceleró recordando que por fin ella estaba con él.

Volteó y pasó su brazo por la cintura de Kate, abrazándola, acercándola más a él. Ahora todo estaba en paz.

—¿Harry? –la voz somnolienta de Kate.

—¿Te he despertado? –preguntó Harry algo preocupado. Ella voltea y lo mira con ternura, colocando su mano en la mejilla del muchacho.

—No cariño, no te preocupes –susurró. Harry quitó un rebelde mechón de su cabello que caía por su cara. Ella sonrió y se puso de pie —. Iré a ducharme.

Harry se levantó perezosamente y le dio un rápido vistazo a su celular. Eran las diez y media.

Miró por la ventana, era un día nublado, algo extraño. El clima comenzaba a afectar un poco en su ánimo. No le gustaban demasiado los días cubiertos. Pero ahora su novia estaba con él, así que no afectaba tanto.

Unas manos se colaron por su cintura, abrazándolo. Sonrió y volteó a ver a su chica. Ella llevaba la toalla puesta, y le sonreía con dulzura. Harry le dio un beso corto.

—Ve a ducharte... iremos a ver el apartamento hoy –susurró cerca de sus labios. Harry asintió y fue de inmediato a tomar una ducha. Cuando salió, Kate estaba maquillándose. Así que se vistió rápidamente —. ¿Desayuno en Starbucks? –preguntó ella.

—Estaría bien –admitió el rizado.

Luego de tomar un café, Harry manejó hasta donde Katherine le indicó. Debían dar una mirada a los apartamentos, Kate quería algo cercano al centro.

Harry solo la seguía mientras escuchaba sus argumentos frente a la variedad de apartamentos que habían visto durante el día. Finalmente a Kate le habían gustado dos, así que se lo pensaría.

Volvían a casa mientras reían de algunos antiguos recuerdos de su infancia. Sus manos estaban unidas, mientras las risas resonaban en la calle. Katherine miró al frente sin dejar de sonreír, cuando paró bruscamente.

Harry arqueó una ceja. Pero el semblante de su novia lo comenzó a preocupar, hasta que volvió la vista y una figura conocida le puso el juego en claro. Kate estaba paralizada de miedo, intento hablarle, pero ella solo respiraba con dificultad.

—Kate, cariño, mírame por favor, vámonos, solo eso ¿sí? –miró al hombre otra vez, que miraba fijamente al lugar. Harry sintió el odio apoderarse de él otra vez. Y sentía que esta vez nada podría detenerlo. Rob sonrió, irónicamente—. Lo mataré –susurró Harry. Alzó la mirada y comenzó a caminar en dirección a él. La mano de Katherine lo hizo retroceder.

—Harry no –pidió ella con los ojos llenos de lágrimas —. No lo hagas...

—No Kate, lo haré –dijo con firmeza. Se soltó bruscamente de ella, Rob cruzó sus brazos esperando al muchacho. Si quería jugar, el jugaría el triple. Katherine comenzó a desesperarse. Sus manos temblaban cuando sacó el celular para llamar a Louis. Harry solo lograría que lo mataran.

—¿Qué sucede muchacho? –preguntó el hombre con una sonrisa de suficiencia —, ¿vienes a decirme algo?

—No sabes cuánto tiempo he esperado esto... –susurró Harry conteniendo toda su rabia—. Maldito bastardo.

—¿Qué quieres niño? No tengo todo el tiempo del mundo –Harry se acercó y le dio un empujón. Rob dejó caer la bolsa que llevaba —. Así que quieres golpearme, dime rizado, ¿qué hice para que quieras hacer algo tan estúpido?

Aprendiendo a amar; hsDonde viven las historias. Descúbrelo ahora