Jackof
Desde que nací, siempre disfruté al máximo de mi vida, muy sencilla, pero nunca me faltó nada.
Asistía con mi madre los sábados a la sinagoga de la ciudad, yo tenía una increíble fe en ese entonces.
A mi padre lo mataron cuando yo tenía unos 12 años aproximadamente. Sé que suena como si no me importase, pero la verdad es que lloré tanto por él, dejé de comer y viví en una esfera durante demasiado tiempo, que ahora es como si ya no doliera tanto.
Los judíos siempre fuimos objetivo de discriminación y burla desde que recuerdo, aunque cuando era más pequeño no era tan notable, y era más sencillo ignorar las burlas de los niños del barrio, pero conforme crecía, resultaba más difícil. Pero el día en que comprendí todo, fue el día de la muerte de mi papá, o más bien, el asesinato de mi padre.
Ese día como siemprefuimos caminando a la despensa judía de la ciudad (porque se nos estaba completamente prohibido utilizar los medios de transporte público, y mucho menos ir a una despensa común y corriente, debía ser judía) y en el camino a mi padre se le cayeron unas monedas de las más comunes y que valían prácticamente nada, yo oí el sonido de las monedas caerse, entonces retrocedí dispuesto a recogerlas, pero unhombre mal intencionado las tomó y dijo que eran suyas, yo le dije que eso no era cierto y que mi padre se había esforzado en conseguirlas. El señor solo me observó de arriba a abajo con cara de desprecio, y quizá determinó que éramos judíos, y se aprovechó de la situación.
Llamó desesperado a un agente de policía que se situaba en una esquina, y lehabló en alemán, pude comprenderlo, mi padre mehabía enseñado alemán para poder pasar desapercibido si mehicieran preguntas, así que esto es lo que pude comprender:
-Señor policía, este asqueroso engendro trató de robarme mis monedas
-No puede hablar así de las personas hombre, no tiene pruebas.
-Señor, es que... son judíos ¿Ve su estrella de David?- El policía nos miró levemente, como si eso le pudiera causar una ceguera o algo así, y le respondió.
-Ya veo el problema, no se preocupe me encargaré de ellos.
Luego el señor gritó algo, se acercó a mi papá y lo arrojó al suelo preguntándole porqué robó las monedas del señor, mi padre respondió en alemán que esas no eran las monedas del señor sino suyas, pero que si era problema se las entregaría. El alemán rió y luego prendió una bofetada a mi padre, quien se incorporó a trató de comprender qué pasaba. El oficial dijo que era asqueroso que un judío se atreviese a pronunciar siquiera una palabra en alemán, y que propusiese una solución era tan gracioso, debido a que siempre teníamos la culpa, sin importar la veracidad de la situación, siempre debíamos pagar por ello.
Luego cuando mi padre dijo perdón en alemán, el oficial vociferó nuevamente: No puedes decir nada en alemán, no tienes derecho. Seguido de esto, le pegó un tiro con su pistola en el centro del cráneo, y mi corazón se quebró en unafracción de segundo, sentí como el mundo caía sobre mí, y yo no podíahacer nada al respecto, no podía hablar, no podía reclamar, solo debía quedarme callado como siempre. Ese es el peor de los castigos: no tener el derecho a decir nada.
El policía lo pateó para comprobar su muerte, yo me tiré sobre el policía y le dije que no lo toque, él me agarró del cuello y me dijo: No te atrevas a tocarme, o acabarás peor que esta porquería de aquí. No pude soportarlo y simplemente le dije en alemán: La única porquería aquí eres tú. Luego me miró con ira y me arrojó contra el cristal de una tienda, el cristal se rompió y me cortó toda la piel y un poco la cara, por suerte nadie estaba en el local, me quedé en el suelo en medio de miles de vidrios rotos en mi piel y alrededor. Pero lo único que me dolía era saber que cuando regrese a casa no podré ir a contarle a mi padre como respondí a un policía, él me diría que no debería decirle eso, sino algo peor y juntos reiríamos.
Tal vez seguiríamos la lección de alemán, y me enseñaría a decir groserías a los alemanes entre otras cosas.
Pero ya no estaba, y nunca lo volvería a ver.
Ese mismo día me prometí proteger a mi madre, no tuve el valor para contarle.
A veces creemos que estamos protegiendo a las personas que amamos, cuando en realidad los únicos que necesitamos protección somos nosotros mismos.
Al día siguiente le conté todo a mi madre, y estuvimos como 3 semanas de duelo: sin dinero, comida, ropa, y judíos. Tuve que vender mis libros polvorientos, limpiar casas y recoger basura de las calles para comprar comida, o lo que pudiese.
Trabajé mucho, pero un día ocurrió algo terrible, la persona que me contrató descubrió que era judío, y me golpeó por eso, lo hizo varias veces, pero conseguí quitar unos billetes de su billetera, pero mi espalda estaba completamente roja y curtida.
Nunca más volví a tomar un trabajo en dos años.
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En esta parte narra Jackof
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Esas rayas azules (#wattys2016)
De TodoErica, un chica de 17 años amante de las historias de la Segunda Guerra Mundial y de todo lo que tenga que ver con los judíos, Hitler y las SS. Un día después de tantos esfuerzos logrará aparecer en esa época tan terrible, allí conocerá a Jackof u...