Capítulo 6

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Capítulo 6

A Jude le tomó un par de segundos darse cuenta de lo que estaba pasando, pero cuando lo hizo, pensó en salir corriendo en cualquier dirección para evitar ser visto. Dedicó cerca dos segundos a tratar de decidirse entre quedarse y enfrentar la forma ridícula en que seguro lucía o irse de allí aunque fuera lo último que hiciera. En el momento en que pensó que podría tener un encuentro más agradable y elaborado con su vecino que ese, la puerta terminó de abrirse y ya era demasiado tarde para huir, por lo que se quedó parado frente al jovencito.

Michael venía con la cabeza agachada buscando en un enorme llavero la llave adecuada para poder cerrar la puerta después de salir. Fruncía el ceño de manera desesperada. Dio dos pasos más hacia adelante y su frente pegó contra el duro y firme pecho de Jude, lo que le obligó a levantar la cabeza para mirar con quién había chocado accidentalmente. Cuando divisó el rostro del mismo hombre con el que había soñado, se atragantó con la saliva y la voz se le esfumó.

—Buenos días— saludó Jude sin muchas opciones y enarcó una sonrisa amplia. Por dentro moría de nervios, pero luchó por controlarlos. Internamente respiró profundo para tranquilizarse. Michael por otro lado, aunque no quería que su temblorina se notara, no logró hacerlo. Era un manojo de nervios que fácil hacía temblar el piso bajo él si uno se fijaba bien.

—Hola— fue lo único que pudo articular después de acomodarse un millón de veces los tirantes de la mochila que le colgaba por un solo hombro. Apretó los labios y observó a Jude "disimuladamente" de pies a cabeza. Es realmente guapo, pensó para sus adentros y suspiró con aires lujuriosos. Jude se dio cuenta, porque rio por lo bajo y abrió la boca para hablar de nuevo.

—Veo que vas de salida— le señaló las llaves en su mano, que seguían siendo un nudo ciego.

—Eh...— varias gotas de sudor se formaron en las patillas de su cabello y comenzaron a escurrir—, sí. Ya me iba.

—Lamento interrumpirte, es que soy nuevo aquí y quería ver si podías darme un poco de azúcar— era de entre todos, el truco más viejo y más tonto. Hasta estúpido se escuchaba cuando lo dijo. No podía creer que había dicho eso. Desde ese momento se consideró el tipo más bobo para conquistar a sus vecinos. ¿Qué clase de táctica era esa? Podría haber tocado a la puerta y darle un beso en los labios, o llevarlo a la escuela, quizá invitarlo a salir, cualquier cosa era mejor que pedirle azúcar en una taza con forma de vaca. Ni siquiera sabía por qué seguía parado allí.

—¿Azúcar?— preguntó incrédulo. Incluso ese niño supo desde que mencionó "soy nuevo por aquí" cuáles eran las intenciones de Jude, por lo que decidió cambiar su estrategia. Suspiró y puso los ojos en blanco.

—No, no era eso lo que en realidad vine a hacer— se sinceró. El corazón le latía más rápido que al principio.

—No, claro que no. Esa excusa es vieja, amigo— dijo con una naturalidad que hasta a Jude sorprendió. De manera que como el muchacho ya sabía lo que iba a hacer, se relajó un 80 %. Ya no tenía que temer por nada.

—Te vi ayer, supongo que tú también lo hiciste. Me gustas—concluyó y le despeinó el cabello con la mano libre. Michael se quedó petrificado tras las últimas dos palabras y ante el tacto de Jude. Cuando la mano del grandulón se posó sobre su cabeza, una electricidad le recorrió el cuerpo de ida y vuelta.

¿Me gustas? Me gustas... esas palabras hicieron eco en el interior de Mike unas cuantas veces. Buscó el significado hasta toparse con él. Debía estar confundiendo las cosas. Quizá lo que Jude trató de decir era que en realidad, le agradaba. Lo cual también parecía algo extraño, porque él no le caía bien a casi nadie. Era más bien un repelente para la gente.

—¿Qué?— el chico quería estar seguro de lo que sus oídos habían escuchado, pero Jude simplemente sonrió y se dio la vuelta.

—Nos vemos, chico— se despidió con la mano dándole la espalda y desapareció en el interior de su casa.




Michael y JudeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora