Capítulo 17

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Capítulo 17

Michael abrió los ojos tan grandes que sintió que se le podían salir. Tragó saliva nervioso y se mordió los labios. Bajó la mirada sin saber qué decir o cómo reaccionar, algo muy común en él.

—¿No quieres ser mi primera vez?— preguntó de manera casual Jude. Dio vuelta en la izquierda como la voz robótica del GPS le ordenó casi de último momento. Estaban casi por llegar a la escuela de Michael y todavía no terminaban de platicar. Quería quedarse todo el día con él, pero sabía que los dos tenían responsabilidades y él ya tenía casi media hora de retraso y una multa de 50 mil dólares.

—¿Eh?... es que, creo que es algo exagerado, ¿No? Ser tu primera vez sería un desperdicio.

—Alguien tiene que ser mi primera vez y yo quiero que seas tú. Enamorarse no es un delito— entró al estacionamiento de la escuela y aparcó en doble fila con la intermitentes prendidas.

—¿Estás enamorado de mí?— su rostro se puso tan rojo como un jitomate.

—Comienzo a hacerlo, ¿Eso también te asusta?— levantó la ceja derecha y volteó a verlo cuando se detuvo totalmente.

—Mmmm... un poco, me asusta porque no sé qué vaya a pasar y no quiero que me duela— tomó su mochila e intentó abrir la puerta, pero el seguro se lo impidió. Jude se dio cuenta pero no se lo quitó.

—A lo mejor también te enamoras de mí, si me esfuerzo mucho. En cuanto a que te duela, no puedo decirte que no lo va hacer, quizá en algún momento duela, quizá nunca lo haga. A lo mejor las cosas terminan bien o simplemente no. Pero si no te arriesgas no lo sabrás— suspiró y recargó su cabeza en el asiento.

—No lo había visto de esa forma. ¿Los cristales son polarizados?— era una pregunta extraña, pero aun así, Jude la respondió.

—Sí, ¿Por qué?— frunció el ceño extrañado.

—Quiero besarte, pero no quiero que nos vean— se acomodó en el asiento para comenzar a acercarse a los labios de Jude. Se veía bastante chistoso sentado sobre sus rodillas encima del asiento del auto. Inclinó su espalda y posó sus manos sobre las rodillas para no irse de boca.

—¿Te da vergüenza que nos vean?— Jude miró hacia afuera por pura curiosidad y volteó el rostro para besar a Michael. Efectivamente, todos los ojos que estaban fuera de la escuela todavía, no dejaban de verlos de hito en hito. Aunque Jude sabía que en realidad no podían verlos, era algo incómodo.

—Me molestan— hizo una mueca de dolor y suspiró. Tomó a Jude por las mejillas y lo acercó a él para besarlo. Cerró los ojos para disfrutarlo más.

—Creo que ambos tenemos que irnos, ¿No lo crees?— dijo el coach cuando pudo separarse de Mike.

—Yo creo que sí, pero no quiero irme— contestó con los labios apretados. Entre abrió los ojos un poco para volver a la realidad—. ¿Pasas por mí?— se mordió los labios esperando un "No" rotundo que lo decepcionara, pero no fue eso lo que sus oídos escucharon.

—Te invito a comer, ¿Qué te parece? Sales a las...— Jude tenía mucho trabajo ese día, pero no podía decirle que no a esa pequeña criatura adorable. Sólo mirar sus ojos lo hacían derretirse. Era muy fácil perderse en sus pupilas con tan sólo verlas una vez.

—Cuatro, hoy salgo a las cuatro— en su cara apareció una sonrisa de oreja a oreja de lo emocionado que estaba. Todavía no ponía un pie fuera del auto y ya estaba deseando volver a su interior.

—Estaré aquí a esa hora— Michael se volteó para abrir la puerta, pero se detuvo en seco cuando vio a dos de los brabucones que suelen molestarlo todas las mañanas al cruzar la entrada principal del instituto. Volvió a encerrarse y no pensaba salir hasta que esos dos desaparecieran. El problema es que no iba a pasar eso porque a ninguno de los dos les interesaba álgebra y querían golpear algo. 

Michael y JudeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora