Capítulo 4: Quiero volver a casa.

225 14 1
                                    


La celda y las torturas me recuerdan a Jackof, que lo dejé y que seguro cree que morí. Pero me quiero despedir de él antes de irme a casa, porque me iré a casa aunque no sepa como.

Las heridas que tengo en todo el cuerpo no cicatrizaron en la mañana, ni siquiera se secaron, pero si atrajeron moscas toda la noche. Lo que no me importó ya sufrí demasiado una vez y la segunda no sufriría tanto.

Ya no podía seguir sufriendo, aunque no fuese demasiado... me voy a casa.

Me senté en el piso y deseé volver a casa: extrañaba a mi mamá, a Tomás aunque no lo viera tanto, a mis amigos, a mi época y a MI PAÍS. A mí querido país: ESTADOS UNIDOS.

"Quiero volver a mi época y mi país, quiero volver lo deseo más que nada "

Pero antes de volver a desear una vez más, escuché un llanto suave como si fuera de una niña y luego escuché más niñas, no sabía si eran alucinaciones ya que era muy probable que me hubiera vuelto loca y para comprobar si habían personas o niñas del otro lado de mi celda golpeé suavemente la pared del lado que había escuchado el llanto y dije: hola.

Luego de un largo y rotundo silencio una de las niñas me dijo tímidamente: hola... quién eres

- Soy Erica... es decir Éricka

- ¿Vienes a salvarnos?

- Eso... no lo sé, también estoy en una celda.

- Está bien, te comprendemos

- ¿Cuántas son?

- Somos... no sabría decírtelo

- Seguro son muchas

- No, no sé contar

En ese momento quise echarme a llorar, esas niñas no recibieron educación porque ya estaban hace mucho tiempo en la celda. Pero no podía quedarme de brazos cruzados y les pregunté:

- ¿les hicieron algo a ustedes?

Está vez fue la niña quien se echó a llorar desconsoladamente y yo no podía parar de imaginarme las torturas a las que la pudieron haberla sometido o a las demás niñas.

- No te preocupes Éricka, ya no pasa nada, solo que yo no tengo a mis padres yo... los vi morir.

- Lo siento

Ya no podía soportar ver a las niñas así, el dolor de mi pie ya no fue importante. Es peor que no recibir educación, es no recibir amor.

- Hoy nos vamos, Éricka

- ¿a dónde van?

- No tengo idea, solo Adamit lo sabe y yo soy la única que habla bien alemán.

- ¿cómo se enteró Adamit?

- Ella es la única que duerme de día y de noche permanece despierta.

De repente se escuchan, como cada mañana, los pasos de los soldados, pero esta vez gritaron a las niñas: ¡Sucias judías, salgan de su celda ahora!

Las niñas llorando salieron de sus celdas y fueron ubicadas una a lado de otra, mientras eran examinadas por uno de los soldados. Y las fueron separando, las más flacas y débiles de un lado, del otro las que seguirían en la celda. Las más débiles eran llevadas afuera, de seguro las iban a matar.

Entre las más débiles estaba Adamit, pues la niña que me hablaba desde su celda gritó: ¡Adamit, no te vayas quédate conmigo, hermana! No tardó mucho en ir ella también, porque intentó salir de la celda y luego intentó romper la pared y en ese momento los soldados hartos se la llevaron.

De repente, todo el ambiente se tornó silencioso, hasta que unos veinte disparos colmaron el aire de llantos, sangre y desesperación.

No lo soporto no puedo quedarme, no, no, no.

Para completar el terrible escenario y a causa de mi agonía tuve una alucinación, que parecía ser tan real: Vi a Jackof que venía hacia mí. Yo me quedé desconcertada y luego traté de abrazarlo, pero no había nadie en ese lugar, todo este tiempo estuve perturbada, no sé si Jackof existe en realidad o simplemente mi mente estuvo creando este escenario para calmarme y para que yo pudiera aguantar todas estas tragedias... aún puedo recordar cuando Jackof me hablaba en alemán para que yo le pudiera entender, o cuando me abrazaba para que yo pudiera dormir, o cuando me defendió y protegió ante los soldados... luego de decir esto último me quedo en silencio, me doy la vuelta y miro fijamente a la pared sucia y descascarada. Creo que he llegado a la locura, no puedo irme, no puedo quedarme, mi mente no desea ninguna de las dos cosas de manera completa, prefiero, en realidad ni siquiera sé lo que prefiero.

Creo que en estos momentos sería mejor haber muerto cuando me encontraron tratando de escapar en el avión de los soldados, me hubiera salvado de tantos sufrimientos y angustias, incluso me hubiera salvado de estas alucinaciones, pero quién sabe si en verdad Jackof estuvo aquí por un momento, eso me da la esperanza de que todavía está vivo. Aunque los soldados nunca la perdonarían la vida a un judío...

Si tan solo tuviera la oportunidad de volver acasa-me digo mientras pienso en lo que estoy a punto de decir –pero si tan solo tuviera la oportunidad de ver a Jackof.                            Esos son mis deseos y mi mente no puede decidirse por  uno de ellos.    



Esas rayas azules (#wattys2016)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora