Capítulo 10: La realidad.

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-Erica,¿ puedes oírme?.

Me quedé pesando por unos minutos, era imposibles, desaparecí. No fue un sueño, o una pesadilla, fue real. No entiendo, me siento aturdida por todo lo que oigo, como si mis oídos desarrollaran el triple de la audición normal.

-¿Me oyes, hija? Entiendes lo que te digo- el tono de la voz de mi madre se oía desesperado como si fuese a temer que quede sorda repentinamente.

-Mamá... no estuve aquí.

- Dilo con claridad, no puedo comprenderte.

- No es fácil decirlo. Creerás que estoy loca.

-Solo dilo, ¿dónde estuviste jovencita?

-Mamá yo no estuve aquí -mi voz se tornó ronca pero aguda- No estuve ... en esta... época.

Mi madre comenzó a llorar, seguramente creeque estoy loca y que me metí en algo grave. Pero luego tuvo la valentía de preguntarme, aún cuando creía que enloquecí:

-Dilo

-A la Segunda Guerra Mundial , mamá.Pero créeme estuve allí.

-Sí cariño claro que sí. Luego me dio un beso en la mejilla y salió del cuarto.

Unos minutos después llegó la  enfermera acompañada de unos raros doctores, que no eran doctores, eran psiquiatras. Grité todo lo que me dieron mis intoxicados pulmones llenos de gas asfixiante, pero eso me recordó a Jackof y entonces salieron unas cuantas lágrimas de mis ojos, y así los "doctores" confirmaron que estaba loca de remate.

La mujer me tomó del brazo y me inyectó un sedante muy potente. Y me dijo:

- Estás a salvo.

Eso me lo dijeron antes de entrar a la cámara de gas. Todavía no logro unir las piezas, me morí y estoy aquí, Jackof existe, puede que no, estuve allí, no tengo pruebas. Mi camisa me ayudó a entrar... LA CAMISA.

Es prueba de que estuve en esa pesadilla, mi camisa judía, mi preciada camisa.

Le dije a la mujer que necesitaba mi camisa, la que tenía al llegar, pero solo me dijo que me la daría después.

En un momento mis ojos me pesaban y sencillamente los cerré, no luché ni dije nada. Solo dejé que sucediera, era lo mejor.

Despierto en otro lugar blanco distinto al otro, acabo de tener una pesadilla pero no entiendo la pesadilla, no la recuerdo. No encuentro mi camisa, muevo mis ojos para todos lados y la veo, está en una bolsa con el título: Al Basurero.

Lucho por moverme y no es extraño que esté nuevamente atada: estoy en un hospital Psiquiátrico.

Veo que mi madre llega, me mira a la distancia y entra al cuarto, con una mirada que me dice: es por tu bien hija,  le sonrío y me apresuro en gritarle lo más que puedo:

-Mamá, mamá... la camisa, estuve allí, mira la camisa, mamá.

Sé que no me cree, pero igual toma la bolsa y mira la camisa, empieza a inspeccionarla: la suciedad, el desteñido, la sangre salpicada y en manchas, los raspones, los agujeros y LA ESTRELLA DE DAVID. Pone cara de sorpresa y me dice temblando:

-Es... es cierto. Pero ¿cómo?




Esas rayas azules (#wattys2016)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora