Capítulo 22: No tan normal

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Hice todo lo que Tomás me dijo que hiciera, pasé por pasillos, crucé muchos lugares y llegué a un lugar donde habían dos puertas. Él me dijo que yo sabría qué puerta escoger, la verdad que no tenía ni la menor idea.
Hasta que me di cuenta de algo, una de las puertas tenía una inscripción en la perilla, era muy fina y solo se podía ver si se iluminaban levemente las letras.
Cuando logré hacerlo noté que la otra puerta tenía también un escrito en su perilla, la de la puerta que era blanca decía algo que me hizo temblar, era un nombre, no de persona, pero sí el título de algo que no pude recordar hasta ese preciso instante: la perilla decía «Esas rayas azules»
Ese era el nombre de mi diario, en  el que había escrito todo lo que me ocurría, antes de aparecer en la Alemania Nazi: que yo veía a Hitler y en mi habitación, junto con los aullidos de miles de judíos sufriendo y gritando de dolor, de pena, llorando porque era lo más satisfactorio en ese momento, así olvidaban por un instante del hambre.
Y el llanto era justamente lo que los diferenciaba de los nazis: ambos grupos estaban destruidos, los alemanes habían perdido hace tiempo su lado humano y los judíos tenían los cuerpos deformes y maltratados por causa del hambre y los castigos.
Pero el llanto los diferenciaba, porque los judíos lloraban por la pérdida de sus seres amados, porque aguantaban el dolor y en vez de reaccionar simplemente se lo tragaban porque era lo único que podían hacer.
En cambio, los alemanes no lloraban, ellos castigaban el dolor con más dolor, el odio ejecutando personas, la mentira cortando cabezas, se decían ser fuertes cuando en realidad eran solo unos cobardes insensibles.
Y ni siquiera miré la escritura de la otra perilla, yo sabía que esta era la correcta, algo me llamaba ahí dentro, o quizás alguien... creí que era solo mi cabeza, pero luego oí unos gritos desesperados y yo sabía perfectamente de quién se trataba: Jackof.
Abrí la puerta y una jeringuilla automáticamente atravesó mi cuello en una micra de segundo. No otra vez pensé, pero ya me estaba desmayando.
Cuando abrí los ojos solo podía ver un techo blanco ¡Qué raro que sea blanco! Me dije a mí misma
Entonces cuando intenté levantarme, sentí mi cabeza estallar, dos ventosas de hospital en mi cabeza.
— ¿¡Pueden parar con sus estúpidos experimentos!? No me importa qué maldita cosa estén averiguando, pero déjeme en paz una bendita vez... les prometo que no los demando si me dejan.
Luego, por una de las puertas, un chico entró corriendo, no tenía cara conocida ni nada, pero era bastante lindo.
Aunque nadie en un manicomio de la CIA podía ser totalmente lindo en todos los sentidos... así que le dije:
— Mira, intentas conectarme otra ventosa y te pateo, mi miras raro y te escupo, si me hablas de los avances de esta porquería las ventosas entrarán en tu trasero ¿Entiendes?

 así que le dije:— Mira, intentas conectarme otra ventosa y te pateo, mi miras raro y te escupo, si me hablas de los avances de esta porquería las ventosas entrarán en tu trasero ¿Entiendes?

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—Mira —dijo el muchacho con las manos en alto, llevaba una horrible camisa azul, pero algo me decía que era de la CIA— no quiero nada de eso, sé cuánto duele. Soy de la CIA sí, es cierto. Pero te ayudaré a escapar. He esperado mucho tiempo para poder liberar a alguien de  aquí, y al fin lo podré hacer.
—Si claro y yo estoy aquí por diversión, ¿Cómo esperas qué te crea si ni siquiera sé— empecé a contar con los dedos— quién eres, qué eres aquí, por qué me quieres ayudar cómo atravesaremos todo este edificio blanco con cámaras y guardias armados sin ser vistos y cómo conseguiremos todas las llaves de las  puertas.
—Primero debemos quitarte las ventosas ¿ok?
—Ok, pero no por eso evitarás mi cuestionario —sonreí, hace tiempo que no lo hacía—puedes responder cada una de mis preguntas.

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N/A: Hola ! Ya sé que no he actualizado mi historia en muucho tiempo, discúlpenme por eso, es que tenía muchas cosas que hacer, pero ya no más. A parte estoy enferma y lo único que puedo hacer es no hacer nada.
Nuevamente, perdón por mi larga ausencia y espero que hayan pasado bien las fiestas, aunque todavía no pasó el Año Nuevo..
Gracias por seguirme todo este tiempo!!! Los quiero!!!

Esas rayas azules (#wattys2016)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora