Jackof mi miró decepcionado, como si todo su esfuerzo y preocupación por mí se hayan ido a la basura. La decepción es como si fuese que luches por salir del mar, pero te das cuenta de que nunca llegarás a la orilla.
Luego alegremente le dije:
- No quiero ser tu novia, porque ya soy tu novia.
La felicidad en sus ojos era inexplicable, eso fue suficiente para alegrarme todo el día.
- Gracias Éricka, me has hecho el hombre más feliz de todo el mundo.
Despues de un rato, nos quedamos dormidos y yo me acurruqué a su lado. En seguida nos despertaron a los gritos, no dormí demasiado, pero ya me bastó.
De repente, nos sacaron de la celda y nos juntaron afuera y nos condujeron a una caja cerrada que parecía una ducha, ya era el momento.
No, no puede ser, es imposible: habíamos llegado a la CÁMARA DE GAS.
Al llegar divisé una especie de cuarto lleno de agujeros en la parte de arriba, es como una gran ducha, pero es una ducha mortal.
Cuando entras a la cámara mueres rápidamente por causa del gas venenoso y asfixiante. Luego los soldados incineran los cuerpos y luego los dejan tirados en quién sabe dónde.
Mientras llegamos nos hacen formar filas, yo agarro fuertemente la mano de Jackof. El soldado nos separa.
Nuestras miradas se cruzan por un rato, hasta que llega un momento en el que ya no lo veo, se ha ido.
Cierro los ojos y me preparo, es hora de entrar, es hora de dejar de luchar.
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Esas rayas azules (#wattys2016)
RandomErica, un chica de 17 años amante de las historias de la Segunda Guerra Mundial y de todo lo que tenga que ver con los judíos, Hitler y las SS. Un día después de tantos esfuerzos logrará aparecer en esa época tan terrible, allí conocerá a Jackof u...