Capítulo 10

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Capítulo 10

—Quería llamar tu atención— justo en ese momento, después de haber dicho tal barbaridad, Michael se pegó—mentalmente— en la frente con la palma de la mano tan fuerte que pudo sentir cómo su cerebro salía disparado por su nuca. Era lo más tonto que había dicho en toda su maldita vida para intentar disimular su tan desesperada atracción hacia un tipo como Jude. Nadie lo podía culpar.

—Un "oye" o "me ayudas" hubiese estado genial. No era necesario que me ilusionaras de esa forma—levantó ambas cejas y meneó el cuello como los monos cabezones con resorte.

—¿Ilusionarte?—bajó la mirada y se puso a jugar con sus pies—. ¿Por qué iba un chico como yo a ilusionarte con el simple hecho de decirte que le atraes?— mientras Michael hacía todo el intento para no hacer contacto visual con Jude, éste se dedicaba a apilar las cajas que estaban llenas y a guardar más cachivaches en las otras. Se ponía en cuclillas para levantar las cosas del suelo y las ponía en las cajas.

—Porque me gustas y a lo mejor, si yo también te gusto me ahorrarías algo de trabajo— explicó. Nunca había tenido que explicarle a nadie por qué era bueno que otra persona se fijara en él. Era la primera vez y le resultaba bastante extraño. O tal vez no tanto, pero sí insólito.

—¿Por qué te gusto? Ni siquiera tienes porte de ser gay ni nada—tomó asiento sobre la mesa y se puso a hacer dibujos con el dedo sobre las millones de partículas de polvo que la cubrían. Primero dibujó una mariposa, luego un patito y al final optó por comenzar el boceto de su personaje favorito de Marvel, Deadpool.

—¿No has pensado en la posibilidad de que sea bisexual y no homosexual?— era cierto lo que él decía. Michael había malentendido las cosas. Dio por hecho de que como él era un chico y Jude un hombre, entonces era gay. La verdad era que también podían gustarle las mujeres y que prefería una postura más masculina para poder gustarle a ambos sexos.

—En ese caso no me gustaría tener nada que ver contigo— se defendió Michael de inmediato. Pero era más bien una postura de defensa hacia sí mismo. No entendía el por qué, simplemente lo hizo.

—¿Por ser bisexual? ¿Por qué?— Jude dudó al hacer la última pregunta, pero se animó después de varios segundos de pensarla. No perdía nada, al contrario, conseguiría más información.

—Porque eso significa que también te acuestas con mujeres o andas con ellas— se bajó de la mesa y se dispuso a continuar con su tarea. Ya casi era la una y aún le faltaba mucho tiempo para terminar de limpiar el garaje y lavar la ropa. Se maldijo internamente por tener que hacer esa clase de labores.

—Entonces qué bueno que no soy bisexual. Sólo me gustan los hombres— se encogió de hombros y tomó un trapo para limpiar la superficie de la primera mesa que ya estaba desocupada. Aún faltaban dos más, pero ya era una ventaja. Jude era incluso más rápido limpiando que el propio Michael, que no salía de esa clase de tareas durante los fines de semana.

—¿En serio? No pareces...

—Gay ni nada de eso, lo sé— lo interrumpió con vehemencia—. Incluso tú que eres homosexual tienes estereotipos— se detuvo un momento—. Que me gusten los hombres no significa que me guste tener complejos de chica, ¿sabes? Sólo mírate tú, tienes más finta de ser friki que homosexual.

—Claro— se sonrojó por los comentarios que Jude había hecho, pero se sintió más avergonzado por ser un friki—. ¿Y cómo sabías que me gustan los hombres?

—No lo sabía— reanudó el trabajo y terminó de limpiar la mesa. Puso sobre esta las cajas vacías y algunas otras cosas que creyó no estaban en condiciones para desecharse. Tenía un buen instinto, porque eran esas precisamente las únicas que no serían destinadas a algún donativo o a la basura.

—¿Entonces? ¿Cómo es que tuviste el valor para acercarte a mi casa y decir que te gusto con la tonta excusa de una taza de azúcar?

—Me arriesgué. Siempre me arriesgo muchacho, ese es mi trabajo— en eso consistía básicamente el futbol. Jugadas, estrategias y arriesgarlo todo cuando ya no había mucho por hacer. Ir hasta el final con la frente en alto ya perdieran o ganaran. Pero con Jude, lo primero casi nunca ocurría. Así de bueno era.

—Humm— asintió poco convencido. Durante cuarenta y cinco minutos ambos se dedicaron a sacudir, empaquetar y limpiar el garaje. Fueron esos tres cuartos de hora suficientes para terminar, lo que sorprendió a Michael. La tarea estaba hecha y ambos sucios. Pero eso no le importó a Jude, porque aunque ya no había hablado mucho desde el último monosílabo del pequeño, había logrado averiguar muchas cosas. Como que en realidad sí le gustaba, y que no tenía el mínimo problema en hablar de su homosexualidad, lo que le hacía creer que su familia lo aceptaba con naturalidad, o que en lugar de gustarle el ánime le gustaban los cómics, porque pudo ver la cara de Deadpool en la segunda mesa que limpió.

—¡Listo!— dijo Michael aliviado de haber terminado antes de las dos. Colocó los brazos empolvados y sudorosos sobre la nuca y se balanceó de un lado a otro con los pies contemplando el ordenado lugar. Emitió una sonrisa de medio lado y suspiró.

—De nada— Jude interrumpió la falsa victoria de Mike, pues él había sido el que había realizado la mayoría del trabajo. El chico se limitó a verlo y sonreírle todavía más amplio.

—A todo esto, ¿cómo te llamas?— preguntó por fin Mike. Era la pregunta que había estado esperando Jude todo ese tiempo. Se quedó sólo por eso.

—Jude Rickman.



Michael y JudeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora