Capítulo 20: Corre

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-Tomás, te lo digo en serio, no me voy a alejar de ti, ¿Entendido?

-Está bien, como usted quiera su majestad.

-Muy gracioso. Cállate.

-Bien ¿cómo se supone que parezca muerta?

-Solo tírate al piso y yo te empaparé de sangre, pero obviamente necesitas tener algunos rasguños o cosas así.

-Si, de eso me encargo yo...

-Luego cuando venga alguien, solo deja de respirar. Es demasiado sencillo.

-Tomás, ¿en serio? Te comento que no son estúpidos, son la CIA, pueden oír mi corazón y darse cuenta

-Exacto

-¿Qué?

-Ellos no te quieren muerta, quieren ver cómo actúa eso que está dentro de tu cabeza

-¿Mi cerebro?

-Si, eso. Pero yo no creo que lo tengas.

-No pienso decir nada al respecto

-¿Ves? No piensas, y eso es una acción del cerebro. Por eso concluyó que tú, no tienes ni un gramo de cerebro.

Simplemente reí, porque era lo mejor que se me ocurrió en ese momento.

Pero antes, debía preguntarle algo.

-Sigo sin entender  ¿Jackof existe?

-Mira, Eri. Yo solo sé que la directora de la CIA me dijo que él estaba vivo, por lo tanto puede ser real. Además, si él no es real, puedo darme el placer de matar uno por uno a todos los integrantes de este manicomio científico-sonrió levemente- lo importante es que salgas de aquí, y rápido.

Asentí con la cabeza y me recosté en el suelo, una sustancia roja y asquerosa me cubrió por completo.

Luego se oyó el sonido de la puerta y unos pasos, empecé a contener la respiración. De repente dijo: Ella está muerta.

Mi corazón dio un vuelco y traté de no respirar.

Cuando me agarró, abrí los ojos y le di una patada en la panza, era una mujer pequeña. Tomás la llevó a un rincón y, luego, digamos que, la llevó a una mejor vida.

La puerta seguía abierta, corrí y salí: todo era blanco, kilómetros de paredes, puertas y manijas blancas. Todo era igual.

Llamé a Tomás a gritos, pero oí una voz:

-No, ella no puede estar muerta.

Yo me tiré al piso... y el gerente de la CIA, llamó a Tomás:

-¿la mataste?

-Con mis propias manos.

El gerente sacó una pistola y le disparó a Tomás en el abdomen. Y gritó como un loco:

-Ella está viva, idiota. Por eso tú estarás muerto.



Esas rayas azules (#wattys2016)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora